Carla Ortiz: “Actriz no es sinónimo de prostituta”

Viernes, 20 / May / 2005
 
(La Paz - La Razón)

Sus pasos largos y seguros nos conducen a su habitación de hotel. Al entrar, un olor a incienso da la bienvenida al lugar que durante las últimas cinco semanas ha sido su hogar.

Sus grandes ojos enmarcados por las cejas espesas armonizan con su sonrisa que se abre paso entre sus labios carnosos. Su cabello largo, ébano, sin ningún truco de peluquería, acompaña a su curvilínea silueta a la que hace un mes ha sumado cinco kilos.

Esos son los rasgos físicos que hoy describen y encarnan a Claudina Morales, el personaje que la trajo a Bolivia. Así, la Miski Simi, del filme de Antonio Eguino Los Andes no creen en Dios, libera a la mujer, Carla Ortiz.
Siempre me pregunté cómo es que te animas y concretas viajar a México para dar tus primeros pasos en la actuación...

Mi papá no quería que sea actriz y por entonces jugaba tenis. Fue ese deporte el que me dio una beca completa para estudiar cine y teatro. Una vez que empecé mi carrera, mi papá se dio cuenta de que yo iba en serio. Mientras estaba en la universidad me nombraron Chica Cosmopolitan Bolivia. Para ese título una debe destacar en modelaje y en alguna otra actividad más. Yo destacaba en modelaje y tenis. Ese fue un escaparate maravilloso, pues salí en la portada de la revista.

¿Y cómo ingresaste a la televisión?
Una vez que pasa lo de Cosmopolitan, Televisa me invita a participar en novelas. Pero yo no quería porque deseaba hacer cine y televisión en inglés. Terminando la carrera de actuación, me sale un trabajo en Guardianes de la Bahía. Pero me piden que haga unos desnudos para Penthouse y Playboy. Digo que no, y se hace todo un escándalo. Entonces, la única otra opción que tengo para trabajar es Televisa, que es el Hollywood latino. Y aunque ahí parece todo color de rosa, se tiene que trabajar duro y paso a paso. Me doy cuenta de que existen dos caminos. El fácil y el largo. En el último caso, te metes como conductora, construyes un nombre, la gente se va enamorando de ti y consigues una novela. Es el camino que elijo.

¿Por qué no aceptaste hacer los desnudos en esas revistas?
Porque tenía 18 años y había peleado contra toda mi familia para actuar, tratando de mostrarles que actriz no es un sinónimo de prostituta. Me preparé en una carrera de casi cuatro años para llegar a una serie —Guardianes de la Bahía— que tiene uno de los mayores raitings en el mundo. Pero es una serie vacía, donde no existe actuación y sólo muestras tu cuerpo. Y aunque decidí dar ese paso como primera oportunidad, no me pareció que además tenga que desnudarme. Entonces dije que no. No estaba y aún no estoy preparada para un desnudo. En Estados Unidos es un lujo estar en Playboy porque esas revistas tienen desnudos considerados artísticos, pero en Bolivia sigue siendo una revista pornográfica. Entonces, por respeto a mi familia, a mi papá, a mis valores y a mis principios, decido que no. Así que tuve que salir del programa.

Hoy radicas en Los Ángeles. ¿Qué haces en esa ciudad?
Tengo un programa televisivo de variedades y entretenimiento que se llama Xcape. Soy la conductora principal y tengo tres reporteras que cubren lo mejor de la música, del cine. Es un programa diario y fresco. También hago participaciones especiales en series.

¿Cómo llegas a participar en esas series, es por invitación?
He estado en Embrujadas y en otras series, y llegar a estar ahí es un proceso largo. Primero, mandas tus fotos, si les parece que puedes dar con el personaje te hacen una audición. Si les gustas, te hacen un call back; si lo haces bien, entonces te reúnes con el director, si le gustas a él, te reúnes con el escritor; y si le gustas al escritor y al director, te dan el trabajo.

¿Cómo es un día de tu vida allá?
Me levanto a las 7.00, hago meditación o voy a misa. A las 9.30 voy a yoga. A las 10.30 empieza mi día de trabajo. Reuniones, citas. Como con los directores a fin de que me conozcan y me den el guión. Que acepte o no el papel, depende de si me gusta o no la película.

Te percibo muy espiritual. ¿Cuánto influye este campo en tu vida?
Desde niña he pensado que la misión más importante es la del servicio a Dios. Entonces, pensaba que el camino era ser monja, aunque yo quería tener familia e hijos. Me di cuenta de que el servicio es por medio de la excelencia en el trabajo que uno escoge. Además, he tratado de mantener mi vida en equilibrio espiritual, emocional, intelectual y físico. Mi cuerpo es el templo que guarda el espíritu, la fortaleza, el cerebro y la preparación de años que tengo.

