El cronista Guamán Poma dejó un código en su obra para reivindicar su autoría

Veinte años después de que una erudita italiana pusiera en duda que el cronista indio Felipe Guamán Poma de Ayala fuera el autor de "El primer nueva crónica y buen gobierno", un editor boliviano ha retomado esa polémica y asegura haber hallado un mensaje secreto que confirma tal autoría.

Bolivia.com
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Veinte años después de que una erudita italiana pusiera en duda que el cronista indio Felipe Guamán Poma de Ayala fuera el autor de "El primer nueva crónica y buen gobierno", un editor boliviano ha retomado esa polémica y asegura haber hallado un mensaje secreto que confirma tal autoría.

La afirmación corresponde al investigador Carmelo Corzón, que ha publicado en La Paz la que considera la edición más completa de esa emblemática obra sobre la sociedad inca y el pasado colonial andino, y que incluye la decodificación del supuesto mensaje en la obra.

La controversia nació en 1996 cuando la italiana Laura Laurencich causó un gran revuelo al desvelar en Lima la existencia de un manuscrito en el que el jesuita Blas Valera decía ser el autor del libro hasta ahora atribuido a Guamán Poma de Ayala, quien habría prestado su nombre "a cambio de un caballo y una carreta".

La revelación de Laurencich fue recibida con escepticismo en círculos académicos, pero el manuscrito fue publicado y difundido por el municipio peruano de Chachapoyas, donde nació Valera, también cronista e hijo de un español y una dama inca.

El manuscrito señala que Valera no murió en 1597 en España como señalan los registros oficiales, sino que volvió en secreto a Perú en 1599 y allá escribió la "Nueva Crónica".

Según esta versión, en 1597 a Valera se le condenó a una "muerte jurídica" por faltas graves, pero su muerte real fue en 1619.

Ese manuscrito, fechado en 1618 y conocido como el "documento Miccinelli", también causó polémica por afirmar que el conquistador español Francisco Pizarro venció al inca Atahualpa envenenando a sus jefes militares con vino intoxicado.

La versión tradicional indicaba que Guamán Poma de Ayala dio por terminada su obra en 1613 y aumentó unas páginas más hasta 1615, antes de enviarla al rey español Felipe III para su publicación.

Sin embargo, la obra se extravió y fue hallada casi tres siglos después, en 1908, en la Biblioteca Real de Copenhague.

Tras ese hallazgo, la "Nueva Crónica" fue reproducida de forma facsimilar en 1936 en París y editada para el mundo en 1944 en La Paz por el arqueólogo austríaco Arthur Posnansky, un experto en la civilización preincaica de Tiahuanaco.

Corzón, cuya editorial ha publicado varias obras sobre el pasado prehispánico andino, defiende en su edición de la "Nueva Crónica" que el autor no puede ser otro que el cronista indio y como novedad revela el supuesto mensaje secreto o "código Guamán", como lo denomina.

"Ese código siempre ha estado ahí, a la vista de todos, con mayúsculas en varias hojas de la obra, pero a nadie se le había ocurrido atar unas palabras con otras para leer de seguido lo que Guamán Poma quería guardar en secreto", dijo Corzón a Efe.

El mensaje oculto, según Corzón, está dividido en 36 hojas "agregadas después de 1613" y constituye "un sistema genial" elaborado por Guamán Poma de Ayala para que no haya duda de su autoría.

En la obra original, de la hoja 1.094 a la 1.129, se puede leer "un mensaje autónomo" uniendo unas palabras en mayúscula que aparecen a modo de titular, en las que el autor narra su recorrido por varios lugares de Perú hasta llegar a Lima para presentar su crónica y se identifica claramente como Felipe Guamán Poma de Ayala.

Según el editor boliviano, el cronista indio escondió ese mensaje con su nombre hace 400 años porque esa época estaba llena de conflictos por una extendida práctica de plagio entre los autores, que incluso tenía el consentimiento de la Iglesia católica.

Con ese temor, Guamán Poma de Ayala sembró en la obra "más de 130 veces sus apellidos y los de su familia", 19 veces rubricó "su firma con la figura del rozón" y 22 veces puso la "doble A (mayúscula) de AyalA", detalló Corzón.

Debido a que se añadieron después de 1613, agregó el editor, las 36 páginas no figuran en el índice original del manuscrito y en algunas ediciones "las palabras mayúsculas han sido eliminadas" porque se consideraba que dificultaban la lectura.

Otra novedad de esta edición boliviana es la presentación de varios de los 400 dibujos de Guamán Poma de Ayala a colores, siguiendo sus descripciones sobre la vestimenta de los incas.

El libro incluye un prólogo escrito en febrero de 2014 por el historiador hispano-boliviano Josep M. Barnadas, que en 1975 publicó una selección de las páginas del cronista indio.

Barnadas, que falleció en septiembre de 2014, señala que la mayoría de los estudiosos de Guamán Poma de Ayala, de temas jesuíticos, lenguas andinas y de la época implicada "no se han dejado convencer por los argumentos de Laurencich".

Ese experto y varios autores bolivianos siempre defendieron que Guamán Poma de Ayala no es un autor exclusivo del pasado colonial de Perú, sino también de Bolivia, antaño Charcas o Alto Perú. EFE/Javier Aliaga

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