Colores vivos en el arte de Roberto Mamani

Cultura - Lunes, 17 / Ene / 2005
 
(La Paz - La Razón)
Bolivia.com
Colorista como muy pocos en Bolivia, el artista ha conquistado hasta ahora con su arte a europeos y estadounidenses.

Los carbones del fogón de la awicha de su abuela, cartones y papel periódico fueron sus primeros medios para expresarse. A sus 14 le regalaron una caja de lápices para pintar. Al mismo tiempo su abuela le entregó un aguayo de colores "que espantaba a los malos espíritus de la oscuridad". Así surgió, con fuerza telúrica, Roberto Mamani Mamani, el artista del color en permanente explosión.

"El color es la esencia de los pueblos andinos y es vida para el hombre aymara", sostiene Mamani Mamani. También hace notar que en las ofrendas a la Madre Tierra "los yatiris ponen color, bastante color, en las mesas, porque a la Pachamama le gusta el color".

"Yo me acuerdo que cuando con mi awicha hacíamos los banderines para la ch'alla (ofrenda) de Carnaval teníamos que hacerlos de papel de seda porque ella decía que con la lluvia el papel desteñía y caía a la tierra, y la Pachamama comía los colores".

Explosiones de color

Mamani Mamani está convencido de que los colores son parte de la vida, de las sensaciones y emociones de los andinos. "Y lo que realmente hice fue recoger esos colores, esas expresiones de vida en mi obra. El desafío es que la gente se sienta orgullosa de esas expresiones propias de los aymaras, los quechuas y los hombres andinos".

Esa explosión de color ha llegado muy lejos de las fronteras, a países donde su obra tiene gran aceptación. De hecho, el 80 por ciento de sus cuadros y sus esculturas está expuesto hoy en los Estados Unidos, Europa y Japón.

Hace pocas semanas, el Banco Interamericano de Desarrollo auspició una muestra retrospectiva en Washington con gran éxito artístico y de ventas, especialmente entre colombianos y chilenos, además de otros latinos.

En la misma ciudad, mientras tanto, exhibió algunos cuadros durante la inauguración del Museo Indígena, un abono de la enorme deuda que los estadounidenses tienen con los pueblos originarios que sobrevivieron al exterminio y a las reservaciones.

El próximo 15 de marzo, Mamani Mamani expondrá en la sede de la Corporación Andina de Fomento en Caracas y, semanas después, tiene proyectado llegar hasta Aichi, Japón, para participar en una exposición mundial y trabajar en un mural y una escultura monumental en cinco meses.

"Estoy en la fase de crear en tres dimensiones. Es otro lenguaje y otra percepción". Y aunque no es algo nuevo en su vida artística, pues ha hecho muchas esculturas, lo que se propone es guardar una obra en tres dimensiones de cada serie que trabaje.

El origen del andino

Su última serie de pintura, la del agua y la fecundidad de los dioses, "ha sido la más profunda y en la que me he cuestionado el origen del hombre, quien yo creo que viene del agua, un elemento sagrado y vital en nuestra cultura. En la cosmogonía andina, el hombre viene del agua junto a muchos otros símbolos", que el artista representó con líneas y ángulos rectos, dejando atrás los trazos curvos y redondos.

Fue una incursión renovadora para este hombre que viaja casi la mitad del año y vuelve para cobrar fuerzas creadoras y encontrar desde su casa en Chualluma, donde tiene la ciudad a sus pies, el amor a la tierra y a su gente.

Él mismo es fruto de un amor a toda prueba. "Las familias de mis padres no querían que Antonia Mamani, de Tiwanaku, se casara con Ángel Mamani, de Puerto Acosta. Entonces se escaparon hasta Cochabamba, se casaron y me tuvieron a mí y después a mis hermanos, seguros de que ya con wawas (niños) sus familias nunca los podrían separar".

Y los retoños de Roberto y su ñusta Carmen son Illimani, Illampu y Amaru, que llevan el Mamani muy en alto, tal y como significa el apellido aymara, que traducido quiere decir, según el pintor, el "águila, ave excepcional en todo". Como el artista, que ha recogido el color andino y lo ha convertido en río de vida para el mundo.
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