Cinco cosas que los hombre temen perder al casarse

Cuando decidimos unir nuestras vidas a la de alguien más, sabemos que habrá cosas que deberemos sacrificar.

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Cuando decidimos unir nuestras vidas a la de alguien más, sabemos que habrá cosas que deberemos sacrificar.

Como todo en la vida, para ganar algo hay que perder o arriesgar algo. El matrimonio no es una excepción a esta regla. Sin embargo, hay cosas que a los hombres no les gustaría perder al casarse con alguien.

La mayoría de nosotros concluye en que si nos casamos con alguien sumamente parecido a nosotros, deberemos renunciar a menos cosas. En esta fórmula, hay mucho de cierto. Si tenemos los mismos pasatiempos, intereses y modo de ver la vida, lo más probable es que los sacrificios que tengamos que hacer al unir nuestras vidas sean mínimos. 

1. A la mujer de quien se enamoraron: Lamentablemente, la mayoría de nosotras somos de una forma cuando estamos de novias, y de una muy diferente, cuando nos casamos. Y no es que sea a propósito o que esto nos convierta en las malas de la película. Por el contrario, el noviazgo es una etapa idílica y un tanto alejada de la realidad.

Durante la etapa del enamoramiento sólo mostramos lo mejor de nosotras, nos mantenemos felices la mayor parte del tiempo y un beso del hombre que amamos es suficiente para tocar el cielo con las manos. Con la vida juntos consideramos que la etapa de la conquista ha terminado, ya hemos conseguido “atar” a nosotras al hombre que nos quitaba el sueño, y la adrenalina comienza a disiparse. Verlo entrar a diario e irnos a dormir juntos mes tras mes y año tras año, deja de tener magia.

Sin embargo, la mujer alegre, con ganas de desafiar a la vida, la que reía con sólo una caricia y se volvía loca por el hombre de su vida, está allí dentro de ti misma. Está encerrada debajo de la rutina, de los problemas, de las cuentas, los hijos, las gripes, las tareas escolares, el trabajo, el hogar y cien cosas más.

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2. La química que tienen con la mujer de su vida antes de casarse: Esa química que los volvía locos a los dos, que los mantenía unidos todo el tiempo, que hacía que las energías te sobraran para poder verlo cada noche, es química es la que lo volvió loco, y la que temen perder.

La pasión es indispensable para que una pareja subsista el desgaste del tiempo y los problemas cotidianos. La pasión es como esa dosis de azúcar que tomamos cuando sentimos que ya no tenemos más energía. Esa química es el motor de la relación para la mayoría de los hombres, y por eso tienen tanto miedo de perderla.

3. La relación con su familia: Antes de amar a la mujer con quien desean pasar el resto de sus vidas, la mayoría de los hombres amó a su familia, a la que no desean perder. Es verdad que unir la vida de una a la de un hombre ya es sumamente complicado, y si a eso le añadimos los suegros, cuñados, abuelos, etc., las cosas pueden complicarse aún más.

Los hombres y las mujeres, tememos que un día, por amor debamos decidir entre el amor de nuestras vidas y el amor de nuestras familias, que sea como sea, son quienes han estado allí con nosotros desde el primer momento de nuestra existencia.

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4. Su habilidad de tomar decisiones: A todos los seres humanos nos aterra la idea de no poder tomar nuestras propias decisiones, porque perder esta habilidad es sinónimo de perder nuestra libertad. A los hombres les da miedo no tener la posibilidad de tomar esas decisiones básicas a las que están acostumbrados a tomar sin consultar.

Qué auto comprar, cómo vestirse, qué amigos tener, cuándo ir a visitar a su madre, qué trabajo aceptar, etc. Aunque el casarse viene acompañado de la renuncia a la toma de decisiones sin consultar, ya que la mayoría de las decisiones afectarán a los dos y por eso deben ser tomadas en conjunto, es importante que las mujeres dejemos que ellos sigan tomando la mayor cantidad de decisiones pequeñas solos. No hay ninguna necesidad de controlar en todo.

5. Su individualidad: Sus talentos, gustos, puntos de vistas, las cosas que los apasionan, tradiciones, rasgos culturales, forma de hablar, todos son rasgos que nos convierten en un ser único. Es muy importante que al casarnos, no tratemos de imponernos tratando de crear en el otro un clon de nosotros mismos. Con el tiempo verás que lo que en realidad los mantendrá unidos serán las diferencias y no las similitudes.

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