La puerta abierta del siglo 19

Cultura - Viernes, 08 / Jul / 2005
 
(La Paz - La Razón)
Bolivia.com
El formato de cinco por diez centímetros revolucionó el mundo de la fotografía en 1856. El Espacio Patiño muestra su impacto en Bolivia.

Severidad y elegancia retratadas en sepia. Un óvalo oficia de marco para el busto de Narciso Campero, quien el 4 de octubre de 1876 envió una fotografía en Sucre para "la señorita María Josefa Mujía, recuerdo de su afectivísimo N. Campero", como reza la parte posterior de la tarjeta en que destaca el escudo de armas de un fotógrafo, premiado con una medalla en la exposición universal de 1867. La foto fue tomada en París, mucho antes de que Campero fuera presidente. Se trata además de uno de los tantos retratos que el ex mandatario mandó hacer para obsequiarlos a sus círculos de amistades utilizando el formato de moda del siglo XIX: la tarjeta de visita.

El Espacio Simón I. Patiño presenta desde este 6 de julio una exposición en la que introducirá al público en el mundo de "la carte de visite", retrato fotográfico de cinco por nueve centímetros que popularizó mucho la fotografía, facilitando su consumo y apogeo.

1850. En Europa, las políticas de Napoleón III permitieron el crecimiento de la burguesía y la aparición de los nuevos ricos. éstos, para reafirmar su posición, se hacían retratos pictóricos a la usanza de los aristócratas, pero como la demanda era mayor que la oferta, aparecieron pintores de dudoso talento que ofrecieron trabajos mediocres.

En estas circunstancias surgió la fotografía, que reemplazó a los requeridos retratos pictóricos. A pesar de que no necesitaban gran técnica y de que los resultados eran mucho más fieles, las imágenes del daguerrotipo resultaban todavía prohibitivas para la gente.

Con tanta demanda, el fotógrafo y empresario francés Adolphe Disdéri (1819-1890) patentó en 1854 una cámara fotográfica que estaba dotada de hasta 12 objetivos. El invento permitía impresionar en la placa, donde antes sólo cabía una imagen, hasta 12 fotos de unos cinco por 10 centímetros. El nuevo formato se llamó "carte de visite" (tarjeta de visita) y su éxito se prolongó a fines del siglo XIX.

¿Pero qué pasó después con la tarjeta de visita? Desapareció hacia 1863, cuando la firma inglesa Windsor & Bridge Co. popularizó otro formato, el Cabinet, de 10 por 15 centímetros, que se convirtió finalmente en el más utilizado.

El apogeo en Bolivia
La tarjeta de visita llegó a Bolivia aproximadamente en el año 1861. Rostros de presidentes, caricaturas políticas y representantes de las familias aristócratas del siglo XIX desfilan sobre la mesa de la investigadora Miriam Vargas, quien ultima detalles en el montaje de la exhibición de más de 200 de estas fotografías. "Lo más difícil en esta tarea, más que la clasificación, ha sido descartar las tarjetas de visita. De un universo de 420, hemos escogido únicamente 200 que están agrupadas según el tipo de colección, fotógrafos, procedencia y familias, entre otras clasificaciones."

El trabajo empezó hace meses, cuando Michela Pentimalli, directora del Espacio Simón I. Patiño de La Paz, visitó el fondo fotográfico del Archivo de La Paz (de la Universidad Mayor de San Andrés) y encontró una gran colección de tarjetas de visita sobre las que tanto le había hablado antes Miriam Vargas. "Cuando empecé a revisar el fondo fotográfico las encontré. Salí ese mismo instante a la calle y le llamé a Miriam. Le dije: 'Tienes que venir ahora para ver lo que hay', y así empezamos a trabajar", explica Pentimalli, quien encontró en este trabajo una fascinante puerta abierta hacia el siglo XIX.

Miriam Vargas llegó de Cochabamba y encontró 420 de estas piezas de historia. "Tenemos colecciones de Sucre, Cochabamba, Oruro y algunas de La Paz". En ese momento empezó una exhaustiva clasificación en fichas y con el apoyo de la digitalización de las imágenes. "Con este material recolectamos todos los datos necesarios, como la imagen, quién escribe y los datos del fotógrafo. Esto sirve para desarrollar posteriores estudios sobre tópicos como colecciones, logotipos o familias. Ayudó mucho la memoria visual, pues aún sigo encontrando rostros y nombres muy comunes en las diferentes fichas".

