Adopciones, un vía crucis con final feliz

Actualidad - Martes, 21 / Mar / 2006
 
(La Paz - La Razón)
Bolivia.com

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Una pareja de italianos narra su experiencia a la hora de adoptar un niño boliviano. Las irregularidades están hoy más controladas que antaño.

La cigüeña ya no trae un niño al seno de una familia, sino una familia al niño en desamparo´. De la frase, perfecta y por eso contundente, al hecho: Abel es un niño que descubre un mundo en cada objeto; cuando raya la pizarra con colorante azul se sorprende, luego, al pasarle por encima el rojo, cuando éste actúa como borrador.

´¡Se borra!´, dice mirando a sus padres, los padres que nunca tuvo. Con seis años y una familia adoptiva desde hace unas semanas, está cumpliendo el sueño más preciado de su corta vida. La felicidad, esa dicha esquiva en tanta gente, le brota por los ojos y por la boca en cándida sonrisa.

Moreno, de andar derecho y mirada vivaz, Abel es un chico introvertido como Pascual, de 43 años, su padre italiano, que desde la mesa persigue, sin dar un solo paso pero con suma atención, cada uno de los movimientos de su niño. Y Ana, de 42, esposa de Pascual, es la que se explaya en los comentarios.

´Como es lógico, Abel no habla italiano, aunque lo entiende todo y pregunta cómo se dice esto o aquello en italiano. Pero el otro día ocurrió algo muy curioso: él me consultó y le expliqué cómo se decía una palabra en nuestro idioma; escuchó pacientemente y después me dijo tranquilo: Bueno, pero todavía estamos en Bolivia´.

El relato de Ana vuelve a iluminar a la pareja con una risa cómplice. Para ellos, después de tanto tiempo juntos y solos, la llegada de otra persona a la familia representa algo nuevo. Pero, a la vez, por momentos sienten que Abel estuvo toda una vida ya a su lado. Quizá por eso prefieren no tocar el tema del pasado del niño. Al respecto, sólo conocen algunos datos que les dieron en el Servicio Departamental de Gestión Social (Sedeges).

La recién estrenada mamá destaca ´la bondad y la sensibilidad del pequeño´, mientras que el papá elogia al juez boliviano que, tras comparar los antecedentes de la pareja con los del niño, se decidió por unirlos para siempre.

Sin embargo, reconocen que al principio se enfrentaron con algunos inconvenientes. Abel, además de ser sensible, mostró cierta inseguridad, ante lo cual sus padres se abocaron a dotarle de toda su confianza y a enseñarle una manera distinta de comunicarse.

Admiten también que, después de haberse criado en un hogar de acogida, el niño estuvo sometido al estrés ante lo que podía ser un cambio fundamental en su vida. Abel, además, tuvo que responder a una entrevista con la psicóloga y la trabajadora social del Sedeges.

´Hay muchos niños´

Desde un principio, Ana y Pascual querían adoptar un pequeño que no fuera italiano. ´En el mundo hay muchos niños´, reflexionaron, y el destino les condujo finalmente hasta la ciudad de La Paz.

Eligieron Amici dei Bambini (AiBi), entre muchas ONG italianas, porque les parecía muy justa su manera de trabajar, al no dejar a las parejas escoger el país, el niño, la edad o el sexo del pequeño.

También pesó en la pareja la noción de que ésta podía ser una de las últimas posibilidades de Abel para tener una familia. ´En Bolivia, los niños de seis o más años no tienen oportunidad de ser adoptados por familias bolivianas´, afirma Manuela Repachi, trabajadora voluntaria de AiBi.

Según Marco Antonio Yira, que acaba de dejar su cargo de Responsable de Política Internacional del Viceministerio de la Niñez, Juventud y Tercera Edad, ´hay chicos que están hasta ocho años en un centro de acogida sin siquiera tener una orden judicial´, pese a que los hogares deberían comunicar al juez de la Niñez y la Adolescencia cualquier internación en un plazo no mayor a las 72 horas.

