El 29 de enero será declarado Día del Heroísmo Paceño

Sociedad - Martes, 27 / Ene / 2009
 
Bolivia.com
(Lapaz.bo) La Alcaldía rendirá homenaje a los protomártires de la revolución y develará un monumento a José Miguel Lanza en la avenida Saavedra.

El 29 de enero de 1825 los guerrilleros de Inquisivi y Ayopaya ingresaban a las calles de La Paz comandados por el coronel José Miguel Lanza. Llevaban por delante la bandera rojo y verde, la enseña de la republiqueta que más trabajo dio a los españoles y la única que sobrevivió al final de la guerra por la Independencia, la que llevaba consigo la tropa de Victorio García Lanza en su último combate contra el ejército español en Irupana.
En mérito a la decisión y coraje de los inmolados en la actual Plaza Murillo, el Concejo Municipal de La Paz declaró el 29 de enero como el Día del Heroísmo Paceño, y para esa fecha se desarrollará un programa especial en el que se realizará un homenaje a los protomártires de la gesta libertaria de julio en la plaza Murillo y en el monumento a José Miguel Lanza en la avenida Saavedra (Bajo Miraflores).

Revisando la historia

La batalla en Yungas fue adversa a los patriotas y después de ella los españoles cobraron la cabeza de Victorio García Lanza y de Gabriel Antonio Castro quien, aunque nacido en la península ibérica, abrazó la causa de los americanos porque más que una lucha entre naciones, era una lucha de libertad e igualdad.

En las fuerzas patrióticas lucharon criollos, afro descendientes, indígenas y también españoles. Ese diciembre de 1809, cuando fue victimado Victorio García Lanza, era difícil imaginar que su bandera iba a encabezar el desfile glorioso de las tropas que más tarde serían el primer batallón boliviano, bautizado por el Mariscal Antonio José de Sucre como “Aguerridos”.


Pero los protomártires tenían vista larga. Por eso Pedro Domingo Murillo señaló que la tea que dejaba encendida nadie la apagaría. Esa visión fue premonitoria. 15 años después de la inmolación de los nueve protomártires de la independencia en la Plaza de Armas (hoy plaza Murillo y kilómetro cero de Bolivia) José Miguel, el menor de los hermanos García Lanza, que por decisión propia sólo llevaba el apellido Lanza, ingresaba a La Paz y proclamaba que los altoperuanos eran libres.

Era un homenaje a sus hermanos (Gregorio García Lanza fue ejecutado el 29 de enero de 1810 junto a otros 8 protomártires) y a la lucha de tantos y tantos combatientes. A los guerrilleros que mantuvieron a raya al ejército español impidiéndole llegar hasta Buenos Aires. A las mujeres como Vicenta Juaristi Eguino, Simona Manzaneda y María Linares, en La Paz, o Juana Azurduy en el sur, quienes combatieron con heroísmo a la monarquía.

Ese 29 de enero fue un día de gloria para José Miguel Lanza y sus hombres, pero el destino le tendría reservado, cuando menos, dos momentos cumbres más. Fue nombrado Vicepresidente de la Asamblea Constituyente, y le tocó asumir funciones de presidente del cónclave, ya que el titular José Mariano Serrano tuvo que descender de la testera para dirigirse al pleno de dicha Asamblea. Precisamente, cuando el patriota paceño presidía las sesiones, se produjo la declaratoria de la independencia de Bolivia.

Momentos después se reconocía como bandera de la nueva nación: la rojo y verde, la que fuera pabellón de los patriotas, de la cuna de valientes y tumba de tiranos.
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