Inauguran primer horno para incinerar cocaína y evitar contaminación

La policía antidroga de Bolivia inauguró hoy el primero de tres hornos con los que incinerará cocaína y marihuana, dejando atrás prácticas manuales que arriesgaban la salud  y causaban daño ambiental.

La policía antidroga de Bolivia inauguró hoy el primero de tres hornos con los que incinerará cocaína y marihuana, dejando atrás prácticas manuales que arriesgaban la salud  y causaban daño ambiental.

El horno fue inaugurado en un acto en el que participaron la responsable de la lucha contra el narcotráfico de Alemania, Mechthild Dyckmans; el representante de la Oficina de las Naciones Unidas contra la Droga y el Delito (UNODC) en La Paz, Cesar Guedes, y diplomáticos de Gran Bretaña, Francia y Estados Unidos.

Los hornos, con un costo cada uno de 50.000 dólares financiados por esos países, permitirán incinerar entre 60 y 90 kilos de drogas por hora y funcionarán en las ciudades de La Paz, Cochabamba y Santa Cruz.

Dyckmans destacó en su discurso el "gran esfuerzo" de Bolivia en la lucha contra el narcotráfico y que Alemania es el segundo donante más importante de tres programas antidroga de la ONU en Bolivia, cooperación que, según dijo, se mantendrá en 2013 y 2014.

Guedes, que gestionó la compra de los tres hornos, destacó la importancia de contar con ellos para apoyar a la fuerza antidroga que el año pasado decomisó 36 toneladas de cocaína y más de 407 toneladas de marihuana, que era incineradas de "forma empírica".

Los agentes bolivianos quemaban la droga decomisada a campo abierto, provocando daños al medioambiente y con riesgos para su salud, reconoció hoy el jefe de la Fuerza Especial de Lucha contra el Narcotráfico, coronel Gonzalo Quezada.

En el acto de inauguración, también participó el ministro de Gobierno, Carlos Romero, que consideró la instalación de los hornos como un "salto tecnológico" para la policía antidroga.

Romero, que en las próximas horas se reunirá con Dyckmans para evaluar la cooperación, destacó que la Unión Europea es un aliado histórico de Bolivia para trabajar en el desarrollo alternativo a la producción de la hoja de coca, base de cocaína, mientras que Estados Unidos lo es en el área de represión al narcotráfico. EFE