Aiquile festeja al son del charango

Cultura - Viernes, 03 / Nov / 2006
 
(ABI)
Bolivia.com
Aiquile ha adoptado, por derecho propio, al charango como su instrumento emblemático. La calidad del trabajo de sus artesanos y el virtuosismo de sus interpretes, lo justifica plenamente. Para el aiquileño, el charango es parte inseparable de su vida, en sus alegrías y en sus penas.

El charango se enorgullece de su origen plebeyo y su carácter hualaycho pero no se corre de aceptar el acompañamiento, en un triste kaluyo o en un alegre huayñito, de su pariente más aristocrática: la guitarra.

Coincidiendo con la Fiesta de Todos los Santos, Aiquile se engalana todos los años para rendir pleitesía a su instrumento característico. Si bien es normal que durante todo el año, el silencio de la noche se vea interrumpido, de tanto en tanto, por los sones, quejumbrosos unas veces, y alegres y despreocupados; para Todos Santos, el charango adquiere omnimoda presencia.

Uno de los más importantes rubros en la economía de Aiquile, es la prestigiosa industria artesanal del charango. La abundancia, en la zona, de especies forestales idóneas para la fabricación de éste instrumento y la extraordinaria habilidad de los artesanos aiquileños, han hecho del "charango aiquileño" un producto de gran reputación, codiciado por legos y conocedores del arte de su ejecución.

Esta actividad, al margen de la mano de obra que emplea directamente en la fabricación especializada de éste instrumento musical, genera una considerable cantidad de fuentes de trabajo, entre quienes se dedican a comercializar éste instrumento en mercados nacionales e incluso en los mercados de países vecinos.

Incluso se ha denunciado la venta con cambio de Origen del "Charango Aiquileño" en el exterior, habiéndose vendido éstos haciendo gala y propaganda de otras poblaciones fuera del país. Esta fue sin duda alguna, una de las razones que han impulasado a la realización de la "Feria y Festival Nacional del Charango", en Aiquile, Sede y Capital Nacional del Charango

Fue en noviembre de 1984, que un grupo de jóvenes aiquileños, denominados "Jark'iris", amantes de su tierra y del folklore, con una visión extraordinaria y con la colaboración del Centro de Residentes Aiquileños en La Paz y otras notables personalidades oriundas de ésta tierra, hicieron realidad la 1 Feria y Festival Nacional del Charango.

El objetivo primario de los fundadores de éste evento, alcanzaba básicamente dos aspectos : incentivar la creación de nuevos valores en la interpretación y ejecución del charango, y promocionar la producción artesanal y la comercialización de los excepcionales charangos que se producen en Aiquile, con una calidad de manufactura reconocida más allá de nuestras fronteras.

La fecha elegida para realizar anualmente éste evento, no respondía al azar ni mucho menos, sino mas bien a un objetivo concreto y específico : hacer conocer a los bolivianos una de las tradiciones más auténticas y vivas de la zona, la Festividad de Todos Santos una celebración de extraordinario colorido, en que los Aiquileños comen y beben, una gama infinita de exquisiteces gastronómicas, compartiendo entrañablemente con sus difuntos, como si nunca hubiesen partido al más allá.

En todo este tiempo de realización, mucho sacrificio tesonero, muchos amigos y muchos grandes artistas han contribuido para hacer de la Feria y Festival, lo que es hoy, un evento de auténtica trascendencia nacional y uno de los pocos de verdadero apoyo y fomento a la cultura y al folklore.

La retrospectiva nos muestra un largo camino recorrido y muchos frutos recogidos : por ley 2582 de 9 de diciembre de 2003, se ha logrado el reconocimiento de la Feria y Festival Nacional del Charango como Patrimonio Cultural Oral e Intangible de Bolivia y Aiquile ha sido declarada Capital Del Chrango, se han promocionado noveles artistas que han logrado consagrarse a nivel nacional, se ha establecido la primera escuela de fabricación y ejecución del Charango "Kewiña" y se ha despertado el entusiasmo de niños y jóvenes para el aprendizaje y la práctica del charango.

Mas allá de todo lo enunciado, el principal logro de la Feria y Festival Nacional del Charango ha sido, el de proyectar el nombre de Aiquile, en el contexto nacional. Hasta antes del terremoto de mayo de 1998, Aiquile era conocido gracias a su festival del charango y mucha de la solidaridad recibida provino de entrañables amigos conmovidos por la tragedia de este pueblo bello, alegre y acogedor, que alguna vez conocieron, en ocasión del festival.

Otro aspecto relevante del Festival del Charango, es la confraternidad que se manifiesta entre los bolivianos de los cuatro puntos cardinales del País, que acuden al llamado del charango, por lo que bien podría llamarse el festival de la fraternidad.

Los aiquileños dispersos en la patria entera y más allá de ella, junto a tantos y tantos amigos que cual si escuchasen cantos de sirenas, se congregan en Aiquile cada año, al oír los trinos del charango ; este instrumento hualaycho, que ha logrado atrapar en sus maderas, el sonido del arroyo que se desliza entre las piedras, en una noche de luna llena.

Quienes llegan a participar de esta fiesta, sucumben para siempre al embrujo y al encanto de una tierra donde el charango parece fundirse con el alma, para emanar efluvios de amor, de nostalgia, de alegría o de tristeza, capaces de hacer vibrar los sentimientos más profundos como nunca antes. El canto de las sirenas tiene sones de charango.

Los propios aiquileños se enorgullecen de que la naturaleza haya privilegiado a su valle con las especies arbícolas más apropiadas para la fabricación del charango.

Una de esas especies es la Escollonea Millegram, comúnmente conocida con el nombre de Najna. De poco tamaño, podría decirse que es un arbusto, aunque en realidad es un pequeño árbol que crece en lugares escarpados, rocosos e inaccesibles de los montes aiquileños.

Este 2006, se cumple la 23 versión de la Feria del Charango, instrumento cuya interpretación no puede ser concebida sin el debido acompañamiento de un sabroso y colorido "uchucu" y para bajar los efluvios gastronómicos, una tutuma, rebosante de buena chicha aiquileña.
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