Lagunillas - Potosí

Miércoles, 12 / Mar / 2003
 
(La Razón)
Bolivia.com
Este pueblo del norte de Potosí recibió certificados de nacimiento. Fermín Paya, de 90 años, ya tiene el suyo.

La mañana amanece expectante en Lagunillas, Potosí. Al pasar, una carretilla arranca sonidos pedregosos del suelo. Sobre la rueda descansa el peso de un anciano acurrucado y cubierto con una frazada. Tiene el sombrero blanco como sus canas y un vivo saco rojo. Su nombre, Fermín Paya. Calcula 90 años de vida con el único respaldo documental de su memoria, ya que no tiene nada que acredite su edad o su identidad. Como no puede caminar, la carretilla le ha servido de silla de ruedas, muy necesaria para salir en un día tan importante.

Desde temprano, las cabezas de niños, jóvenes, adultos y ancianos, todas oriundas de este pueblo norpotosino a tres horas y media de Oruro, se han congregado en torno a la pequeña escuela. Allí se dirige la carretilla con Fermín que, impulsada por los brazos de su hijo, llegará al centro donde por primera vez, el anciano podrá demostrarle al mundo que existe.

El ronronear de un pequeño generador eléctrico distrae a este pequeño poblado, parte del muni- cipio de Pocoata, con 3.000 habitantes en los alrededores. Lagunillas es sólo una de las comunidades que desde febrero y durante los próximos tres meses recibirá certificados de nacimiento gratis. De 10.000 a 15.000 laimes y qaqachacas contarán con este beneficio.

La brigada de la Corte Nacional Electoral llega a la escuela. Está terminando de conectar las computadoras portátiles y la impresora láser que serán empleadas para la emisión de certificados de nacimiento gratuitos, indispensables para ejercer derechos fundamentales. La gente mira con sorpresa a la impresora de la que salen los certificados, luego de que dos testigos mayores que el interesado, o por lo menos nacidos antes de 1943, y una autoridad originaria acreditaran la veracidad de los datos. Es el turno de Fermín. No esperó mucho, pues hay prioridad para ancianos y embarazadas. Ahora, gracias a la Ley 2383, él puede solicitar su registro de nacimiento por primera vez.

Lagunillas es uno de los tantos pueblos donde la electricidad recién llegó y no siempre funciona, al igual que el sistema de agua y donde sus habitantes viven en condiciones precarias. Sin embargo, cultivan sus tradiciones y buscan tener una participación más activa como ciudadanos bolivianos. “Desde hace años la gente del campo no se registraba por falta de orientación”, comenta René Mamani Fiesta, de 30 años de edad, y mallku de la Federación de Ayllus Originarios Indígenas del Norte de Potosí, quien reconoce que el entender esta necesidad es el primer paso para mejorar. “Nos identifica, donde nacimos principalmente. Además, antes sólo nuestros abuelos sabían de esto”, dice en tono reflexivo.
Francisco Auca Condori, de 30 años, pertenece al Ayllu Laime. Es el presidente de la Unión del Consejo para el Desarrollo de los Ayllus en Paz y piensa que la entrega gratuita de certificados de nacimiento es importante para la paz entre los pueblos originarios, porque así se sabe quién es quién. “Muchos de nuestros abuelos y abuelitas se van a poder beneficiar del Bonosol”, dice Auca. “Los niños y jóvenes también se van a beneficiar del acceso a la educación: con este documento van a poder participar mucho más”.

Hasta hace poco, las comunidades tenían que realizar viajes largos para iniciar el trámite y sus miembros solían ser discriminados. Esto está encontrando su punto final porque como en Lagunillas, otras brigadas fueron instaladas en las localidades de Qaqachaca y Catavicollo en Oruro. Ellas muestran que el trabajo de certificación gratuita funciona sin mayores problemas y que la voluntad de la Corte Nacional Electoral beneficia a pueblos originarios del sur de Oruro y del norte de Potosí.

El sonido de la impresión, las firmas y un par de sellos... Un original para la corte y dos copias para Fermín. Luego de las huellas dactilares para quienes no saben escribir y de hacer un juramento con la señal de la cruz frente al Oficial del Registro Civil, la ceremonia ha terminado. Y, luego de 90 años, los datos de Fermín están registrados en el sistema informático de la Corte.
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