De esta manera, las imágenes pueden revelar algunas peculiaridades del uso de este formato. "La dirección era muy importante para los fotógrafos", explica Vargas. "Existían en Europa calles de fotógrafos famosos, dato que servía como un indicador de prestigio. Narciso Campero, por ejemplo, vivió en Europa y se tomó muchas fotografías. Tenemos otra en La Paz, sacada por Valdez en 1885".

Si en Europa uno de los temas de colección favoritos era el de los emperadores, en Bolivia destacaron los presidentes. "Estas colecciones tienen reproducciones de las pinturas de los primeros mandatarios, desde Bolívar, hasta que aparece la fotografía. Hay presidentes que han sido muy afectos a la fotografía y tienen muchos retratos. Encontramos a Melgarejo y a su concubina, Juana Sánchez".

Ya que se tenían 12 copias de la misma imagen, la tarjeta de visita derivó en la producción masiva, por lo que despertó el coleccionismo a partir de imágenes de artistas, reyes, mujeres, familias, etc. Hoy, cada característica —tanto del anverso como del reverso de la tarjeta— es motivo de estudio.

Objeto de colección
"La tarjeta de visita era una forma de nexo o de relación social. Se entregaba como recuerdo. En la imagen se tenían accesorios como las columnas, las cortinas y los sillones. Podían ser coloreadas de forma manual, estar encuadradas o tener la imagen recortada dentro de un óvalo ", describe Vargas.

Los fotógrafos son un tema aparte. "Ellos han privilegiado el reverso de la tarjeta para poner sus medallas de premiación, los sellos que representan al emperador y las firmas, como la del fotógrafo francés Nadar (Gaspar Feliz Tournachon), quien fue uno de los más famosos retratistas de la época".

Pero en Bolivia también se contaba con varios profesionales de renombre, entre los que destacan Reyes, Lavadenz y Daniel Zegada (Sucre), Modestino García (Cochabamba) y Villalba y Valdez (La Paz).

En el reverso también solía aparecer la firma de la persona que había enviado la tarjeta y la fecha.

Las familias bolivianas que viajaban a Europa se encontraron con el "boom" del coleccionismo y acumularon retratos de reyes, militares, artistas y un largo etcétera. Y gracias a estas personas el Archivo de La Paz cuenta hoy con imágenes de Europa y América.

Por otro lado estaba el consumo de la persona sobre su propia imagen. "Aparte de las colecciones de presidentes, cada familia tenía su álbum donde guardaba sus propias fotos. Los hombres eran los que más aparecían", dice Vargas.

El valor social de estas tarjetas era importante, según revelan las dedicatorias. "Tenemos una colección muy linda de la familia Torrico de Cochabamba, la más grande del archivo, con 40 fotografías. Existen las más diversas dedicatorias de personas de diferentes edades. Hay niños, jóvenes, fotos dedicadas al padre y sobre todo a la madre, quien es la coleccionista, ya que en las dedicatorias ella pedía que le den sus retratos. Hay de todo, pero de la familia no tenemos ni siquiera una sola imagen".

En Bolivia se ha explorado muy poco este campo. "Aunque existen estudios sobre la tarjeta de visita con tipos indígenas. Esta clase de imágenes se coleccionaba en Europa y están en museos de ese continente. Se retrataba a los grupos indígenas como un exotismo".

Para Michela Pentimalli, la preocupación de esta exposición es el fortalecer la memoria histórica, sobre todo en aspectos de la vida cotidiana y la vida privada, que la historia oficial no toma en cuenta.

"La muestra nos permite llegar a un público muy amplio, tocar las fibras de la sensibilidad para que el público vea que personas como una son las que hacen la historia de la familia y la comunidad. Además, es un aporte importante a la historia de la fotografía en Bolivia".

Y para reforzar estas últimas ideas, el Espacio Simón I. Patiño cerrará la muestra —que visitará también Santa Cruz y Cochabamba— con seis conferencias el 1 de agosto sobre imagen, historia y sociedad en la Bolivia del siglo XIX.
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