En las cárceles viven 1.436 niños

Sociedad - Miércoles, 12 / Abr / 2006
 
(La Paz - La Prensa)
Bolivia.com
Por cada cinco o seis reclusos, un pequeño habita en alguna cárcel del país. En total estos sitios cuentan con 1.436 chicos. La calidad de vida de los pequeños es alarmante porque las guarderías que existen en los recintos penitenciarios son precarias, según evidenció un estudio del Defensor del Pueblo.

En las 54 cárceles y nueve comisarías, el Defensor registró un total de 7.782 personas privadas de libertad que conviven con niños de ambos sexos.
Estas cifras, presentadas en vísperas del Día Internacional del Niño por dicha institución, muestran que estos menores constituyen el 18 por ciento de la población carcelaria del país y que son atendidos en sitios especiales en medio de falencias estructurales, pedagógicas y de personal.

Problemas

Las imágenes recogidas por el Defensor en los recintos de La Paz muestran las precarias condiciones en las que se desenvuelven las actividades infantiles y, en la mayoría de los casos, cómo el poco personal utiliza su ingenio para atenderlos.
En las tres principales cárceles de la sede de Gobierno —Miraflores, Obrajes y San Pedro— hay 1.739 internos y 310 niños menores de seis años, de los cuales 205 asisten a las guarderías.

En el predio ubicado en Miraflores, que alberga a mujeres, 10 alumnos asisten con mandiles azules a este lugar especialmente adaptado. La más pequeña tiene un año y tres meses, mientras que el mayor ya cumplió los seis años.
Durante una visita rápida a esa guardería, llamada Osito Cariñosito, pudo verse el reducido espacio con que cuentan los niños y cómo todos deben compartirlo, sentados alrededor de las dos únicas mesas circulares, a pocos centímetros de los estantes que albergan algunos juguetes y de la puerta que conecta con la cocina.
Lo destacable era la limpieza del lugar y el orden en que los pequeños aprendían el uso de los colores para pintar los triángulos que tenían dibujados sobre hojas de papel blanco.

Por otro lado, y pese a que cuenta con dos guarderías, el predio de San Pedro es el que muestra más deficiencias en la atención de los acogidos.
El texto del Defensor señala que existen 200 niños en este espacio, de los cuales 115 asisten a las guarderías: 35 al centro de San Pedro, dependiente del Servicio Departamental de Gestión Social de la Prefectura, y 80 a Santa María de la Alegría, dependiente de la Pastoral Penitenciaria Católica.
En la cárcel, los baños destinados a los pequeños se ven muy deteriorados y sucios, las aulas no son didácticas y el mobiliario está en malas condiciones.

El más adaptado

El Centro de Orientación Femenina de Obrajes parece ser el que mejores condiciones muestra. Su guardería, llamada Unidad Educativa 12 de Abril, que alberga a 80 de los 95 niños que viven en esta cárcel, está en buen estado.
Es la única que cuenta con una dirección, aulas infantiles, preescolares, salas de estimulación temprana y de aprendizaje. También tiene un comedor y una cocina para los más jóvenes, aunque éstos no son utilizados.
Este espacio es el único de los tres centros penitenciarios de la urbe que cuenta con tres servicios sanitarios.

En los otros recintos sólo hay uno. Su área de recreación es al aire libre y dispone de una cancha de básquet, juegos infantiles y un área verde. En este centro trabaja personal de educación inicial, algo con lo que tampoco cuentan los otros tres predios.
Normas
“En estos lugares coexisten infantiles con preescolares, esto influye en el desarrollo de los niños. Los niños tienen que permanecer en el establecimiento penitenciario cuasi recluidos, por lo tanto necesitan áreas de recreación”, señaló en la presentación la defensora de La Paz, Fátima Luna.

La Ley de Ejecución Penal y Supervisión establece, en su artículo 84, que las cárceles “mínimamente contarán con una guardería para menores de seis años”.
Esta misma norma determina que los niños que permanezcan con el interno serán atendidos por el Servicio Médico del establecimiento, siempre que la administración penitenciaria no tenga posibilidad de trasladarlos a otros centros de salud. Asimismo, debe existir un servicio de asistencia social encargado de apoyar al interno y a sus familiares, para que la privación de libertad no afecte la relación familiar. Este servicio es el encargado de buscar hogares y escuelas para estos niños.

En estos lugares, dijo Luna, “si bien no se ha encontrado una línea pedagógica, se siguen las iniciativas de educadores. No hay enseñanza según etapas”.
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