Falleció Chela Urquidi, la dama de la danza

Cultura - Viernes, 03 / Feb / 2006
 
(La Paz - La Razón)
Bolivia.com
Graciela Urquidi, pionera del ballet clásico y la danza folklórica en Bolivia falleció ayer, a los 85 años, en el Hospital Obrero a causa de un paro cardiaco. Los restos de “dama de la danza” fueron velados en el Teatro Municipal Alberto Saavedra Pérez y serán enterrados hoy, a las 15.00, en el Cementerio General.

“Los últimos días hubo gente que la visitó pero muchos se habían olvidado de doña Chelita”, cuenta Zenobia Mariaca, la incondicional amiga que durante décadas acompañó a la bailarina. “Hasta el año pasado todavía estaba saltando, dando clases a los niños, pero luego se enfermó”. Y la enfermedad llevó a Urquidi por diferentes nosocomios hasta el Obrero, donde su corazón dejó de latir ayer, a las 7.00.

La muerte de la pionera del ballet boliviano —que desde 1948 había formado varias generaciones de bailarines— provocó pesar generalizado e incluso pedidos de reconocimientos póstumos: José Luis Paredes, prefecto de La Paz, envió una carta al Canciller de la República, David Choquehuanca, solicitando la condecoración póstuma del Cóndor de Los Andes, a la señora Graciela Urquidi, “por su invalorable contribución al arte nacional”.

“Como bailarina e intérprete, Chela Urquidi fue pionera de la danza. Dirigió el ballet oficial y creó el ballet folklórico logrando el respeto de una sociedad que tenía sus prejuicios y remilgos con el arte nacional. Sentimos mucho su muerto pero queda la satisfacción que ha dejado una gran obra”, opina Fernando Ballesteros, director de la Escuela del Ballet Oficial. Coincide la coreógrafa Norma de la Quintana: “Chelita fue parte de la aventura coreográfica Amerindia de Velasco Maidana y desde entonces hizo historia en la danza”, dice la directora del Ballet Oficial.

“Hemos perdido una amiga y ahora baila en el cielo”, comenta la declamadora Elizabeth Fiorilo. “El baile fue el hijo que no tuvo, ahora el baile está huérfano”, dijo apenada doña Zenobia.

PERFIL

Nacida en Potosí, el 26 de septiembre de 1920, Graciela Urquidi creó el 8 de mayo de 1943 el Ballet y la Academia de Danzas que lleva su nombre y fue su directora hasta el 2004.

Durante años fue profesora de ballet clásico, danza moderna y folklore en Buenos Aires. A fines de los 60 dirigió el Ballet Oficial y el Ballet Folklórico de Bolivia. El elenco de Chelita Urquidi se presentó en todo el país y llegó también a escenarios de Latinoamérica, Europa y Asia.

En 2004 fue homenajeada por Adas y en septiembre del año pasado, cuando se encontraba postrada en el Hospital Obrero, recibió del Estado la condecoración al Mérito Civil Libertador Simón Bolívar. La coreógrafa, profesora y bailarina falleció ayer, 2 de febrero.

“Yo sólo hice lo que más quería” dijo Chelita

Días después de cumplir 85 años, el 28 de septiembre de 2005, Chela Urquidi recibió de la Cancillería de la República la condecoración Simón Bolívar en orden al mérito civil, postrada en su cama del Hospital Obrero, donde ayer murió. Entonces, la “dama de la danza”, agradeció el homenaje con un “No me lo merezco, yo sólo hice lo que más quería”.

En su última entrevista con La Razón, Urquidi, con la salud deteriorada y lejos de los escenarios, confesó su mayor preocupación: “Extraño a los niños, quisiera verlos otra vez en mi escuela, marcarles los pasos. A ellos los extraño”, dijo.

Los recuerdos de sus años de danza alegraron a la bailarina. “Me gustaba mucho bailar, desde chiquita, mi papá tocaba el piano y yo saltaba. Después, una profesora rusa me enseñó a bailar de puntas”, comentó.

Su talento fue educado cuando su familia dejó su natal Potosí para instalarse en La Paz, donde la precoz niña recibió clases particulares de un profesor chileno. Más tarde, con 22 años y ya casada, perfeccionó su talento estudiando, primero, y enseñando, después, en Buenos Aires.

En 1948 fundó en la ciudad de La Paz la escuela y el ballet que hasta hoy llevan su nombre y desde entonces varias generaciones de alumnos presentaron espectáculos de baile clásico y nacional.

“Antes era mal visto bailar folklore, pero yo quería hacerlo, tan lindo que es”, dijo la artista que logró que los bailes bolivianos sean reconocidos y respetados por la sociedad local y, aun más, que lleguen hasta los primeros escenarios de América, Asia y Europa.
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