El rescate termina con éxito y el Illimani devuelve los tres cuerpos

Miércoles, 11 / Jun / 2003
 
(La Paz - La Razón)
Bolivia.com
Una gran movilización de cuatro días logra que los cuerpos de dos militares de EEUU y del guía boliviano, accidentados el sábado en el nevado, sean rescatados ayer.

“Papá nos vamos a ver el domingo, le vas a comprar dos pesitos de pan a mi mamá porque eso le gusta”, fueron las últimas palabras que Vicente Pérez le dijo a su padre al salir de su casa en la ciudad de El Alto.

El jueves, el guía de montaña se levantó a las 7.15 y después de tomar un café caliente con pan y queso pidió 100 dólares a su esposa, Marcela Llusco, porque temía que podría presentársele algún inconveniente en su travesía, con dos clientes, hacía el nevado del Illimani.
“Acaso no tienes plata”, fue la respuesta de Llusco, a la que Vicente no respondió y con una sonrisa sólo pidió 50 bolivianos más para sus frescos. Ante eso la mujer con la que tuvo cuatro hijos le entregó el dinero y le pidió que se cuidara y que vuelva pronto.

Ya en la calle y con su equipo completo para escalar comentó a un amigo que no estaba de turno y al que le tocaba salir era a Luis, que es de Palcoco. Cuando conoció a sus clientes, el militar estadounidense Paul Kappelman le dijo que había escalado unas cuatro veces el Illimani. Mientras que el oficial Kin Miller admitió que no conocía el nevado, pero que sí había conquistado otras montañas en su país.
Con la confianza de no estar con “primerizos” comenzó el ascenso hasta llegar, ya el viernes a un campamento, que habría estado instalado cerca del sector denominado Nido de Cóndor.

Para la 1.15 del sábado, los clientes de Pérez estaban decididos a emprender la aventura y no querían demorarse más porque otros seis grupos les llevaban la delantera. La emoción, según narró el padre del guía que participó en el rescate, les duró unos 40 minutos porque después cundió el pánico cuando una de las manillas del pico de Pérez, que llevaba a Kappelman y a Miller, se rompió y dejó que el trío caiga. Ellos habrían abierto los brazos en un intento de agarrarse de las grietas o de la pared tipo espejo que hay en lugar. Ese maniobra no evitó que los montañistas caigan a unos 300 metros del nevado. Un primo de Pérez, que también trabaja de guía en el Illimani, fue uno de los primeros en enterarse del accidente y buscó al padre del fallecido para comunicarle la mala noticia.

Al encontrar a Alberto Pérez, padre del escalador, los dos buscaron la forma de comunicarse con Marco Soria, jefe del guía y gerente de la empresa de turismo Bolivian Jorneys.
Soria fue ubicado en su oficina de la calle Sagárnaga en La Paz y al enterarse del accidente se dirigió al lugar con el padre, el primo y un chofer. Pero a medio camino la vagoneta se descompuso y los familiares de Vicente Pérez tuvieron que conseguir otro vehículo para continuar.
Según Alberto Pérez, el sábado los esfuerzos de rescate fueron mínimos porque faltaban equipos, pero se determinó el lugar de la caída porque se encontraron dos mochilas y linternas encendidas que parecían señalar el sitio del siniestro. El domingo, tras una riña por una supuesta recompensa ofrecida a los guías para rescatar los cuerpos, se hace un tendido de cuerdas para sacar los cuerpos y se espera hasta el día siguiente.

Ya el lunes, los comunarios y miembros de la Policía y de las Fuerzas Armadas lograron, a las 19.00, sacar del precipicio los cuerpos de Kin Miller y del montañista Vicente Pérez. Pero el operativo no terminó ahí porque algunos rescatistas indicaron que Paul Kappelman fue sacado el lunes a la una de la madrugada, aunque el padre de Pérez aseguró que el último cadáver fue rescatado a las 13.00 de ayer. “Apenas se sacó el último cuerpo que parece ser el más importante, los uniformados llamaron para que venga el helicóptero y a las 14.10 la nave se llevó los cadáveres de los extranjeros en unas cajas”, señaló Alberto Pérez.

A las 14.30, la nave volvió al lugar del accidente para llevarse a Pérez y luego realizó otros dos viajes para trasladar el equipo utilizado. A partir de las 16.00, los guías y rescatistas comenzaron a abandonar la zona del accidente.
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