Una multitud en Tiwanaku fue testigo de un hito en la historia

Domingo, 22 / Ene / 2006
 
Bolivia.com
(La Paz - La Razón) Unas 30.000 personas asistieron a la posesión andina de Evo Morales en el complejo arqueológico de Tiwanaku. El comercio caracterizó a una jornada en la que ponchos y pututus reafirmaron su identidad en una fiesta andina.

“Su vida, su campaña, su gira... Cómprese la Biografía de Evo Morales a 1 boliviano. ¡No se mich'e con el Presidente!”, gritaba ayer Remigio Condori en las puertas del complejo arqueológico de Tiwanaku. En su improvisado puesto ofrecía también títulos como La gira de Evo Morales y La campaña del MAS, ambos a Bs 2. “¡Lea pues, no viva en la ignorancia!”, convencía a sus clientes y hasta el mediodía había vendido al menos un centenar de libros de bolsillo.

A su lado, Marina López ofertaba a Bs 3 llaveros y calendarios con la imagen del Presidente electo. “Un recuerdo para que le dé suerte”. Y suerte precisamente es la que tuvo Juan Lima, que vendió toda su mercancía de calcetines de colores masistas (azul y negro), que —arengaba— “son las que usa Evo Morales”.

A las 8.00, las inmediaciones de Tiwanaku bullían ayer de gente. El mercado espontáneo —que además de souvenirs, vendía comida (papa helada, ají de fideo), ropa (ponchos y chicotes de jilakata) y los más variados objetos (CD, paraguas, bolígrafos)— se llenaba con cientos de comunarios que llegaban desde diversas poblaciones de La Paz y Oruro. “500 años ha esperado nuestra sangre para que este día llegue y un indígena sea presidente de Bolivia. Por eso hemos venido”, dijo Demencia Escóbar (48) Mama T´alla del ayllu Dalence, que había viajado toda la noche junto a 80 de sus paisanos para ser parte de la posesión andina del presidente Evo Morales.

Las delegaciones hacían su entrada con pututus, música y la arenga compartida de: “Uka jach'a uru jutaskiway” (El gran día ha llegado). Más de 3.000 jilakatas eran parte de la guardia comunal encargada de velar la seguridad del evento. “Toda mi vida he esperado para ver que un hermano sea presidente. Ahora todos los bolivianos vamos a ser iguales”, comentó el alcalde comunal Pedro Laruta (61).

Entre la multitud de ponchos rojos y verdes destacaban varios ciudadanos extranjeros: “Este es el primer paso hacia la hermandad latinoamericana, para que se reconozca que somos diversos pero nos unen nuestras raíces indígenas. Es un día histórico”, comentó Joaquín Epelé (27) que, junto a seis compañeros, vino desde la Patagonia argentina solamente para ver la posesión del “primer presidente indígena”.

“Llegamos orgullosos para saludar a Morales, pues él es el emblema del cambio en el continente”, comentó Domingo Morelo, dirigente de la Asamblea Mapuche, que arribó a Tiwanaku desde Santiago con una delegación de 100 miembros del partido comunista chileno.

A mediodía, la multitud crecía al ritmo incesante de los conjuntos musicales autóctonos, mientras se sucedía una caravana de automóviles oficiales con invitados especiales.

“¡Hagan cadena, no se cuelen!”. La gente trataba de organizarse con la obligada ayuda de la Policía en la entrada principal del Complejo. Todos esperaban la llegada de Evo Morales. “Dicen que se va a entrar directo, pero Evo quiere a su gente, nos va a saludar”, dijo Luis Rendón (45), que con su familia había llegado la noche anterior desde El Alto.

La espera se extendió por más de una hora entre aglomeraciones y amenazas de lluvia. Finalmente, nadie cruzó la puerta principal de Tiwanaku. “El Presidente ha entrado por otra puerta”, corrió el rumor y la gente se desbandó decepcionada al interior de las ruinas.

En el espacio habilitado para el público miles de personas trataban de ubicarse para tener mejor vista del acto andino, que se desarrolló en el templete semisubterráneo de Kalasasaya y en la pirámide de Akapana (actualmente en excavación arqueológica). La policía comunal fue estricta en sus normas de seguridad e incluso algunos chicotazos sonaron cuando la aparición de Morales provocó euforia.

A las 13.30, el sol también se unió a la ceremonia en Akapana. La gente tuvo que cambiar ropa de abrigo por sombrillas y gorras, mientras los largavistas competían con las cámaras fotográficas y las filmadoras. Miles escucharon en respetuoso silencio el discurso del Presidente, las felicitaciones de los invitados y entonaron orgullosos el Himno Nacional.

Al final del acto, no se registraron mayores daños en el patrimonio arqueológico de acuerdo al director de la Dinar, Javier Escalante; la Cruz Roja atendió pocos casos y ninguno de gravedad, según informó Claudia Luna, jefe de unidad.

Este 21 de enero, ante unas 30.000 personas, el complejo espiritual andino de Tiwanaku fue una vez más testigo de un hito de la historia.

“Un día inolvidable en el pueblo”

La plaza del pueblo de Tiwanaku amaneció ayer festiva. Desde temprano la Alcaldía armó el palco oficial y poco después se exhibió la torta de quinua, preparada para 10.000 personas. La iglesia se abrió desde las 6.30 y, aunque no ofició misa, recibió a los miles de visitantes muchos de los cuales pernoctaron en los hoteles del pueblo la noche anterior.

“Estoy orgulloso de que el primer campesino de Bolivia venga al pueblo”, comentó don Lorenzo Rivero, benemérito de la Guerra del Chaco de 100 años.

“Tantos visitantes son importantes porque nos ayudan a mejorar”, dijo María Limache, que ayer aprovechó para instalar un restaurant. “Éste será un día inolvidable para Tiwanaku”, dijo el alcalde Lino Condori.
SÍGUENOS EN:
Google News