Pero la problemática de los niños en adopción no acaba allí; todo lo contrario, ésa es apenas la punta del ovillo. Sin contar los niños de la calle, en todo el país hay cerca de 16.000 ´institucionalizados´, en centros de acogida. De esa cifra, por la situación legal irregular de la gran mayoría, únicamente el cinco por ciento está habilitado para una adopción.

En todo el país, mientras tanto, la cifra de hogares supera el centenar, entre estatales y delegados a ONG o fundaciones religiosas.

Antes de la adopción

Para que Abel gozase del amor de su familia, Ana y Pascual tuvieron que pasar muchas pruebas. En Italia, antes de obtener de un tribunal de justicia la idoneidad para adoptar, transitaron un largo camino por oficinas de servicios sociales y psicólogos, que tenían la misión de constatar la capacidad de la pareja para criar un hijo.

Ya en Bolivia, asistieron a dos de las tres audiencias obligatorias que se fijan para las adopciones internacionales. Después de la primera, pudieron visitar a Abel en el hogar y estar un día con él. A partir de la segunda, el niño salió del albergue y empezó a convivir con ellos. En la tercera, como los informes eran favorables, la pareja recibió ya al niño oficialmente.

Pero después vino la excesiva burocracia, que hace siempre que las parejas deban quedarse hasta tres meses en un país desconocido.

Sin contar los pasajes y otros gastos, sólo en trámites realizados en ambos países, Ana y Pascual gastaron más de 8.000 euros. El principio de gratuidad en Bolivia no se cumple. Pero el representante legal de AiBi en Bolivia, Claudio Calisti, aclara que al menos los adoptantes italianos pueden recuperar la mitad de sus gastos, salvo alimentación, al retornar a su país.

Organismos autorizados

En Bolivia hay 29 organismos intermediarios autorizados para la adopción internacional, la mayoría italianos (nueve, entre ellos AiBi) y españoles (cinco). Francia, Suiza, Dinamarca, Holanda, Israel, Suecia, Noruega y Alemania también tienen representantes en el país para llevar adelante la labor.

Y los organismos mencionados cuentan con la correspondiente acreditación de sus respectivos estados para trabajar con todo el tema de las adopciones en Bolivia.

Antes, a estos organismos se les denominaba ´agencias intermediarias de adopción´ y firmaban directamente convenios con Bolivia. Pero con el antiguo Código del Menor, según Yira, no se ejercía ningún control directo a las agencias.

Ahora, el nuevo Código del Niño, Niña y Adolescente obliga a firmar acuerdos bilaterales de Estado a Estado antes de cualquier adopción. Con esto, los países se responsabilizan de cada situación anómala que pueda presentarse.

De hecho, en el país se registraron hace poco dos problemas graves: en Sucre con el organismo español ADECOP y en Santa Cruz con el italiano ´Teresa Scalfatti´.

A estas irregularidades, además, se suman las preocupantes noticias sobre tráfico de menores y adopciones ilegales en Bolivia.

Al respecto, Elizabeth Patiño, ex viceministra de la Niñez, Juventud y la Tercera Edad, admitió en su momento que entre 2002 y 2003 se dieron en adopción, legalmente, 313 niños a familias extranjeras, pero que estimaba que las adopciones ilegales eran ´más numerosas´.

Por el bien de los pequeños

Como Ana y Pascual decidieron adoptar un pequeño de seis años, hay parejas dispuestas incluso a hacerse cargo de niños con enfermedades graves. Testigo de algunos de estos casos ha sido Raúl Frías Funes, asesor legal del Servicio Social de las Mujeres Católicas y Amici Trentini, instituciones católicas, de Alemania e Italia respectivamente, acreditadas para tramitar solicitudes de adopción. Y a Raúl le dan pena algunas parejas que piden ´niños de su mismo color, simpáticos y sanos´.

Pero no es el caso de Ana y Pascual, para quienes la simple sonrisa de Abel cada vez que les mira a los ojos compensa el intenso vía crucis vivido los pasados meses.

a modo de mantener la privacidad de los implicados en la adopción, para ilustrar la nota se ha realizado una producción de fotos.
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