Museo Lítico: El nuevo hogar de la estela Bennett

Miércoles, 10 / Jul / 2002
 
(Bolivia.com)
Bolivia.com
Escribe: Juan Manuel Miranda.

Concebido con un fuerte componente prehispánico, el nuevo Museo Lítico Monumental de Tiwanaku ha sido edificado siguiendo los lineamientos de las construcciones típicas de esta cultura milenaria.

El arquitecto Carlos Villagomez fue el mentor de la edificación. Para cristalizar esta obra, que es orgullo de los pobladores de la región, el profesional se basó en iconos típicos de la cultura tiwanacota como ser la cruz cuadrada o andina y el patio central que es el núcleo de interconexión de todos los ambientes del museo.

Al este

Como la mayoría de las construcciones prehispánicas, Villagomez explica que la entrada al recinto arqueológico está orientada al este. Por su parte, la ubicación del patio y de las salas corresponde a la orientación norte, sur, este y oeste.

Asimismo, la obra presenta una serie de líneas diagonales que transportan a los espectadores hacia los puntos principales de cada módulo. “Es como una forma de representar el espacio cuatripartito aymara”, explica.

El patio central

El museo cuenta con una planta en forma de cruz cuadrada o andina, la cual se encuentra en torno a un patio central donde está situada una de las primeras piezas arqueológicas.

Este patio central, como ya se hizo referencia, responde a las tendencias prehispánicas de erigirse como el centro a través del cual los otros módulos de exposición se relacionan. Para Villagomez resulta vital rescatar este tipo de edificaciones sin caer en la tentación de agregarle elementos típicos del mundo occidental.

La Sala Bennett y sus beneficios

La entrada principal del museo conduce al patio central, en donde se puede observar de frente la Sala de Piezas Líticas y a la derecha la Sala Bennett, sala donde se encuentra de manera exclusiva la estela milenaria.

La sala tiene una superficie de cerca de 400 metros cuadrados donde se destaca al centro la presencia del monolito. Pero para observarlo de cerca hay que bajar por unas escalinatas.

“Es como una especie de resurgimiento de la cultura andina en el siglo XXI. Es como salir nuevamente hacia la superficie y ése ha sido el criterio mediante el cual se ha trabajado el templete invertido donde está el monolito”.

Al margen de su disposición arquitectónica, la Sala Bennett ha sido diseñada especialmente para no sufrir por los cambios de temperatura del medio ambiente, factor que se constituye como el enemigo número uno de este tipo de piedras

El arqueólogo e investigador que trabajó en el proyecto de traslado del monolito Bennett a Tiwanaku, Oswaldo Rivera, explica que las altas y bajas temperaturas, tanto del día como de la madrugada, ocasionan la dilatación de la piedra.

Por eso la temperatura en la Sala Bennett llega a cinco grados centígrados, aspecto que favorece a la pieza. Asimismo, uno de los factores que causó deterioro en el Bennett fue la humedad que provenía del suelo cuando se encontraba asentado en la plaza Tejada Sorzano de Miraflores.

Al ser una piedra porosa que tiene unos microcanales que la recorren desde la base hasta la cima se producía un fenómeno térmico, señala Rivera. Los referidos microcanales permiten que el aire se expanda dentro de la piedra y salga cuando se existe mucho calor. Por el contrario, cuando hace frío existe menos espacio y el aire penetra a la piedra.

Esas entradas y salidas de aire, a decir del arqueólogo, chupan como bomba la humedad de la tierra, aspecto que es dañino para la estela.

“Pero no solamente entra agua al monolito, sino una serie de sales que están disueltas en el agua, principalmente carbonato de calcio y sulfato de potasio. Eso llega hasta por lo menos un tercio del monolito, el cual se ve indefenso ante el calor del día que evapora el agua y permite el asentamiento de las sales que van carcomiendo la piedra por dentro”, acota.

Con la temperatura ideal que existe en la Sala Bennett, la pieza estará resguardada no sólo de los cambios de temperatura y humedad, sino también del granizo, la lluvia, el viento y el polvo en suspensión que raspa las piedras como si se tratara de una lija.

Más de 100 piezas

Completa el conjunto de ambientes que forman parte del museo la Sala de Piezas Líticas, ambiente que cuenta con una composición diagonal donde se establecen recorridos forzados que permiten observar las más de 100 piezas que se han rescatado para el museo.

Estas obras conllevan un profundo simbolismo ya que representan un legado del pueblo tiwanacota. Con la edificación del museo se ha cristalizado el objetivo de reagrupar la colección de las estatuas líticas de Tiwanaku, piezas que se dispersaron por diversos lugares.

“Se recuperan restos de piedras finísimas que eran parte de paramentos murarios de edificios y que tienen una alta decoración. De igual forma, se desempolvan una serie de trabajos que se encontraban guardados en bodegas grandes”, señala Rivera.

El museo se completa con el Centro de Atención al Turista (CAT), donde se tiene los servicios de snack, internet, sala audiovisual y el antiguo museo que todavía aglutina otro tipo de objetos como manos de moler, puntas de flecha, asadas líticas para el trabajo agrícola y cráneos.

Con la inauguración del nuevo museo y la conformación del Complejo Arqueológico el turismo cultural de Tiwanaku expande sus horizontes y ve con esperanzas el futuro.
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