Bolivia vivió un hito democrático

Lunes, 19 / Jul / 2004
 
(La Paz - La Razón)Tres analistas opinan sobre la jornada del referéndum. La percepción común es positiva: la asistencia masiva a las urnas reflejó un contundente apoyo a la democracia participativa.

“El referéndum ha sido un espectáculo de nacionalismo”
Humberto Vacaflor, es periodista


Desde Londres, la muy famosa revista The Economist dijo en su editorial de esta semana que, aunque pobre, Bolivia es un país que marca tendencias (trend setter) en América Latina y que ahora las empresas petroleras deberán tomar en cuenta el resultado del referéndum para saber cómo deben actuar en toda la región.

Una opinión muy diferente a la que tienen de Bolivia algunos medios de este lado del Atlántico, con opiniones teñidas de racismo o con pronósticos perversos. En nuestro continente, sobre todo en medios de Estados Unidos, se habla de Bolivia como un país suicida. Desde más lejos, la revista inglesa tiene otra visión, una visión más mesurada y certera. Dice que el referéndum muestra una profundización del proceso democrático boliviano. Y que tener problemas por no saber qué destino se dará a los hidrocarburos es una cosa muy grave, pero que más grave es no tener hidrocarburos.

El referéndum vinculante ha sido un espectáculo de nacionalismo, de reafirmación del espíritu de unidad de los bolivianos. Se han visto escenas emocionantes, que muestran la reacción de un pueblo humilde ante la situación crítica que se vive y las adversidades que nos desean los agoreros. Fue como si los bolivianos hubieran decidido dar al mundo una muestra de valor y determinación para salir adelante.

El SÍ ha ganado. Y eso está muy bien. Las preguntas casi no tenían importancia. La asistencia mayoritaria y la respuesta contundente, similar en todos los rincones. La señal importante es el espíritu cívico, de apoyo a la democracia.

Lo importante ahora es que el país comience a mirar hacia el futuro con menos obsesiones por las materias primas. Vamos a cobrar más impuestos a las petroleras. Eso es probable. Aunque a veces ocurre que por cobrar más impuestos por las riquezas que tiene nuestro territorio, hemos perdido la riqueza con el territorio incluido. Habrá que aprender que un país se hace no solamente con los impuestos a las empresas que explotan los recursos naturales, sino —y sobre todo— con el trabajo de la gente, con la iniciativa para crear y progresar de cada uno de los ciudadanos.

En ese sentido, es muy alentadora la noticia que se difundió ayer, en domingo de referéndum: más de mil empresas se crearon entre enero y junio, en este año de crisis. Eso sí, habrá que acabar con la corrupción. La tarea está, al parecer, bien encaminada.

“A partir de ahora el país será diferente”
Gonzalo Chávez, es economista


Ayer se vivió un hito histórico en el avance de la democracia en Bolivia. Los bolivianos han demostrado que pueden resolver o comenzar a resolver sus problemas sociales y económicos, profundizando la democracia. Por un lado se ha revalorizado la forma de hacer política desde el voto. Por otra parte, ha sido un acto que le ha devuelto la voz al pueblo y le ha dado un oxígeno político trascendental al Gobierno.

De los resultados del referéndum salen ganadores y perdedores. Uno de los grandes triunfadores de este referéndum es el presidente Mesa, que ha ganado en las cinco preguntas que había propuesto; ciertamente con contundencia en las tres primeras, pero también en la 4 y 5, aunque con menos margen.

En el campo de los movimientos sociales, políticos y sindicales, la consulta tiene una gran trescendencia. Creo que el MAS es un ganador importante; y en el caso de líderes como Solares, De la Cruz y Quispe, o partidos como la NFR, que se han opuesto radicalmente a la consulta, esto significa una derrota.

También se puede decir que, además de haber revalorizado la política, el referéndum coloca en un desafío central al Congreso boliviano. Los partidos políticos tienen que estar a la altura del mensaje de unidad, de madurez que ha enviado el pueblo a través del voto. Esto debe traducirse en la reconstrucción de los equilibrios políticos del país. La ingeniería política, por lo tanto, es compleja todavía.

Van a haber interpretaciones diversas. Pero el desafío de lo que es la ingeniería política depende del Gobierno y su capacidad de operativizar este apoyo importante que ha recibido; del Congreso que debe estar a la altura para concertar y viabilizar la política energética del país; de la madurez de los líderes sindicales y regionales que, tanto del lado de los vencedores como de los perdedores, tengan la capacidad de seguir en una política de alianzas y de concertación; y sobre todo es un desafío central para las empresas transnacionales, que deben entender el mensaje de que Bolivia quiere hacer un cambio para bien de su política energética.

A partir de ahora el país será diferente. Esto no significa que los problemas se nos van a acabar, pero estamos en un mejor escenario político para llegar a consensos, rumbo a la Asamblea Constituyente.

“El pueblo boliviano es más sabio de lo que pensaba”
Winston Estremadoiro, es antropólogo


Nada como el tema del referéndum para confundir a la gente, mascullaba. Es un logro de la llamada “agenda de octubre”, lectura engañosa de los alborotos que tumbaron a un Presidente electo en democracia y están bamboleando al sucesor con demandas imposibles de satisfacer, escribí.

Son los mismos demagogos que se llenan la boca con la democracia y los años que tomó y las muertes que costó, que hoy la sabotean imponiendo consultas directas aún más imperfectas, de las que la mayoría de los bolivianos están al margen, sea por la marginalidad física en un país invertebrado, o por la marginalidad intelectual en un pueblo cuarteado por la pobreza material y educativa, reflexionaba. Pero el pueblo boliviano es más sabio de lo que pensaba. Luego de enterarme de los resultados de un porcentaje ya sin posibilidades estadísticas de sorpresas, analizo.

Los bolivianos intuyeron que el referéndum tiene dos aspectos. El primero es que es el primer hijo de una nueva República, del querer ejercitar una nueva forma de hacer democracia. El problema es que todo el mundo quiere que sea perfecto, pero como me recordaba un amigo, con el hijo primerizo lo más que se puede esperar es que nazca sano y salvo. Con el segundo se tendrá más experiencia.

El segundo aspecto del referéndum es que las preguntas para un tema técnico nunca van a satisfacer a todos. De entrada es complicado informar al ciudadano común sobre las aristas y ángulos de asuntos peliagudos. Es difícil convencer al pueblo de que lo que se va a hacer es bueno en un país de escarmentados y desconfiados ciudadanos. Encima vienen los opositores, esos que dirán cualquier burrada para confundir a la gente y llevar agua a su molino. No son tantos los opositores, lo demuestran los resultados del referéndum, aunque se sospechaba lo contrario. Cómo no, si hasta pocos días antes los demagogos estaban armando bloqueos y manifestaciones cuyo efecto térmico era mayor por la cobertura mediática.

Si el electorado boliviano en democracia estuvo compuesto del voto consciente, del voto consigna, y del voto ovejuno, los bolivianos del primero —los ciudadanos del ejercicio reflexivo de un nuevo elemento de la democracia boliviana— habían sido, nomás, la gran mayoría. Albricias, Bolivia, y a trabajar.
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