Delmira Agustini, entre la audaz poetisa erótica y la niña sumisa

La poetisa uruguaya, uno de los principales referentes del simbolismo de comienzos del siglo XX en América Latina, muestra en una nueva biografía una doble faceta.

El periodista uruguayo Diego Fischer, autor del libro "Serás mía o de nadie", una biografía novelada que pretende reconstruir la vida de la poetisa uruguaya Delmira Agustini. Foto: EFE
El periodista uruguayo Diego Fischer, autor del libro "Serás mía o de nadie", una biografía novelada que pretende reconstruir la vida de la poetisa uruguaya Delmira Agustini. Foto: EFE

La poetisa uruguaya, uno de los principales referentes del simbolismo de comienzos del siglo XX en América Latina, muestra en una nueva biografía una doble faceta.

La poetisa uruguaya Delmira Agustini, uno de los principales referentes del simbolismo de comienzos del siglo XX en América Latina, muestra en una nueva biografía una doble faceta, a caballo entre sus audaces poemas eróticos y la actitud de niña sumisa que marcó su vida familiar.

Así es como la presenta el periodista uruguayo Diego Fischer en "Serás mía o de nadie", una biografía novelada que pretende reconstruir la vida de Agustini desde un nuevo enfoque.

El libro da un giro a la historia según la cual la poetisa uruguaya fue asesinada por su ex marido, Enrique Job Reyes, quien supuestamente no pudo tolerar que Agustini iniciase el divorcio, por lo que resolvió matarla y suicidarse a continuación.

Frente a esta versión, Fischer afirma, "con amplio respaldo documental", que la muerte de Agustini y de Reyes fue "resultado de un pacto suicida" entre la pareja.

"Como en la historia de Romeo y Julieta, Delmira y Enrique se amaban tanto que, no pudiendo estar juntos por los impedimentos familiares, resolvieron matarse juntos", explicó el escritor en una entrevista con Efe.

El matrimonio entre Delmira Agustini y Enrique Job Reyes duró 52 días, tras los cuales la joven poetisa abandonó el domicilio conyugal e inició los trámites de divorcio alegando "malos tratos".

Por ello se menciona a Agustini como una de las pioneras del divorcio en Uruguay, primer país de América Latina donde fue legal esta práctica desde al año 1907, y donde pudo llevarse a cabo por la sola voluntad de la mujer desde 1913.

Según cuenta Fischer, no fue Agustini quien decidió divorciarse de Reyes, sino su madre, que se oponía a la relación entre ambos ante el temor de perder para siempre a su hija.

La sombra de María Murtfeldt, la madre de Delmira, planea sobre toda la biografía de la poetisa, y aparece retratada por Fischer como una mujer manipuladora y dominante, a la que la joven se encontraba "totalmente sometida".

"Los padres de Delmira vieron en la niña una posibilidad de ascenso social, y dedicaron todos sus esfuerzos a mimarla y educarla. Delmira nunca tuvo una vida normal: no fue a la escuela ni tuvo contacto con otros niños de su edad. Y nunca fue capaz de rebelarse y romper el vínculo perverso que mantenía con su madre", relató Fischer.

Según el periodista uruguayo, Agustini padecía "un evidente trastorno", que la hacía hablar, escribir y comportarse como una niña pequeña en presencia de sus padres, mientras que en su poesía se mostraba una mujer "con necesidad y ansias de vivir y amar".

El contenido erótico de los poemas de Delmira supuso "un escándalo" en la Montevideo de comienzos del siglo XX, y sus versos "incorrectos" para una mujer de la época la hicieron ganarse la fama de que mantenía relaciones con varios amantes, contó el autor.

Pese a ello, obtuvo el reconocimiento de los principales intelectuales de la época, como Rubén Darío o Miguel de Unamuno, que incluso mantuvieron correspondencia con la joven alentando su vocación poética.

Su muerte violenta, cuando sólo tenía 27 años, contribuyó a alimentar su leyenda, pese a que ahora el libro de Fischer rompe con su supuesta imagen de mujer liberada e independiente.

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