Iglesia Católica envió un cura pederasta a Bolivia

Un jesuita, Luis Tó González, y un agustino recoleto, José Luis Untoria Mahave, recibieron en los años noventa dos de las escasas condenas de cárcel por acceso a menores en España.

Los curas, en 1992 y 1997, respectivamente, tuvieron idéntico destino: fueron enviados de misiones en América Latina, para no ingresar en prisión por ser penas de dos años y no tener antecedentes.

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Luis Tó, profesor del colegio San Ignacio de Barcelona y condenado por acceder a una menor de ocho años, cuando él tenía 57, fue trasladado a Bolivia a los dos meses de la sentencia.

Por su parte, José Luis Untoria, profesor en el colegio Santo Tomás de Villanueva de Salamanca, fue condenado por acceder a diez alumnos del internado, ante esto partió a Perú. Tras el eco mediático de sus condenas, casi nada se supo de sus destinos.

El cura pederasta que llegó a Bolivia

En los años 90, el sacerdote que fue condenado por acceder a una menor fue enviado como misionero a Bolivia. Allí trabajó en El Alto, La Paz y Cochabamba, donde partió en 2017.

La indignante historia

Luis Tó González había recibido en España una condena de dos años por acceso a una menor, pero al no tener antecedentes y ser una pena de dos años, tuvo otro destino: fue enviado como misionero a Bolivia.

El cura, según un artículo publicado el domingo en el periódico El País de España, era profesor del colegio San Ignacio de Barcelona y fue condenado por abusar de una menor de ocho años, cuando él tenía 57.

El caso es similar al del padre agustino recoleto, José Luis Untoria Mahave, que en 1997 fue enviado a Perú pese a haber sido condenado.

Sobre el traslado a América Latina, desde España explicaron: “se veía conveniente alejarle de Barcelona”, dicen los jesuitas. “De esta manera, se le ocupó en tareas donde estuviera alejado del trato con menores”, explican los agustinos recoletos. Ninguna de las dos órdenes abrió un proceso canónico ni tomó luego mayores medidas disciplinarias, solo prohibirles la actividad docente. 

El padre Tó fue enviado a Bolivia “con la prohibición de tener actividad pastoral o docente con menores”, según los jesuitas. Sin embargo, al anunciar su muerte en abril de 2017, la curia boliviana dijo que el religioso colaboró toda su vida en el Centro de Multiservicios Educativos, la obra social educativa de los jesuitas, y en las escuelas populares de Fe y Alegría. 

Según una publicación del diario Opinión de Cochabamba,  de 2017, Tó Gonzales trabajó en La Paz y El Alto. Luego de tener problemas cardíacos y pulmonares tuvo que trasladarse a Cochabamba donde falleció a la edad de 82 años. 

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