Hospital Obrero

Pedro Murillo, un viejo bohemio, se interna de emergencia en el Hospital Obrero, el más popular de la ciudad. La habitación donde es destinado es compartida por diferentes personajes: un personaje del oriente (oeste) del país cuya hija no reconocida trabaja en este recinto; un ex jugador de fútbol que padece un cáncer avanzado; un diabético obeso que pasa largas temporadas internado; un burócrata que tiene problemas en su matrimonio y un indígena que se cura con plantas medicinales. La mayoría son ancianos que se encuentran en la etapa final de su vida, luchando contra el dolor y la enfermedad. En este difícil trance nace en cada uno de ellos un profundo sentimiento de solidaridad que da pie a una amistad conmovedora, principalmente entre Pedro y el visitante del interior, Carmelo Suárez. El poder sanador de esta amistad les permite a ambos reconciliarse con la vida y aceptar finalmente el enigma de su destino personal con esperanza, gratitud y alegría en el corazón.