La competencia hace aparecer más cafés con chicas, juegos y karaokes

Lunes, 22 / Jul / 2002
 
(La Paz - La Razón)
Bolivia.com
Los negocios crecen día a día en La Paz. Ofrecen novedosos ambientes y servicios para encuentros y para pasar buenos momentos de esparcimiento.

Un local de grandes ventanales, con sillas colocadas alrededor de mesas con manteles blancos, vajillas perfectamente dispuestas por mozos de pulcro traje negro y gato. Es la imagen de los mejores cafés de antaño en La Paz, que sufrió una drástica como sorprendente transformación a fuerza de la moderna competencia.

La humeante taza de aromático líquido oscuro aún está sobre la mesa o la barra, aunque hoy por hoy existe mayor variedad para el gusto, la vista, la diversión y el esparcimiento. Los lugares son singulares, tales como el Café Deseo, Tres Sietes —con juegos para adultos—, el juvenil Café Rock, el melodioso Café karaoke o las decenas de cafés con servicio de internet.
Aunque nadie ha dicho la última palabra, los cafés, como cualquier otro negocio, están evolucionando su oferta hasta niveles creativos y personalizados, emulando experiencias de otros países. La mayoría de estos negocios está reservada para mayores de 18 años.

En pleno centro de la urbe paceña, en el subsuelo del concurrido edificio Ballivián, ubicado en la calle Mercado, se halla en una sugestiva vidriera raybanizada el letrero luminoso que identifica al Café Tesao, que significa deseo, y abre sus puertas a un público selecto.
Allí los tradicionales meseros fueron cambiados por chicas sexys, vestidas de manera sugestiva. “Tenemos 15 clases diferentes de uniformes, desde los hot-jeans con brasier, tropicana similar a un bikini, hasta las minifaldas de cuero”, explica Marcela, su joven propietaria.

En un pequeño ambiente cálido (climatizado), de tenues colores rojo, naranja y verde, la clientela es fundamentalmente masculina y comparte con las muchachas, en su mayoría estudiantes universitarias. “La competencia está muy dura, no descartamos para más adelante una innovación con un top plees, como se estila en el exterior, donde este tipo de locales son comunes”, dice Marcela.
En el otro extremo abre sus puertas el Café 777, los números de la suerte para los clientes que acuden en busca de diversión en una de las más de 30 máquinas electrónicas que suman o restan créditos o puntos para ganar enseres para el hogar, como relojes, edredones, juegos de vajilla y otros.

“Los tilines para adultos o Seven Land (la tierra de los sietes, en inglés) fueron inventados hace seis años en Corea, donde al igual que en Bolivia se prohibió los tragamonedas y demás juegos de azar. Acá no se juega por dinero sino por diversión”, explica su administrador Víctor, al asegurar que la clientela está formada por señoras de edad, quienes buscan evadir la rutina de sus hogares.

El juego consiste en la búsqueda y ubicación de figuras (frutas, tesoros, llaves y otros), en una pantalla, procurando formar tres en raya para acumular puntos. Si la suerte acompaña, el juego entra en ruletas o cartas para doblar los puntajes.

Otra oferta es la del Café Rock La Obertura, ubicado en la avenida 6 de Agosto, casi esquina Aspiazu. Allí acuden quienes gustan de la música rock clásica o actual, apelando a su selecta y completa discoteca o a la pantalla gigante donde se pueden apreciar conciertos en DVD.
Una mesa en forma de guitarra electrónica es la preferida de los visitantes a este lugar, donde también se organizan conciertos y acercamientos entre artistas y público a modo de un pub, según indica su propietaria, Patricia Flores.
“Es increíble, vienen hasta acá gente adulto contemporánea que pide del nuevo rock, como jóvenes que prefieren clásicos de los años 60, 70 u 80”, dice Flores quien, junto a Sergio Calero, realizó La obertura del siglo XX.

Entre lo novedoso también se puede encontrar el Café Karaoke que está próximo a la plaza Triangular, en Miraflores. Este lugar es frecuentado por quienes desean cantar las pistas digitalizadas con un micrófono. También se están haciendo comunes los cafés internet, en los que mucha gente accede a la red de redes, aunque en la mayoría de estos locales ya no se sirve el aromático y negro café.
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