El Gran Poder se basa en el ayni y la abundancia

Cultura - Lunes, 23 / May / 2005
 
(La Paz - La Razón)
Bolivia.com
Las fraternidades folklóricas nombran a sus padrinos honorarios considerando la posición económica de cada uno. De ello dependerá el éxito de la celebración. El mismo padrino será, en un tiempo, candidato a pertenecer al grupo de organizadores.

Al día siguiente de la Entrada del Gran Poder de 2004, a unos pasos del local alquilado por la fraternidad Morenada Eloy Salmón, un grupo de 18 personas se reunió e hizo una colecta para ingresar a la fiesta portando un regalo para los pasantes. Los cohetillos, mixtura y vasos de bebidas alcohólicas de diferente color, yacían en la puerta para franquearles el paso.

Oscar Saavedra, invitado por la fraternidad para bailar en la festividad, recuerda que entonces, él y sus amigos compraron 40 cajas de cerveza que entregaron a los representantes de la directiva en reciprocidad por la invitación.

El sociólogo, Germán Guaygua, estudioso de la fiesta del Gran Poder, explica que el ayni, al interior de todas las fraternidades, es una de las actividades que más arraigada está dentro la festividad por la raíz aymara que predomina entre sus participantes.

A este elemento se suma la solvencia económica de los organizadores, pasantes de la fiesta y de algunos fraternos que buscan ser tomados en cuenta como futuros miembros de la directiva.

El presidente de la Asociación de Conjuntos Folklóricos del Gran Poder, Marcelo Pabón, sostiene que el ayni es una práctica aymara antigua y que se transforma en la base del Gran Poder. Cita como ejemplo el hecho de que los organizadores encargan la confección de los trajes a determinados artesanos y éstos, en reciprocidad, ofrecen o contratan una orquesta o banda para que bailen un día.

Guaygua explica que el ayni y la necesidad de contar con solvencia económica priman en el proceso de nombramiento de los padrinos honorarios de una fraternidad. La junta de presidentes se encarga de buscar a las personas con más poder económico, que contratarán al mejor grupo de música tropical del momento —ahora están de moda los argentinos— para la fiesta del domingo y en los días posteriores.

En reciprocidad, estos padrinos honorarios ingresan en la lista de futuros y probables miembros de la junta de presidentes. “Además son nombrados en todas las invitaciones, a través de las radios, televisión, y en las que se envían a los fraternos”. Entre los folkloristas, dice, el nombramiento representa un estatus económico.

Los representantes de la junta de presidentes también deben tener solvencia económica, porque cuando las actividades se aceleran —en octubre— deben convocar a los fraternos y deben hacerlo con mucho derroche para que haya muchos participantes. Luego éstos devolverán la inversión al comprar la indumentaria y accesorios de los talleres y sastrerías que los presidentes de la directiva indiquen.

La reciprocidad se mide con la cerveza

En la diana, cada domingo después de la Entrada, la cantidad de cerveza ofrecida, tanto por los pasantes como por sus invitados, permite medir “el cariño” que se tienen los fraternos.

El investigador Germán Guaygua explica que, no por nada, los encargados de la fiesta tienen un cuaderno en el que anotan el ingreso de cada invitado y la cantidad de cajas de cerveza que entregan. “A este proceso se lo denomina el abjata, es decir que la persona que está invitada a la fiesta va con el objetivo de que en un futuro próximo reciba la cantidad de cajas de cervezas que entregó, además de los intereses”.

El fraterno de la morenada Rosas de Viacha, Andrés Conde, dice que la cerveza, al llegar a la fiesta, es la presentación de la pareja o grupo invitados. “Si es una pareja puede dar como mínimo cuatro cajas, los de más poder económico ingresan hasta con 30 cajas. En los grupos sucede lo mismo, hay quienes llegan hasta con 12 docenas de cajas, porque serán futuros organizadores y en unos años les darán más de esa cantidad”. Estos casos se registran entre familiares y amigos. Está prohibido ingresar a la fiesta con cajas en número impar.

El preste mayor tiene una importancia sólo simbólica

Escogen a una junta de pasantes o de presidentes, los que administran el dinero de los fraternos y organizan la fiesta y actividades.
El preste mayor del Gran Poder es el símbolo de la fiesta, pero tiene menor importancia que las juntas de presidentes de las fraternidades que participan cada año del evento folklórico.

El presidente de la Asociación de Conjuntos Folklóricos de la fiesta, Marcelo Pabón, explicó que el preste mayor es elegido por su antecesor, por la amistad que les une, y que una condición irrenunciable es pertenecer a la zona, y ser popular entre los vecinos.

“El preste mayor es más un símbolo de la fiesta, al que le acompaña la directiva. No tiene una fraternidad que le represente con el baile, sólo se encarga de organizar el recorrido de la promesa, entrada, reuniones, ensayos, romerías y otras actividades”.

En cambio, al interior de las fraternidades ser miembro de la junta de presidentes o pasante es símbolo de poderío económico y muchos de los fraternos, especialmente de los grupos más grandes, como las morenadas, se apuntan a la lista durante años para ser parte de la organización. “Hay una pugna por ser organizador, pues implica un manejo económico y administrativo de los recursos de 600 a más de mil miembros de cada fraternidad”, comenta.

Los nuevos organizadores, que son elegidos por los fraternos una vez que termina el Gran Poder, se encargan de los preparativos para la fiesta del próximo año. Entre otras cosas, lanzan las convocatorias para las reuniones y la primera fiesta y, allí deben mostrar el poderío económico de la fraternidad. Para el primer evento, que se realiza a principios de cada año, contratan a grupos internacionales y que estén primeros en las listas de popularidad. Antes traían a artistas del Perú, actualmente buscan a los de la Argentina.
Las fraternidades de morenadas que más se destacan en la organización son Los Fanáticos y Los Intocables.
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