Crece el abuso a bolivianos y la justicia argentina calla

Domingo, 20 / Nov / 2005
 
(El Nuevo Día)

Bolivia.com
Las víctimas de explotación y tráfico de bolivianos (“bolitas”) en Argentina sienten impotencia e indignación por el fallo del juez Norberto Oyarbides, quien dejó en libertad a Juan Carlos Salazar Nina y su esposa Remedios Flores, propietarios del taller de costura donde se comprobó explotación y maltrato a bolivianos.
Creen que pesó más las influencias que tiene Salazar en Argentina, porque a pesar de los testimonios de las víctimas y otras prueba, los dejó en libertad argumentando que no se encontró pruebas con respecto a dos de los cargos que se le imputan: reducción a la servidumbre y asociación ilícita.

Néstor Escudero, secretario de la Cooperativa de Trabajo 20 de Diciembre, que asocia a trabajadores inmigrantes bolivianos, informó a El Nuevo Día que en el proceso se tomó declaraciones a 17 víctimas, quienes atestiguaron en contra de Salazar, situación que les costó la expulsión del taller. Ahora están refugiados en la cooperativa.

En sus declaraciones, denunciaron que fueron llevados a la Argentina con la promesa de un trabajo digno, además de la dotación de comida y alimentación. Sin embargo, la realidad fue otra, eran sometidos a extensas jornadas de trabajos, que pasaban las 14 horas. Tampoco les reconocían ningún derecho laboral, eran pésimamente alimentados y mal pagados, dado que sus sueldo apenas alcanzaba a 100 dólares por mes y vivían en hacinamiento.

Los testimonios fueron respaldados con grabaciones y fotografías. Además, se demostró la ilegalidad del taller y se denunciaron las coimas a los efectivos de la Gendarmería para que no intervengan. El pago era semanal y mensual, en ciertos casos algunos recibían hasta 100 dólares al mes.

Según Escudero, pesaron más las declaraciones a favor de Salazar de nueve personas, entre que las que se estaban familiares de éste y algunos trabajadores, quienes aseguraron que es buena persona. Sospechan que los que declararon a favor recibieron coimas pues, el año pasado, paradójicamente tres de ellas habían solicitado asesoramiento para iniciarle un proceso por explotación a Salazar, explicó Escudero.

Otro de los motivos que habría influido en el juez fue la relación de Salazar con empresas importantes de la Argentina, como las firmas Lacar, Montagne y Rutsy, para quienes trabajaban estos talleres.

“Es gente adinerada, que se relaciona con gente de su nivel económico, y creo que eso pesó en la resolución del Juez”, aseguró Escudero.

Pese a la liberación, el proceso sigue por los cargos de violación a la Ley de Migración, explotación y tráfico de personas.

Los testigos fueron amenazados por declarar

Los testigos que declararon en contra de Juan Carlos Salazar Nina y su esposa Remedios Flores recibieron amenazas durante el proceso de 15 días días antes que Salazar sea liberado.

Cuatro de las 17 víctimas, fueron amenazadas de forma personal y vía telefónica, según afirma un comunicado de la Cooperativa de Trabajo 20 de Diciembre, lanzado el 11 de noviembre, tras conocer la decisión del Juez.

El documento también indica que una delegación de esa institución fue agredida verbalmente y casi físicamente en un plenario de tallerista que defiende a Salazar.

Por otro lado, efectivos de la Comisaría 40 se hicieron pasar como miembros de la Derechos Humanos ante ocho testigos que gozan de “protección especial”, dispuesta por el Juez, quienes averiguaron lo que iban a decir en las declaraciones.

Allegados a Salazar pretendieron dar dinero a uno de los testigos para que declare a favor del explotador.

Datos

Talleres • Se sabe de al menos 40 talleres de ropa en quince cuadras del Parque Avellaneda. Cada uno emplea entre quince y treinta personas. Se estima unas 150 mil personas recluidas en ellos.

Terrible • Los dueños de talleres están en todo, según el Cónsul de Bolivia en Argentina. “Algunos llevan a sus empleados en combis a jugar al fútbol y los hacen terminar en borracheras terribles, con bebidas que compran los propios patrones a cuenta de la paga de sus empleados”, dijo.

