La violencia contra las niñas lacra la sociedad boliviana

La violencia contra las niñas y adolescentes bolivianas y el abandono escolar femenino son males que persisten en los dos últimos siglos en el país, según un estudio presentado por el Fondo de Población de las Naciones Unidas (UNFPA).

Bolivia.com - Actualidad
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La violencia contra las niñas y adolescentes bolivianas y el abandono escolar femenino son males que persisten en los dos últimos siglos en el país, según un estudio presentado por el Fondo de Población de las Naciones Unidas (UNFPA).

Se trata del informe "Niñas y adolescentes en la Bolivia republicana: entre prejuicios, disciplinamientos y rebeldías", encomendado por el UNFPA a las investigadoras bolivianas Rossana Barragán, Ana María Lema y María Luisa Soux.

El estudio fue elaborado con motivo del Día Mundial de la Población, que este año está dedicado a la promoción de las inversiones para garantizar los derechos de niñas y adolescentes.

La representante del UNFPA en Bolivia, Ana Angarita, explicó que el objetivo del estudio era "conocer qué sabemos de las niñas y adolescentes, la forma en que la sociedad ha valorado y potenciado sus vidas" desde la fundación del país en 1825 y "cuáles son los desafíos actuales".

Según Angarita, el informe muestra que "el mundo no es como era en el siglo XIX", pues hay avances en distintas áreas, "pero la situación de niñas y mujeres adolescentes en muchos lugares continúa presentando problemas similares".

"El más lacerante y preocupante es la violencia contra sus cuerpos y todas las barreras que impiden su desarrollo integral y oportunidades para elegir su forma de vivir", indicó.

Las historiadoras centraron su investigación en cuatro áreas: la presencia de niñas y adolescentes en la producción historiográfica boliviana, en el ámbito laboral, en la educación, y analizaron la violencia de la que fueron y son objeto.

En cuanto a la violencia, Lema explicó que se pudo evidenciar que las niñas y adolescentes muchas veces quedan insertas en cadenas de violencia ejercida incluso dentro de sus propias familias.

Se ha constatado que a lo largo de los años se repite un esquema de "silenciamiento de las niñas, muchas veces desde sus propias familias que prefieren perpetuar las relaciones de dominación en el seno de la familia a sacrificar una fuente de recursos buscando arreglos o compensaciones", lamentó Lema.

Agregó que a ello se suma el hecho de que en los casos de violaciones, se culpe a las niñas de "provocar" a sus agresores "como una expresión moderna de reclamar por el recato de las mismas, como en pleno siglo XIX".

Bolivia es el país latinoamericano con índices más altos de violencia machista, y el segundo en violencia sexual después de Haití, según datos del programa ONU Mujeres.

El estudio del UNFPA también mostró que entre los siglos XIX y XX, la necesidad de educar a las niñas era "diferencial", ya que mientras las de las clases media y alta eran formadas inicialmente para ser "buenas amas de casa y esposas", las indígenas no eran consideradas siquiera como "sujetos de la educación estatal".

Con el avance de los años, la concepción de la educación de este sector "evolucionó" a la idea de que contribuirán al engrandecimiento de la nación, ya que se estaba formando a las "futuras madres de los futuros ciudadanos".

Algo positivo fue que se abrió la posibilidad para que las mujeres puedan formarse como maestras en institutos estatales o en universidades.

No obstante, el informe remarca que "pese a todos estos esfuerzos, el abandono escolar, particularmente en el área rural, continúa siendo uno de los mayores impedimentos para que las niñas puedan alzar la voz".

Una de las invitadas al evento, la senadora indígena aimara Máxima Apaza, señaló que en el campo, los padres solían decir que las mujeres estaban para servir a los varones y estos para ir al cuartel, por lo que se daba prioridad a la educación de los hombres.

"El resultado es lo que vivimos ahora, muchas mujeres de las áreas rurales, humildes, de pollera, no tenemos formación académica, no porque no queremos, (sino) porque así nos han inculcado (...) Hay que eliminar los estereotipos de educación y enseñanza", dijo Apaza.

El aporte de las niñas en el campo laboral también ha sido minimizado bajo el concepto de "ayuda", ya que pese a que han sido encargadas de labores domésticas para sus familias o para familias ajenas, esas tareas no se consideran como un trabajo. EFE