El protocolo complementario entre Chile y Perú de 1929

Jueves, 23 / Mar / 2006
 
(La Paz - La Razón)
Bolivia.com
Sin consultar ni uniformar a Bolivia, ambos países firmaron un acuerdo binacional, después de la Guerra del Pacífico. Incluyeron el concepto de la tercera potencia, lo que perjudicó al país.

El 3 de junio de 1929, sin que mediara consulta con Bolivia o se le hubiese proporcionado información alguna (como sucedió con el Tratado de Ancón en 1883), Chile y Perú suscribieron un tratado. Éste definió el destino de las ciudades de Tacna y Arica, en la provincia de Tarapacá, que permanecían en poder de Chile desde la Guerra del Pacífico.
En virtud de aquellos acuerdos, Tacna volvió a poder del Perú y este país ratificó la soberanía chilena sobre Arica. La frontera entre los dos países quedó definida por una línea divisoria que parte de un punto de la costa llamado “Concordia”, al norte del puente del río Lluta, ubicado a 10 kilómetros del ferrocarril Arica-La Paz.

Chile concedió, en la parte que atraviesa su territorio, amplio derecho de servidumbre a perpetuidad en favor del Perú. Tal servidumbre comprende el derecho de ampliar los canales, modificar el curso de éstos y recoger todas las aguas captables en su trayecto por territorio chileno, salvo las que actualmente caen al río Lluta y las que sirven a las azufreras del Tacora.

En virtud del artículo 4, el gobierno de Chile entregó al del Perú los territorios que, en su criterio, debían quedar en poder de este último país. Los plenipotenciarios de las citadas partes contratantes suscribieron un acta de entrega, con la relación detallada de la ubicación y las características definitivas de los hitos fronterizos.

Malecón, aduana y estación. Una de las principales cláusulas del Tratado comprometió al gobierno de Chile a construir, a su costo, un malecón de atraque para vapores de calado, un edificio para la agencia aduanera peruana y una estación terminal para el ferrocarril a Tacna. Así también establecimientos y zonas donde el comercio de tránsito del Perú goce de la independencia propia del más amplio puerto libre.

Chile compra Arica. Como en el caso del Litoral boliviano, comprado por 300.000 libras esterlinas, Chile entregó al Perú seis millones de dólares. Además, sin costo alguno para este último gobierno, traspasó todas las obras públicas ya ejecutadas o en construcción, así como bienes raíces de propiedad fiscal ubicados en los territorios que volvieron a soberanía peruana.

Árbitro norteamericano. Se nombró al Presidente de los Estados Unidos de América árbitro para resolver las controversias que pudiesen surgir por la interpretación de las disposiciones del Tratado. Se estableció esa presencia para el caso de que las diferencias no lleguen a un arreglo, a pesar de la buena voluntad de ambas partes.

Protocolo complementario al Tratado de 1929. Los gobiernos de Chile y del Perú acordaron suscribir un Protocolo Complementario del Tratado que se firmó con la misma fecha. Sus respectivos plenipotenciarios, debidamente autorizados, convinieron al efecto en el siguiente artículo que se transcribe textualmente.

Artículo primero. Los gobiernos de Chile y del Perú no podrán, sin previo acuerdo entre ellos, ceder a una tercera potencia la totalidad o parte de los territorios que, en conformidad al Tratado de 1929, quedan bajo sus respectivas soberanías. No podrán tampoco, sin ese requisito, construir nuevas líneas férreas internacionales.

Bolivia, la “tercera potencia”. Al establecer la prohibición de transferencia a un tercer país o “potencia”, Perú obtuvo un derecho a veto sobre la eventual salida al mar por Arica. Ésta ha sido una vieja aspiración boliviana, vista muchas veces con simpatía por Chile. Este veto es el que dificultó todas las negociaciones boliviano-chilenas. El caso más visible es el de los preacuerdos a que llegaron los dos países en 1975, en la localidad boliviana de Charaña.

Rivales y aliados. Los países Bolivia y Perú constituyen un curioso caso de naciones que, no obstante sus intensas rivalidades y conflictos en el siglo XIX, han sido aliados en dos ocasiones: en la Confederación Perú-Boliviana y en la Guerra del Pacífico. En ambas ocasiones fueron derrotados por Chile y su poderío nacional quedó consecuentemente debilitado.

El fantasma del protocolo de 1929. Toda negociación que en el próximo futuro sea emprendida entre Bolivia y Chile, siempre estará presidida por la reserva peruana a una salida boliviana al mar por el puerto de Arica. A lo largo de cuatro siglos, el vecino peruano mantuvo inalterable su oposición a que se utilice este antiguo territorio suyo o sus inmediaciones, en favor de Bolivia. La prueba más reciente se ha dado en la gestión de Carlos Mesa Gisbert, quien intentó reivindicar este derecho para el país.

¿Habrá cambios en el Perú? La incógnita se encuentra, ahora como ayer, en la posición peruana. La pregunta, a más de un siglo de la contienda marítima, y en un mundo que se pinta distinto y globalizado, es si el vecino y antiguo aliado cambiará su política. De ocurrir así, en caso de que se produzca una reaproximación boliviano-chilena, será posible abrigar más que esperanzas de acceder al océano Pacífico.
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