Goles de Cabezas: Apuntes del fútbol boliviano

El fútbol boliviano está siendo golpeado con inusitada  frecuencia. Esta vez no nos referimos a las derrotas en la cancha sino a las cachetadas del destino.

El fútbol boliviano está siendo golpeado con inusitada  frecuencia. Esta vez no nos referimos a las derrotas en la cancha sino a las cachetadas del destino.

Por Fernando Cabezas*
(N°2 – Segunda Época)

Hace menos de dos meses murió Lorenzo Carri, un destacado periodista que miraba el fútbol como un juego simple y así de simple lo explicaba y comentaba. Él sostenía que el deporte no denigra y que en una cancha nadie juega su honor.

Y otro que miraba el fútbol con alegría fue Juan Américo Díaz que murió el pasado 30 de mayo. También nacido en Argentina como Carri. Juan Américo llegó para Mariscal Santa Cruz y fue con la camiseta blanquiceleste con la que alcanzó el logro más grande de un equipo boliviano en torneos internacionales: Campeón de la Recopa de 1970, un torneo sudamericano que fue hecho para que participen los terceros de cada país que por esos años no accedían a la Copa Libertadores de América. Sobre este goleador nato, cuenta su eterno socio en las canchas, Juan Farías, que en un entrenamiento ambos cayeron y que Díaz quedó sobre él. Al levantarse le dijo “pesas como un tanque” y allí nació la leyenda del Tanque Díaz.

Finalmente, en este recuerdo póstumo, apuntar hace pocos días, el 8 de junio,  murió Mario Mena, un excepcional centro delantero tarijeño, del Bolívar de los años 50 y la primera parte de la década de los 60, que jugó con jugadores de renombre como Édgar Vargas y Víctor Agustín Ugarte. Cuentan que hizo una amistad de privilegio con Ramón Guillermo Santos, “un cinco” que llegó de Tucumán y que en broma decía que si algún día se naturalizaba boliviano, sería tarijeño, como su compadre Mario Mena.

Como a falta de pan, son buenas las tortas, por estos días de receso futbolero, ganan espacio los rumores sobre nuevas contrataciones y jugadores que cambian de camiseta. Ese debe ser un dolor de cabeza para directores técnicos y tesoreros de los equipos. Los jugadores nativos elevan sus pretensiones económicas porque saben que son pocos y que las normas limitan la participación de extranjeros en el torneo boliviano; es decir que son algo así como un mal imprescindible y caro. Dicen que el criterio para imponer siete nativos en cancha es para proteger el balompié boliviano… si así, con normas proteccionistas estamos como estamos ¿No nos iría mejor si abriéramos las fronteras, bajaran las planillas e invirtieran en la formación de talentos?


* Fernando Cabezas es periodista