Paraguay condecora a veteranos de la Guerra del Chaco

El Gobierno paraguayo condecoró con la máxima distinción del país en una emotiva ceremonia a los excombatientes vivos de la Guerra del Chaco, que entre 1932 y 1935 lucharon contra Bolivia, cuando se cumplen 79 años del fin del conflicto entre los dos países.

El excombatiente Jose Domingo Molinas, durante la condecoración a los excombatientes vivos de la Guerra del Chaco en Paraguay. Foto: EFE
El excombatiente Jose Domingo Molinas, durante la condecoración a los excombatientes vivos de la Guerra del Chaco en Paraguay. Foto: EFE

El Gobierno paraguayo condecoró con la máxima distinción del país en una emotiva ceremonia a los excombatientes vivos de la Guerra del Chaco, que entre 1932 y 1935 lucharon contra Bolivia, cuando se cumplen 79 años del fin del conflicto entre los dos países.

Paraguay movilizó a 140.000 soldados en el enfrentamiento, de los que 36.000 nunca volvieron a casa, mientras que las filas de Bolivia se componían de unos 200.000 hombres, de los que murieron más de 50.000, según el historiador Ricardo Scavone Yegros.

Apenas unos 927 excombatientes paraguayos seguían con vida en 2013, según los últimos datos oficiales.

Un centenar de ellos, llegados de distintas partes del país, recogieron este jueves la Orden Nacional al Mérito Comunero de la mano del presidente paraguayo, Horacio Cartes, en una ceremonia a la que también asistieron algunos de sus ministros, diputados, senadores y personal militar.

El sargento primero de Infantería, Pastor Díaz, ahora presidente de la Unión de Veteranos de la Guerra del Chaco, recordó los "tantos sacrificios sufridos para salvar al Paraguay" en un aclamado discurso frente al Palacio de López, la sede presidencial.

Díaz fue enviado al frente con 16 años, y hoy a sus 98 es uno de los veteranos más jóvenes del conflicto, provocado por la disputa sobre la delimitación de la frontera entre los dos países en el agreste Chaco, que ocupa la mitad occidental del país guaraní.

"Nosotros cumplimos la consigna: vencer o morir. Teníamos que demostrar que nuestro país no se achica ante nadie. Salimos victoriosos y trajimos paz y democracia a nuestro país", dijo Díaz en una intervención en guaraní y español.

Argentina, Chile, Perú, Uruguay, Brasil y Estados Unidos mediaron en Buenos Aires hasta lograr el 12 de junio de 1935 que las partes aceptaran un cese del fuego con la firma de un Protocolo de Paz.

El armisticio solo se hizo efectivo en realidad el 14 de junio de 1935, cuando exactamente al mediodía los soldados paraguayos mostraron sus manos desarmadas a los bolivianos, los cuales repitieron el gesto, dando fin a la guerra.

El tratado final de paz y límites entre ambos países se firmó tres años después, el 21 de julio de 1938.

Muchos de los soldados murieron por la deshidratación provocada por el clima extremo de la región y otras enfermedades.

El presidente de la Cámara de Diputados de Paraguay, Juan Bartolomé Ramírez, calificó de "glorias vivientes" a los excombatientes que "por su tradición guerrera" vencieron a los bolivianos "con la mitad de hombres y la mitad de armas".

El cabo primero Rogelio Ereles, quien caminaba este jueves frente a la sede del Palacio Presidencial apoyado en su bastón y en el hombro de su hija Bruni, recordó a Efe su participación en el conflicto.

"Creo que tuve suerte, caí preso por los bolivianos casi al final de la guerra. Pero pasé 11 meses de trabajos forzados antes de ser canjeado y devuelto a mi patria", explicó.
Ereles contó la historia que siempre le repite a sus nietos sobre cómo logró sobrevivir a caminar miles de kilómetros picando piedra, encadenado y sin botas.

"Nos poníamos trapos y trapos para tapar las heridas y tuve suerte. Al final me enviaron a casa", espetó.

Ereles fue uno de los presos de guerra canjeados entre ambos países 11 meses después de terminar el conflicto. EFE

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