Hace 40 años Bolivia era campeón sudamericano invicto

Actualidad - Lunes, 31 / Mar / 2003
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(La Paz - La Razón)
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Los campeones sudamericanos de fútbol de 1963 cumplen hoy las bodas de rubí de aquel logro. Algunos de ellos siguen ligados a la actividad futbolística en el papel de entrenadores como Ramiro Blacutt y Abdul Aramayo, otros pasan sus días en casa con la renta de 1.630 bolivianos que les da el estado. Víctor Agustín Ugarte y Antonio Aguirre fallecieron.

Transcurrieron 40 años desde que Bolivia logró el único título que tiene en el fútbol Sudamericano.

A las 18.00 horas del 31 de marzo de 1963, el país vivía una fiesta. Ese día, en Cochabamba, Bolivia superó a Brasil por 5-4. A la conclusión del partido, el público ingresó al estadio Félix Capriles para levantar en hombros a los campeones, mientras en La Paz, al son de la cueca Viva mi Patria Bolivia, miles de aficionados festejaban en la avenida Camacho e inmediaciones.

Aquellos jóvenes vigorosos y aguerridos que salieron campeones invictos hoy son abuelos que oscilan entre los 62 y 70 años, algunos de ellos siguen dedicados al fútbol y otros están jubilados.

Desde hace dos años, reciben una pensión vitalicia de 1.630 bolivianos mensuales. “A casi todos les alcanza para vivir con modestia”, dice Abdul Aramayo.

La mayoría de la población no los reconocería en la calle, porque en cuatro décadas se borran muchos recuerdos, y los jóvenes de hoy no han revisado entre las pocas riquezas que guarda el deporte boliviano esas páginas de oro.

Los dirigentes Roberto Prada Estrada y Eduardo Sáenz García fueron quienes contra viento y marea propiciaron este certamen en Bolivia, apelando incluso a sus recursos personales. Fue el ex presidente Víctor Paz Estenssoro quien a nombre del país recibió el trofeo, que no se volvió a ganar más.

Arturo López, el guardameta de los seis partidos que disputó Bolivia, es jubilado de Yacimientos. Pese a unas dolencias estomacales aún camina por las calles paceñas con el garbo de un hombre joven.

Roberto Caínzo se jubiló de la Alcaldía y pasa sus días en familia en la zona Sur de La Paz. Este argentino que se naturalizó boliviano decidió quedarse para siempre.

Wilfredo Camacho es otro de los jubilados de la Alcaldía. El capitán de aquel equipo se mantenía ligado al fútbol hasta hace dos años en la función de director técnico. Amigo de la disciplina y guapeza, aún a sus 60 años seguía imponiendo disciplina férrea. “El fútbol te deja gratos recuerdos y también ingratitudes”, comenta don Willy, uno de los jugadores más excepcionales que dio el fútbol boliviano.

Max Ramírez, el zaguero que en The Strongest impuso su garra y en la Selección fue uno de los bastiones, fue hasta hace tres años gerente del Complejo de Achumani. Hoy se dedica a sus tareas en casa. Asegura que cuando va al estadio lo hace para renegar “porque no se corre y guapea en cancha como se lo hacía en sus tiempos”.

Eulogio Vargas, el moreno jugador que brilló como marcador lateral, prefirió quedarse a vivir en familia. Tiene su domicilio en Villa Copacabana y es uno de los ex futbolistas que pasa por mayores privaciones. El ex futbolista nacido en Formosa y que decidió adoptar la nacionalidad boliviana.

Abdul Aramayo es técnico de las divisiones inferiores de Bolívar y hoy sigue jugando como si tuviera 30 años. Mario Zabalaga, dedicado a la zapatería en el valle lleva adelante su pequeña tienda a la que puso el nombre de Gentleman.

Ausberto García fue técnico hace dos años en la escuela Enrique Happ. Renán López es relator deportivo y tiene una masiva audiencia en Cochabamba a través de su programa Performance. Eduardo Espinoza se marchó a Australia y mantiene aislados contactos con sus compañeros. Fortunato Castillo vive en Santa Cruz dedicado a sus tareas de hogar. Hugo Palenque optó por incursionar en la arena política siguiendo la huella de su hermano Carlos. Hoy prefiere la tranquilidad del hogar. Jesús Herbas vive en el valle dedicado al comercio. César Sánchez fue dirigente de Wilstermann y hoy vive dedicado a sus tareas de casa como también lo hace Isaac álvarez y el orureño Edgar Quinteros.

Ramiro Blacutt es el más próspero de todos. Actualmente es entrenador en Ecuador del club Cuenca y uno de los profesionales más respetados en ese país.

Máximo Alcócer se fue a vivir a Estados Unidos, aunque de vez en cuando retorna al país para reencontrarse con sus viejos amigos.

De este grupo fallecieron dos. Víctor Agustín Ugarte, el más grande jugador que dio el fútbol boliviano, y Antonio Aguirre, un excepcional delantero zurdo.

Reunirlos a todos ellos en estas bodas de rubí, para decirles gracias, puede ser un desafío alcanzable.

Entrevista

Abdul Aramayo
Una leyenda en el fútbol

Un hombre que dedicó su vida al fútbol

El tarijeño llegó a La Paz el 4 de septiembre de 1953 para jugar fútbol y ésta fue la profesión de toda su vida. A 40 años del único logro boliviano en el fútbol sudamericano dice que hay algunos recuerdos imborrables como el título logrado.

¿Bolivia partía como favorita en ese certamen? De ninguna manera, creíamos que íbamos a llegar al cuarto o quinto puesto, pero tras un empate al inicio el equipo fue creciendo y logró el título en condición de invicto.

¿La Federación apoyó al trabajo de ese equipo o hubo improvisación? No, hubo trabajo. El equipo se concentró durante cuatro meses en la Clínica Remedios en Cochabamba y el último mes en el Colegio Militar en La Paz.

¿Hubo un premio al finalizar el torneo? Esa fue una pelea. Al concluir el campeonato los dirigentes decidieron dar un millón de bolivianos por cada punto. Como obtuvimos 11 puntos nos dieron a cada uno 11 millones. Con ese dinero no se compraba un auto.

¿Ahora reciben una pensión vitalicia? Esa fue otra dura tarea. Al final se nos dio cuatro salarios básicos por mes. Eso nos sirve para vivir con algunas privaciones.

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