Los cambios introducidos por Carlos Mesa aún no se aplican ni en el Palacio de Gobierno.
El Escudo ya dio mucho qué hablar. Y todo indica que lo seguirá haciendo, prueba de ello es que el decreto de símbolos patrios que aprobó el presidente Carlos Mesa aún no es respetado ni en el propio Palacio de Gobierno.
Todo parecía que había quedado aclarado con el citado decreto y con el bordado del Escudo que había mandado a hacer el Presidente. Pero, la sorpresa es que el bordado no corresponde con el decreto. De hecho, no sustituye el árbol de pan por la palmera.
¿Por qué? En el Palacio explican que el Presidente, en primera instancia, decidió hacer respetar el decreto de 1888, del gobierno de Gregorio Pacheco, en el que se establecen las características del Escudo. Había tomado esa decisión porque ya se escuchaban críticas y observaciones en sentido de que se hacía un mal uso del símbolo patrio.
Por eso, Mesa mandó a hacer el Escudo de acuerdo a las características del decreto de Pacheco. Sin embargo, cuando
estaba con todo listo para el lanzamiento y, luego de escuchar ideas de todo tipo, decidió sacar un nuevo decreto con modificaciones al existente. Y así fue, el 21 de julio de 2004 salió la norma, pero hasta ahora, nadie, ni el propio Presidente, tienen el nuevo Escudo, porque apenas empieza su proceso de difusión.
Esa es la razón, según la oficina de prensa del Palacio, para que el bordado del despacho del Presidente no corresponda con el decreto emitido.
A decir de Fernando Navia, especialista en comunicación visual, ni siquiera el escudo que se reproduce en el decreto corresponde con la letra del mismo.
Según Navia, la imagen impresa del Escudo en el decreto es por cuatricomía (mezcla de cuatro colores —c,m,y,k— para obtener una tonalidad), mientras que el decreto indica tintas directas para el rojo, amarillo y verde de los pabellones o banderas; para el azul del elipse; y para el ocre de las letras y de las estrellas; y cuatricomía para las demás figuras. Navia explica que lo más práctico
es imprimir por cuatricomía y que la combinación de ambas es imposible.
En cuanto a los cambios, el decreto de Mesa sustituyó la alpaca por la llama, el árbol de pan por una palmera, y agregó dos figuras más, la del cerro menor de Potosí y la capilla del Corazón de Jesús, también potosina.
Y, eliminó la denominación del “hacha incásica” para llamarla solamente hacha.
Navia, que antes de la emisión del decreto había publicado su libro de observaciones a las disfunciones del Escudo, también encuentra fallas en la nueva norma. Se pregunta, por ejemplo, si el Gobierno tiene la potestad para cambiar un símbolo de todos los bolivianos, si la capilla del Sagrado Corazón no representa sólo a la fe católica, de qué atributos goza la palmera para representar a toda la riqueza vegetal de Bolivia y si realmente era necesario incluir nuevas figuras a un escudo ya sobrecargado. Más allá de las observaciones, el hecho es que el decreto está listo y que, según información proporcionada por el vocero presidencial, Osvaldo
Candia, está siendo distribuido a todas las reparticiones estatales para la sustitución.
Candia también informó que el Palacio ha cerrado un acuerdo con el Ministerio de Defensa para la impresión del nuevo Escudo y su distribución en todas las unidades militares del país, éstas a su vez difundirán el nuevo símbolo en los pueblos en los que están acantonadas. Esta parte del plan tiene un costo de 10 mil bolivianos, porque sólo se gasta en papel y tinta. La imprenta la pone el Ministerio de Defensa.
El segundo paso —que aún no se dio por falta de dinero— es imprimir 75 mil piezas del Escudo para distribuirlas a las 15.000 escuelas, con un promedio de cinco aulas cada una.
El Poder Ejecutivo espera que, como es una norma de cumplimiento obligatorio, los poderes Legislativo y Judicial difundan en sus instancias el nuevo Escudo. El nuevo símbolo, además, se está cargando a las páginas oficiales del Gobierno y es probable que más adelante se distribuya una versión a las imprentas de las ciudades.
