Hoy a las 19.30 se abre una exposición que reúne pinturas, dibujos, serigrafías, bosquejos y proyectos de murales y cerámica escultórica de uno de los creadores de la generación de 1952 en Bolivia.
Argentina somos todos se llama el gran acrílico que reproduce a una multitud enarbolando banderas. Es uno de los últimos trabajos de Lorgio Vaca, el artista cruceño cuya obra es motivo de una muestra retrospectiva en el Museo Nacional de Arte.
Las semejanzas con otras pinturas de los años 50 y 60 son evidentes. Sólo que entonces, el también muralista, ceramista y escultor, traducía en colores las manifestaciones de los campesinos bolivianos.
“Es curioso, pero esta retrospectiva me permite mirar panorámicamente mi trabajo y confirmar que me he mantenido fiel a mis principios, que no son otros que hacer del arte un medio de comunicación, un camino para expresar las realidades de los pueblos y para sensibilizar a los seres humanos en torno a ellas. Realidades de miseria, de injusticia, pero también de vida, de paisajes y costumbres”.
Para
el artista que celebra 50 años de vida creativa, las artes no pueden ser simplemente decorativas. Menos “en nuestro país, donde se tiene que soportar tremenda presión extranjerizante en el aspecto cultural. Una presión que se refleja en la educación y en el tono general de los medios de comunicación tecnológicos”. La gente “está perdiendo su capacidad para sopesar la información que recibe y entonces se extravía con los cantos de sirena de empresas que lejos de comunicar están al servicio de los poderosos”.
Frente a ello, “las artes —no sólo las plásticas— deben proponer un retorno a la condición humana, hablar de ella y sembrar un mensaje de esperanza”.
Vaca afirma que su arte no ha cambiado en la intención temática, pero “se ha enriquecido con el contacto de estos años con los pueblos indígenas y su capacidad creativa”.
La percepción del país tampoco es muy distinta de la que tenía en el 52. Y la realidad le da la razón: “Ayer (por el lunes), mientras se montaba la muestra salí a la plaza Murillo
y me encontré con los indígenas que han marchado desde Alto Beni durante días junto a sus esposas e hijos, con sus pancartas y su música. Y me pareció que las figuras del Arenal, donde tengo un mural, habían cobrado vida”.
“¿Que dónde está la esperanza?”, pues “en creer que algún día nuestros gobernantes serán de la misma clase que estos indígenas que son capaces de caminar mil kilómetros bajo sol y lluvia y siempre cantando y bailando”.
La muestra retrospectiva patrocinada por la Presidencia española de la Unión Europea se inaugura esta noche, a las 19.30, en Comercio y Socabaya. Permanecerá hasta el 14 de julio.
Puntos de vista
“Una obra para los bolivianos”
Juan Ignacio Pita. Historiador español de arte, 1997.
Las obras de Lorgio Vaca “no son bolivianas simplemente por estar creadas por un boliviano, lo son por estar realizadas, pensadas y expuestas para la lectura multitudinaria y constante de los bolivianos, utilizando un lenguaje consistente y directo y de apariencia simple... ha desarrollado un lenguaje
y una técnica propios de gran vigor expresivo...".
EL DIBUJANTE • Obras de trazo sencillo como éstas y estudios sobre el cuerpo humano son parte de la exposición
“Libre en su expresión plástica”
César Chávez taborga. Escritor boliviano, 2000
“Lorgio Vaca es un amante del color y un enamorado de la pincelada fuerte, violenta, desesperada, como si quisiera expresar, en cuatro rasgos profundos, toda su vitalidad interior y su protesta... Pintor de recursos estilísticos muy propios, nacidos de su sueño y de su práctica empírica, ha sabido enriquecer su arte de mil maneras”.
“Un mensaje para las mayorías”
Fietta Jarque. Periodista cultural peruana, 1982.
Su “vocabulario es el de un lenguaje liberado de la imposición cultural que exigen los cánones internacionales del 'buen gusto'. Sus valores más profundos son los de esta búsqueda consciente de una expresión que articule el mensaje de las mayorías... El mural es un arte público y Vaca nos dicta las palabras que recoge con sus manos de la tierra, de la arcilla...”.
