Calisto, un pasado lleno de colisiones

De aspecto similar a una pelota de golf, la superficie de Calisto está cubierta de marcas y cráteres, pequeños recuerdos de un pasado lleno de colisiones. Hecho de roca y hielo a partes iguales, se cree que las zonas más brillantes son sobre todo hielo de agua.

Calisto, un pasado lleno de colisiones. Foto: EFE
Calisto, un pasado lleno de colisiones. Foto: EFE

De aspecto similar a una pelota de golf, la superficie de Calisto está cubierta de marcas y cráteres, pequeños recuerdos de un pasado lleno de colisiones. Hecho de roca y hielo a partes iguales, se cree que las zonas más brillantes son sobre todo hielo de agua.

Calisto, la más externa de las cuatro lunas galileanas de Júpiter (Io, Europa, Ganímedes y Calisto) es aproximadamente del mismo tamaño que el planeta Mercurio, pero con solo un tercio de su masa, y su órbita está relativamente lejos de Júpiter en comparación con la de las otras tres lunas: a alrededor de 1,88 millones de kilómetros, unas 26 veces el radio del planeta mismo.

Aunque esto no es inusual -nuestra Luna órbita la Tierra a una distancia 60 veces el radio de la Tierra-, lo importante es que Calisto está aislada de sus compañeras. Su vecina más próxima es Ganímedes, que está 800.000 Km más cerca de Júpiter, circunstancia que hace que Calisto no experimente fuerzas de marea significativas por la influencia de Júpiter.

Esta luna tampoco muestra signos algunos de procesos geológicos como volcanismo o tectónica de placas, como vemos claramente en las demás lunas galileanas. Calisto permanece relativamente intacta y es un testigo del sistema solar primigenio: su superficie es el terreno más antiguo del sistema solar, con una edad de 4.000 millones de años. 

El trabajo de Galileo

Esta imagen (la única fotografía completa y a todo color de Calisto obtenida por el satélite Galileo) ha proporcionado una gran cantidad de información sobre el sistema joviano.

Además de enviar la primera sonda en la atmósfera de Júpiter, y medir la composición y dinámica de este gigante gaseoso, Galileo observó el volcanismo de Io, envió a la Tierra datos que indican la existencia de un océano líquido en Europa, estudió las propiedades de Ganímedes  y Calisto, y fue testigo de la espectacular colisión del cometa Shoemaker–Levy 9 con Júpiter 1994.

El sistema joviano será visitado de nuevo dentro de no mucho tiempo: En 2016 el satélite de la NASA  Juno llegará a Júpiter y empezará a enviar imágenes de los polos del planeta.

Más tarde, la misión Juice de la ESA  -JUpiter ICy moons Explorer-, que será lanzada en 2022, recorrerá el sistema para profundizar en nuestro conocimiento del sistema y en especial de las lunas. EFE

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