Sucre busca convertirse en la principal plaza turística de Bolivia

Días después de conmemorar 457 años de fundada por el español Pedro de Anzures, Sucre ha decidido salir a la vanguardia de las ciudades capitales de Bolivia y explotar la riqueza turística que la circunda.

Bolivia.com - Turismo
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Días después de conmemorar 457 años de fundada por el español Pedro de Anzures, Sucre ha decidido salir a la vanguardia de las ciudades capitales de Bolivia y explotar la riqueza turística que la circunda.

La ciudad de los cuatro nombres busca mostrarse al mundo como mucho más que el corazón geográfico de Sudamérica y sede de la Real Audiencia de Charcas alumbrada en 1559, cuna de Bolivia en 1825 y sede de gobierno hasta 1898.

Sin dejar de subrayar su fama de ciudad impoluta y acogedora, su historia colonial y republicana, sus autoridades han resuelto convertirla en la plaza más importante de Bolivia al turismo nacional y extranjero.

Sucre labró su fama como ciudad de paz de aldea, como plaza gastronómica sin igual, como sede de los mejores museos republicanos, como dueña de hermosas iglesias y conventos coloniales.

También, por la reputación de sus helados y chocolates, los mejores y más tradicionales de Bolivia, como así de ciudad universitaria, dada la reputación de su Universidad San Francisco de Xavier, la primera de la región inaugurada en los 1600 y a cuyos claustros concurren estudiantes de todos los países vecinos de Bolivia.

Más, ahora, ha resuelto explotar el nicho del turismo descubierto en 1994, despuntar el atractivo de los dinosaurios, pues por donde se emplaza Sucre, corrieron de arriba para abajo esas criaturas hace 145 millones de años.

Sucre viene de abrir al turismo internacional la senda petrificada que los dinosaurios utilizaban para desplazarse en el sudeste de Bolivia en busca de agua filtrada desde los mares, en una aventura que demandará dos horas de coche y una caminata de otro tanto hasta llegar a unas rocallosas donde se ha descubierto la pisada fosilizada de un terópodo de 1,14 metros de diámetro.

Se trata de la huella más grande dejada por ese tipo de reptil hasta ahora conocida.

Distante a 714 km de La Paz, Sucre, capital de Bolivia que se desliza por 7 zonas fisiográficas, ofrece a los visitantes conocer las plazas por donde esos animales de más de 20 metros de alto y largo y 25 toneladas de peso que la glaciación mató, echaban tremendas corridas y dentelladas inimaginables. El cine ha re-creado los gritos que pegaban. En Sucre es posible recrearlas, escucharlas, "de boca propia".

Se trata de huellas dáctilares del Cretácico, que irrumpió hace 145 millones de años y se extinguió hace 79 millones de años. No es poco y vale la pena acudir a su encuentro.

A 62 kilómetros de Sucre, en un punto conocido como Ucumayu, en el ayllu (comunidad) Tajchi (vocablo quechua), en la marca de Qila Qila, se emplaza una suerte de farallón, un promontorio de rocas, de mediana pendiente, donde la presión de la masa y la erosión petrificaron el lugar por el que los dinosaurios se desplazaban.

Los paleontólogos llaman a ese proceso "biodinoturbación", es decir las huellas de muchas de esas criaturas, terópodos (carnívoros) y saurópodos (herbívoros), lanzadas en suerte de estampida y perpetuadas sin mella por el tiempo.

Se trata de un nuevo concepto en el universo del turismo. Hace años ya que el flujo de viajeros que buscan tutearse con el pasado tan remoto ha aumentado en Sucre y sus alrededores.

Este lugar de inconmensurable riqueza paleontológica implica un área de 14 km2, localidades y caseríos guardados por indígenas miembros de la precolombina cultura J"alka.

Se trata de la marca de Qila Qila, y lugares quechuas tales como Majada, Laja Laja, Niñu Mayu, Morada, Humaca y Sisipuku.

La oferta es generosa y excepcional. A 10 minutos de coche de esta ciudad blanca, con aires de ayer y pujante modernidad, se alza el Parque Cretácico, una corrugación rocosa de 1,5 km de largo y 120 m de altura que el tiempo, que todo lo puedo, no pudo borrar, descubierto en 1994 por el geólogo criollo Hugo Heymman.

Es el yacimiento de Cal Orck"o (cerro de cal), así se refiere, que guarda al menos 12.000 pisadas de 294 especies de reptiles del Cretácico.

De enfrente, con una terraza para mirar por catalejos las pisadas de la prehistoria y tomar café sin sentirse menos que esas criaturas gigantescas, un museo que ha recreado todo con enorme realismo.

Emplazado sobre más de 3.000m2 recreados, traídos de la prehistoria, de enfrente un murallón que atesora las pisadas de ese tiempo y que se ha convertido en el principal atractivo turístico, según uno de los guías, por encima del Salar de Uyuni, la pastilla salina más grande del planeta (10.000km2) y acopio del 70% de litio del mundo.

Sucre, ofrece, además de un clima templado y la amabilidad provinciana de sus habitantes, hoteles finos, desde los más modestos hasta los más consumados, restaurants, cafés y confiterías.

El tour que postulan sus autoridades, que ha apostado con todo a la potencia de las industria sin chimeneas, implica "hacer", en cualquier estación y día de año, la  ruta del Camino del Inca, el cráter de Maragua, un espectáculo sin igual y, en Potolo,  Niñu Mayu, un acercamiento epidérmico, con los dueños de la Tierra hace millones de años.

El Cráter de Maragua, una formación geológica, llamada así por su similitud con la forma de esos caprichos geográficos, de explicación racional inalcanzable, es otro de los atractivos. En sus alrededores y ése es otro espectáculo sin parangón,  pueden verse diferentes tonalidades de colores entre marrones, verdes, terracotas y morados que le dan una textura y visión impresionante. Es donde la inmensidad se hace evidente. ABI/Por Coco Cuba