Carlos Mesa reivindica 24 años de democracia boliviana

El expresidente, historiador y periodista Carlos Mesa reivindica en su más reciente libro, "Bolivia 1982-2006: democracia", que ese fue el primer período genuinamente democrático de la historia boliviana.

El expresidente Carlos Mesa durante una conferencia en La Paz. Foto: EFE
El expresidente Carlos Mesa durante una conferencia en La Paz. Foto: EFE

El expresidente, historiador y periodista Carlos Mesa reivindica en su más reciente libro, "Bolivia 1982-2006: democracia", que ese fue el primer período genuinamente democrático de la historia boliviana.

A pesar de que desde 1952, Bolivia alternó periodos fruto del sufragio con gobiernos militares, incluidas las sangrientas dictaduras de Hugo Bánzer (1971-1978) y Luis García Meza (1980-1981), Mesa sostiene que la verdadera conquista de la democracia se produjo a partir de 1982.

Mesa (2003-2005) sostiene que eso se produjo cuando los principales partidos del período, el Movimiento Nacional Revolucionario (MNR), el Movimiento de Izquierda Revolucionaria (MIR) y Acción Democrática Nacionalista (ADN), contribuyeron a consolidar una institucionalidad democrática como fin, y no medio para alcanzar objetivos políticos determinados.

En el ensayo de 150 páginas, el expresidente defiende una visión compleja del período y critica lo que denomina "adanismo" como un mal endémico de la política boliviana, del que no está exenta la Presidencia de Evo Morales desde 2006.

El "adanismo" se entiende como la pretensión de creer que la historia comienza con cada nuevo líder político.

En el texto, el historiador no elude los problemas del sistema democrático que degeneró de una cultura de consenso a otra de "turnismo" en el poder y reparto de ministerios y puestos en el empleo público entre los principales partidos.

Tampoco obvia las dificultades que estos gobiernos tuvieron a la hora de enfrentar una extrema pobreza secular y a la histórica marginación social, económica y política de los diversos grupos indígenas que, junto a los mestizos, son la mayoría de Bolivia.

No obstante, argumenta que incluso el Gobierno de Morales, que con la aprobación de la nueva Constitución Política del Estado en 2009 y la obtención de una participación mayoritaria sobre los ingresos del gas natural abre un nuevo régimen político, es deudor de algunos consensos y avances del periodo anterior.

Inclusive, Mesa sostiene -no por primera vez- que hay una "deuda" política de Morales con las reformas del primer Gobierno de Gonzalo Sánchez de Lozada (1993-1997), de quien fue luego vicepresidente en su segunda Presidencia, de 2002 a 2003.

Mesa sucedió a Sánchez de Lozada por protocolo constitucional cuando tuvo que abandonar el cargo tras la violenta represión de protestas que dejó alrededor de 60 muertos en octubre de 2003.

Las reformas en materia educativa, participación popular y descentralización municipal y la ley de tierras, sostiene Mesa, son "los pilares en los que se ha anclado el Gobierno de Evo Morales".

El actual mandatario, escribe el autor, "le debe al expresidente (Sánchez de Lozada) más de lo que está dispuesto a reconocer".

"Hoy tenemos que librar una batalla por la historia" sostuvo Mesa en la presentación de su libro esta semana y advirtió que su reivindicación del periodo 1982-2006 es "una afirmación del momento sin pretender la negación del que viene después".

Así Mesa, que fue designado por Morales como vocero de la causa marítima boliviana en 2014, valora también algunas medidas de gobernante indígena relacionadas con la inclusión de los sectores más pobres.

"Es incuestionable que estamos discutiendo los elementos de la democracia, debilitada pero que nos permite la libertad de decirlo. Y vamos a construir en los próximos años una respuesta que tiene que ser alternativa a la forma en cómo se ha administrado la democracia desde que el presidente Morales llegó al Gobierno", afirmó.

El expresidente ha criticado, por escrito y de viva voz, la voluntad de Morales de mantenerse en el poder a costa de la actual Constitución, que limita los mandatos y el no haber superado una forma de administración del Estado con problemas de clientelismo.

A pesar de que no ha negado ni confirmado su intención de ser candidato a la Presidencia, el exmandatario aparece en todas las encuestas al respecto como el eventual candidato opositor mejor posicionado para enfrentar a Morales en unos comicios. EFE

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