Fair Play: ¿Juego limpio?… ¡Pamplinas!

Martes, 18 / Abr / 2006
 

“La mano de dios”, aquella de Diego Maradona contra Inglaterra, en la Copa del Mundo de 1986, en México demandó de la Fifa medidas que eviten que alguien vuelva a sacar provecho del antifutbol. La Fifa respondió a esta necesidad con el Fair Play.

Cuentan que, muchos años antes, en Inglaterra definían un campeonato. Cuentan que en esa oportunidad las tribunas estaban repletas de aficionados y que faltaba poco para el final. Que un equipo se defendía con uñas y dientes, pero que al frente tenía a un equipo encaprichado en ganar. Cuenta esta anécdota que faltaba muy poco para que el partido termine y que un delantero, tras eludir a toda la defensa, entraba al galope para convertir el gol que lo llevaría a la gloria. El último defensor eludido, corrió tan rápido como pudo y al ver que no lo alcanzaría, decidió darle una tremenda patada desde atrás. El árbitro cobró el faul, y el equipo terminó llevando en andas la copa y al infractor que evitó la caída de su arco.

Cuentan que el equipo perjudicado reclamó como pudo. ¡Cómo podía ser posible que un gol seguro sea evitado con una falta descalificadora!, y que el equipo infractor sea sancionado con un tiro libre que le permita colocar nuevamente al arquero –que ya había sido burlado- y que, además, se le permita colocar una barrera. La Fifa entendió el reclamo y creo la Regla 14, la regla que concede un tiro penal “contra el equipo que comete una de las diez infracciones que entrañan un tiro libre directo, dentro de su propia área penal mientras el balón esté en juego”.

Así como surgió el penal para que el mañudo no se salga con la suya, la Fifa elabora el código Fair Play para que gane el mejor, con la obligatoriedad que tiene el perdedor de aceptar con dignidad su derrota.

A propósito, la página web del órgano rector del fútbol mundial, explica: “El concepto general del fair play (el juego limpio) es pilar del fútbol. Este concepto representa los beneficios que se obtienen al jugar de acuerdo con la reglamentación, haciendo uso del sentido común y respetando a los compañeros, los adversarios, los árbitros y a los aficionados”.

Pero en Bolivia no se acata esta disposición. Para la Liga y para la Federación, el Fair Play es un asunto trivial, común, insustancial.

Quienes vamos al fútbol podemos ver que el Fair Play solo a introducido dos elementos al juego, y ambos a cual más antipáticos.

1) En los partidos oficiales de la selección nacional, junto a los equipos, entran a la cancha algunos muchachitos portando la “sacrosanta” bandera del Fair Play, se hacen tomar unas fotitos, demoran el partido... y punto. Un auténtico saludo a la bandera que no obliga a nada a los protagonistas del juego, después ellos pueden darse de patadas nomás.
2) Cuando un jugador cae y los de su propio equipo abortan un ataque para que entre el médico a atender al caído, los contrincantes sienten la obligación de devolverles la pelota. ¡lo hacen! Pero mandándoles el balón 40 ó 50 metros más atrás ¡qué gracia!

Pero ese empeño por hacerlo más dinámico, por hacerlo más justo y más limpio, no está comprendido en Bolivia. La última jornada liguera nos dejó atónitos con un gol con la mano. Grosero por la forma e irrespetuoso y brusco con el rival. Luis Sillero aprovechó un rebote de la pelota en el arquero rival, y además de empujarlo, metió un tosco manotazo a la pelota que terminó en las redes. El árbitro Juan Carlos Paniagua no sancionó la infracción que toda la prensa relató y mostró.

Lo peor de todo es que Luis Sillero le miente a la gente. El periódico La Prensa lo entrevista después del partido y le pregunta ¿Pero tocaste con la mano? y el jugador contesta “En realidad me rebotó en la cara y en la mano (...) el fútbol tiene muchas cosas raras. A veces te suceden cosas en contra y otras a favor, lo importante ahora es que conseguimos un triunfo valioso” . ¡mentira! La pelota no le rebotó, él fue a darle un manotazo parecido a un mate en voleibol. ¡mentira! El fútbol no tiene cosas raras, son los protagonistas los que las tienen ¿no es cierto señor Paniagua?

Por la prueba que nos dan las imágenes y por la desacertada declaración, el Tribunal de Penas, de manera oficiosa debería abrir un proceso contra Sillero y contra las decenas de jugadas que infringen el Fair Play en cada partido. Esa sería la única manera de hacer que el juego limpio se respete, que nunca más se vean bravuconadas como ir a discutir una decisión arbitral cuando los exaltados estaban a 50 metros de la jugada... y al ras del piso. Que nunca más el aficionado sea condenado a ver vivillos que saquen ventaja de sustancias prohibidas o de las “cosas raras” se Sillero, y que además, esas cosas raras sean determinantes para cambiar los resultados del juego.

Entretanto, bien harían la Federación y la Liga en archivar la banderita y dejar de lado la hipócrita devolución del balón en las jugadas ya comentadas.

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