Organización • Recientemente los costureros han conformado la Unión de Trabajadores Costureros, compuesta actualmente por 150 afiliados.

Historias reveladoras

La patrona está muy enojada

Remedios, la patrona, está enojadísima con Noemí. Dice que por culpa de la ex empleada en la calle “lo miran mal” a Juan Carlos, su marido. “Si a una persona la tratan tan mal como ella dice que la tratamos ¿cómo aguantó dos años con nosotros?”, dijo. Para la esposa, Noemí fue “la única que se quejó” entre los empleados traídos de Bolivia. Remedios y Juan Carlos Salazar Nina mandaban en los talleres de Laguna y Garzón. En una declaración, la mujer consideró impensable aplicar a sus empleados el convenio laboral para trabajadores textiles, según el cual por ocho horas de producción deberían cobrar mil pesos. “¿De dónde los voy a sacar?”, dijo sorprendida por el número. “Yo también fui empleada. Yo también he sufrido. Me han traído y me han hecho dormir en el piso, lleno de ratas”, justificó.

“Ahora estoy bien”, sostuvo la mujer de 42 años, casada y con tres hijos. Pero vuelve a enojarse cuando menciona a “doña Noemí”, la ex empleada que “no me puede acusar”.

Una boliviana embarazada

Una declarante indicó que llegó embarazada de Bolivia. En el taller de Garzón trabajó de 8.00 a 1.00 de la madrugada, hasta el día anterior al parto. Fue atendida de urgencia, porque el jefe no le dejó hacer los controles médicos en la gestación. Ella “no salía por temor a ser despedida”, dijo en su testimonio. El parto fue por cesárea, ya que al estar siempre sentada hubo problemas con la colocación del bebé. Cuando volvió tras una semana de internación, retomó las 18 horas laborales. Con su segundo hijo tuvo el mismo problema. Y como los chicos tenían que compartir la ración alimentaria con sus padres, la mujer se puso anémica. Se dormía cosiendo las prendas. Como el patrón la hostigaba por su deteriorada salud, la familia decidió irse. La mujer declaró que cuando su marido reclamó a Salazar Nina los 12 mil dólares adeudados, recibió los golpes del patrón, de su mujer Remedios y las mordidas del perro.

Con la intervención del Consulado boliviano obtuvieron sólo12 mil pesos.

Infracciones a la Ley

Delitos y contravenciones • La mayoría de los talleres de costura incurre en estos delitos: reducción a la servidumbre, privación ilegítima de libertad, explotación de menores, retención indebida y falsificación de documentos, tráfico de personas, defraudación fiscal, incumplimiento de normas sobre habitaciones, higiene e infraestructura y otros.

Chantaje • Los dueños de los talleres de costura retienen los documentos de identidad como una forma de chantaje para impedir que accedan a una regularización migratoria, y por lo tanto a obtener más derechos. También para impedir que no puedan efectuar denuncias ante la Policía, pues sin un documento de identidad no es posible realizar una denuncia.

Condiciones de trabajo • En los talleres se da la explotación con rigurosas jornadas de trabajo que van entre las 14 a 18 horas de trabajo consecutivas, sueldos bajos que no llegan ni a los 100 dólares, promiscuidad sexual, desatención de mujeres embarazadas, mala alimentación, presencia de la enfermedad de tuberculosis.

Reclutamiento • Se lo realiza en las plazas y calles de Argentina, donde generalmente se reúnen los bolivianos. También se recluta en Bolivia, con anuncios divulgados por la prensa. También es común que las agencias de empleadas domésticas hagan de intermediarias. Estos hacen acuerdos verbales, nunca tienen documentos que acrediten la relación laboral porque no hay contratos.

Menores • En algunos talleres trabajan niños de 12 a 14 años.

Cooperativa • La Cooperativa de Trabajo 20 de Diciembre brinda asesoramiento jurídico y legal a los inmigrantes que trabajan en talleres de costura u otros trabajos.
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