¿Cómo sobrevives en el espectáculo con tanta competencia?, ¿qué haces tú de diferente?
Ese equilibrio de los aspectos que mencioné puede hacer a alguien diferente en un medio tan grande como es el del espectáculo. Soy una actriz boliviana, con un look de moda y estilo latino. Pero yo siento que mi misión es demostrar que se puede ser una mujer sexy, famosa y mantener las bases y el servicio a Dios. Soy católica practicante. Sin embargo, practico budismo hace siete años como filosofía de vida. Y la metafísica está en mi vida hace una década.
En resumen, y aunque parezca un cliché, lo que es para una es para una. Cuando quieres algo con todas tus fuerzas, luchas por eso, eres coherente con lo que haces y dices y te preparas, entonces el Señor de allá arriba te abre la puerta.

Con el éxito que tienes, ¿qué te motiva a apostar por la producción nacional?
Porque creo que podemos. Me gusta que en Los Andes no creen en Dios se toca un período de tiempo —la década de los 1920— en que Bolivia era grande, era el país de las oportunidades, donde llegaban ingleses, escoceses, americanos y franceses a probar mejores formas de vida en Uyuni, en Pulacayo.
Además, la sorpresa de encontrarme con un equipo técnico y de producción con talento y disciplina iguales que en el extranjero, pero que sobreviven dedicados a otros trabajos lejos del arte.

Al estar en el país y rodar un filme compartiste con mucha gente, viviste nuevas experiencias, pero ¿qué es lo que más te impactó?
La timidez de nuestro pueblo. Somos humildes, pero no tenía la conciencia de cuánto. Es difícil lograr que un boliviano te hable y te escuche, pero cuando lo consigues te das cuenta de que es un país donde aún existen principios y valores. También me impresionó que pocos bolivianos conozcan el Salar de Uyuni y que este mágico lugar se difunda más en el extranjero.

¿Qué diferencias encuentras en el mundo del espectáculo de México, Estados Unidos y en la incipiente farándula de Bolivia?
En México hay un monopolio muy fuerte. Cuando se trabaja con Televisa ves que eres la estrella, tienes tres asistentes, estás en la novela y hay 10 radios y 10 revistas que están cubriendo tu vida y están encima tuyo. Además, estás en muchas cosas subvencionadas. No pagas ropa, comida, peluquerías, etc. Eso sí, sientes el cariño de la gente que reconoce tu trabajo. En cambio, Los Ángeles es una ciudad ambigua y andrógena, donde tienes la fusión de todo, la mezcla de todo. Es un lugar donde encuentras lo mejor de lo mejor y lo peor de lo peor, pero te da la opción a elegir. Tienes la oportunidad de trabajar; allí soy una actriz que trabaja, no sólo soy una actriz de título. En Bolivia existe un respeto muy lindo. La gente es tranquila. Es una bendición de Dios no tener paparazzi que esperan que te sientas mal para que salgas mal en la foto. Aquí es diferente, se hace una cita y quedas en una entrevista y eso no tiene precio.

La gente suele creer que el mundo de la farándula es frívolo ¿Esto es cierto? ¿Por qué?
Por supuesto que es frívolo. Es profundo, es espiritual, es asqueroso, es limpio, es bonito… depende de qué es lo que tú escojas. Lo que dicen del medio del espectáculo es verdad y peor, y lo bueno también.

La imagen que proyecta un papel marca a los actores. De ahí que uno es el galán, otra la mala... ¿Cuál es la imagen que tú quieres proyectar hoy y más adelante en tu carrera?
He estado escogiendo mis trabajos desde las novelas. He escogido personajes diferentes uno del otro. Busco los que dejan algo a la gente. Quiero que cuando alguien vea algo mío, sepa que soy alguien que se ha redimido, que ha cambiado. Quiero ser recordada como una actriz que ha hecho proyectos que dejan esperanza y luz, y si dentro del paquete viene un sex symbol o una intelectual, no importa.

¿Qué proyectos emprenderás?
En Bolivia me han ofrecido un par de cosas, pero aún no puedo aceptar porque mi agenda está copada hasta enero del 2006. Sin embargo, tengo planes para producir en Bolivia. Voy a protagonizar una película en Nueva York y Canadá, en la que compartiré créditos con María Conchita Alonso. También haré el papel de Catrina en The Inquisitor y tengo varios otros proyectos fílmicos.

El perfil
Carla Alejandra Ortiz Oporto nació en Cochabamba en diciembre de 1978. Incursionó en el modelaje y su primer trabajo de actuación en televisión fue en Historias del Vecino. Enamorada de la actuación, estudió Artes Escénicas en EEUU. Radicó en México, donde inició su carrera y participó en las telenovelas Gotita de amor, Mujeres engañadas, Primer amor y Ángel rebelde, entre otras. Acaba de estelarizar Los Andes no creen en Dios, de Antonio Eguino. Hoy está en Los Ángeles conduciendo el programa Xcape.
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