Doce capas, colores vibrantes, el shamisen y la sensibilidad japonesa enamoraron a La Paz

El jüni hitoe, la vestimenta tradicional de las damas japonesas de las antiguas cortes imperiales, que impresiona por sus colores vibrantes, sus doce capas y casi 20 kilogramos de peso, enamoró al público de La Paz en la presentación cultural de Japón.

El jüni hitoe, la vestimenta tradicional de las damas japonesas de las antiguas cortes imperiales, que impresiona por sus colores vibrantes, sus doce capas y casi 20 kilogramos de peso, enamoró al público de La Paz en la presentación cultural de Japón.

"La belleza de los vestuarios antiguos ya no se puede ver hoy en las ciudades japonesas, pero conservamos la tradición para ocasiones muy especiales", manifestó el embajador de Japón en Bolivia, Hidehiro Tsubaki, en conversación con ABI durante la exhibición nocturna en el Centro Sinfónico Nacional de la ciudad de La Paz.

La espectacularidad del jüni hitoe está relacionada a la importancia de los colores, su significado y la calidad de las sedas en la cultura japonesa, cuya historia de muchos siglos desde la era Heian en el siglo X, está descrita en los libros sobre las tradiciones heredadas por los actuales japoneses cuyos vestuarios se han occidentalizado, pero no olvidan sus ancestrales costumbres.

El jüni hitoe es una prenda compleja tanto por su composición como por sus distintos significados y, en términos materiales, este kimono especial se lograba combinando 12 capas, que es precisamente la traducción de ese término japonés al español.

Las prendas íntimas de este tipo de kimono están hechas de seda blanca, seguidas de las demás capas y que se pueden ver sólo por las mangas o por el cuello, donde la superposición de piezas y sus contrastes son la clave del efecto visual, destacándose también los escudos familiares en las superficies.

La luz brillante tiene un significado muy grande en Japón, según destaca el embajador Tsubaki, por lo que estas prendas de las damas imperiales de la historia japonesa destellan esa intensidad que se agrega a los arreglos de cada capa, fundamentales a la hora de usar el jünihitoe. La idea principal es manipular el color final que se quiere lograr a través de la combinación de las distintas capas, con colores que se afectan unos a otros, y estas mezclas tienen nombres poéticos y comunican diferentes cosas.

En este contexto, la seda roja a través de un blanco traslúcido es ciruelo en flor, mientras que violeta claro interpuesto por una capa blanca significa cerezo en flor, de acuerdo a la recopilación histórica japonesa que describe estos detalles por la importancia en la cultura del Imperio del Sol Naciente.

La elección de colores no es arbitraria y cada combinación de capas corresponde a una determinada posición de la dama en la jerarquía social, económica y etaria del antiguo Japón y las posicionaban dentro de un código bien establecido dentro de la corte. Las damas cargaban, en esta tradición, un abanico que les servía para poder establecer relaciones sociales con los varones de la corte y funcionaba en la medida en que cubría el rostro de la dama al momento de dirigirse a un caballero, para así mantener el recato, muy importante en la cultura japonesa, por lo que las señoras mostraban directamente tan sólo las diferentes mangas de colores de su kimono.

Otro de los ingredientes del inolvidable espectáculo en el Centro Sinfónico Nacional fue la presentación de tres intérpretes del shamisen, instrumento musical típico de Japón. A diferencia de la escala de siete notas de la música occidental, la música tradicional japonesa está basada en una escala de cinco notas y la principal característica es que el acompañamiento instrumental rara vez progresa al ritmo de la canción.

El shamisen, instrumento de tres cuerdas y una caja de resonancia cubierta de pergamino, se toca con un arco y su sonido tiene un poder dinámico.

Interpretaron varias piezas musicales con el shamisen el maestro Mitsuyoshi Sasaki y las señoras Kiyomi Ishikawa y Ysohie Kohashi, quienes derramaron lágrimas de emoción al final de su actuación tras el estruendoso aplauso de la concurrencia que se sintió profundamente conmovida por la sensibilidad de los japoneses expresada a través de su cultura milenaria. ABI   

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