Hace 36 años murió el Presidente René Barrientos

Miércoles, 27 / Abr / 2005
 
(La Paz - Bolivia.com)

Bolivia.com
Odiado por la mayoría y amado por sus seguidores, René Barrientos Ortuño murió en su ley, viajando por el aire. El general Barrientos irrumpió en la política a la sombra de Víctor Paz Estenssoro que le propuso ser su vicepresidente.

Víctor Paz Estenssoro ideó un plan para prorrogarse en la presidencia, y no tuvo inconveniente en forzar la ley para buscar ser reelegido.

Poco antes de cumplir el período 1960-1964, que era ya su segundo período (1952-1956), el movimientismo aprobó una reforma a la Constitución que hacía posible la reelección del Presidente.

René Barrientos Ortuño, el general de aviación cumplía los requisitos que deseaba Paz Estenssoro para su vicepresidente, ideal porque quería a alguien que no le haga sombra: Encandilaba con su labia a importantes sectores de la población, no era salido del MNR, dejaba traslucir un temperamento fuerte y además era novato en lides políticas. Ideal para ser la “quinta rueda del carro” (como Juan Lechín calificó a la vicepresidencia de la república).


Las elecciones fueron ganadas por el MNR, y pese a las denuncias de fraude, el binomio Paz-Barrientos asumió el 6 de agosto de 1964. El romance duró poco porque el criado le salió respondón. La población no se tragaba el cuento de la reelección y el descontento popular se hizo insoportable para Paz Estenssoro que huyó a Lima.

Barrientos se hizo del poder junto a Alfredo Ovando Candia, que horas antes del golpe, en su condición de Comandante de las FFAA le había reiterado su lealtad a su Capitán General.

Como el pueblo exigía elecciones, Barrientos renunció a la presidencia para habilitarse a las elecciones que él convocó, él controló, y él ganó.

Sus discursos largos, su recíproco amor con el campesinado del valle, sus largos viajes en helicóptero, sus amores indisimulados “en cada puerto”, las decenas de hijos adoptados (o propios?) del primer mandatario, su carisma, su don de mando, hacían prever que Barrientos Ortuño sería el militar más importante de Bolivia en el siglo 20, pero la muerte tempranera le privó de todos sus sueños.

Un domingo de fútbol (principal actividad social y dominguera de aquella época) fue abruptamente cortado con las noticias de radio. Reportes extras suspendían las transmisiones futboleras para anunciar el accidente (primero) y confirmar la muerte (después).

La versión oficial dijo que: A la salida de Arque, cuando su helicóptero iniciaba su ascenso, un cable del telégrafo se enredó en las hélices y mandó la nave al suelo. El fuego devoró al helicóptero y a quienes viajaban en él.
Fue un hecho de gran impacto. La chacotera forma de hacer política ya había generado grandes enemigos al general Barrientos. Y la guerrilla de Ñancahuazú, y el asesinato del Che Guevara le había dado fama internacional.

Pero más allá de amistades y enemistades, la gente salió a las calles a llorar la muerte del “General del Pueblo”.

Su cuerpo fue trasladado de Cochabamba a La Paz en ferrocarril. Fueron enormes las muestras de dolor acompañaron el duelo en cada población por las que el tren era obligado a parar.

La ciudad de La Paz se convirtió en un sólo velorio en el que el féretro recorrió desde la Estación Central, hasta el Palacio Quemado.

Trasladado luego a su natal Cochabamba, hasta ahora, 36 años después, su tumba no deja de ser visitada por gente de todas las clases sociales. Pero dicen que es gente del pueblo, por abusión, o por vaya a saber qué, la que no deja de llevar flores, hasta convertir su tumba en un verdadero jardín.
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