Goles de Cabezas: Bolívar campeón

El pasado domingo, la Academia alcanzó por vigésima sexta vez el título de campeón boliviano. Casi todos los reportes y referencias al nuevo logro  señalaron que es el N° 18

Técnico e hinchas bolivaristas celebran la obtención del título el domingo pasado en La Paz. Foto: EFE
Técnico e hinchas bolivaristas celebran la obtención del título el domingo pasado en La Paz. Foto: EFE

El pasado domingo, la Academia alcanzó por vigésima sexta vez el título de campeón boliviano. Casi todos los reportes y referencias al nuevo logro  señalaron que es el N° 18

Por Fernando Cabezas*
(N°1 – Segunda Época)


El pasado domingo, la Academia alcanzó por vigésima sexta vez el título de campeón boliviano. Casi todos los reportes y referencias al nuevo logro señalaron que es el N° 18, porque de manera errónea, los actores del fútbol y de manera particular los periodistas, con la fundación de la Liga del Fútbol Profesional Boliviano hicieron “volar de un plumazo” una de las partes más gloriosas del profesionalismo, es decir de 1950 cuando se lo instaura en nuestro país, hasta 1977 cuando emerge la Liga.

En los últimos días, Carlos Mesa Gisbert, un apasionado futbolero entre otros atributos, recordó que el fútbol en Bolivia no apareció con la Liga y que, por respeto a toda la gente que escribió grandes páginas del balompié en esos 27 años, tendríamos que hablar de los campeonatos que tuvo cada plantel, sumando todos sus títulos, sin olvidarnos de uno sólo.

Para resaltar la injusticia que es borrar de la historia esas primeras etapas del profesionalismo, debemos recordar que en las canchas de aquellas épocas hubo jugadores de la talla de Víctor Agustín Ugarte, el Maestro del Bolívar que para muchos fue el más grande jugador de todos los tiempos; Ramón Guillermo Santos; Max Ramírez, el Chino que deslumbró en Ferroviario y en The Strongest; Wilfredo Camacho, el del fútbol camachista de Municipal; Ausberto García, el Oso del imbatible Wilstermann de los 60; Griseldo Cobo, para algunos el mejor arquero de la historia; o Armando Murillo, el de los Húngaros de San José, para citar sólo a algunos.

MÁS RUIDO QUE NUECES

Marcelo Claure había anunciado que presentaría “un plan para salvar el fútbol nacional” y el sólo anuncio dejó en el ambiente una desconfianza parecida a la que se siente cuando, en la calle, te ofrecen soluciones definitivas como pócimas mágicas, bajar de peso sin dejar de comer o alcanzar la felicidad en 24 horas.

El plan fue publicado el pasado martes 14 en todos los periódicos del país y como puede suponerse, una página de periódico no alcanza, se llena con conceptos generales. Claure y Guido Loayza, los autores de la propuesta, deberán profundizar los conceptos expresados, por lo menos en los temas neurálgicos. En esta primera publicación reiteraron aspectos que, en los últimos años, los actores del fútbol los van repitiendo hasta el cansancio: Que el fútbol sea manejado por un ente y no por tres; que se de importancia real a las divisiones inferiores con campeonatos serios; que los árbitros se capaciten o que la justicia deportiva sea seria.

Pero los días van pasando y los autores de la propuesta no están reforzando su idea y corren el riesgo de que su “plan para salvar el fútbol” termine siendo otro canto de sirenas que, además, les reste seriedad cuando vuelvan a referirse al tema.

LO QUE SE VE, SE ANOTA

Alejandro Chumacero, refiriéndose a la campaña stronguista, les dijo a los periodistas “… no podemos decir que es un fracaso…” (La Prensa 14/5/2013) Según el diccionario de la Real Academia Española, fracaso es malogro, resultado adverso de una empresa o negocio; y sus antónimos son triunfo, logro.

El emblemático jugador atigrado piensa que anduvieron bien; los números fríos dicen que no. The Strongest actualmente está en el sexto lugar de la tabla de posiciones del Campeonato Clausura de la LFPB y sin posibilidades de clasificar a un torneo internacional.

En la Copa Libertadores de América tampoco le fue bien: No ganó ningún punto en condición de visitante y de local sólo obtuvo seis de nueve posibles y con esa puntuación, el Tigre de Achumani terminó último en el Grupo Tres.


* Fernando Cabezas es periodista