La madre confesó..."Yo les he matado con un cuchillo..."

Viernes, 13 / Sep / 2002
 
(La Paz - La Razón)
Bolivia.com
Joaquín, el hijo mayor de 10 años, se arrolló en el hombro de su madre. Seferina Quispe aprovechó para sacar un cuchillo y le causó heridas letales. Vanesa, de 8 años, se espantó y le clamó a su progenitora que no la mate.

“No mamita, no me mates a mí”, fue lo último que Seferina Quispe Mamani escuchó de los labios temblorosos de su hija Vanesa, de ocho años, luego de haber causado heridas letales a Joaquín, su primogénito de 10 años de edad.

Es sábado 7 de septiembre, alrededor de las 20.00. Quispe, de 26 años, hace descender a sus hijos a medio camino en el sector de Cajones, sin llegar a Caranavi. De todos modos, ese sería su destino final. Minutos antes hacen un trasbordo porque la flota Totaí se planta a medio camino.

Sobre el puente del río Cajones, la madre se sienta al centro. Joaquín está a la izquierda y Vanesa a la derecha. La madre saca de una bolsa un plato paceño y los tres comparten la última cena.

Joaquín se adormece y se recuesta sobre el hombro del ser que le dio la vida. Ella saca un cuchillo tramontina con fibra de acero de debajo de la ropa. Lo sujeta del cuello y a la altura de la garganta le abre una herida de unos ocho centímetros.

El niño tiembla y se asfixia. Son sus últimos estertores. La mujer que le quita la vida se asegura dándole varias puñaladas.

La hermana de la primera víctima está dominada por el pánico. Sólo clama sobrevivir a la tragedia, pero su pedido no es escuchado. Seferina Quispe tiene en la mano el cuchillo, toma a la niña por el cuello y le hace la misma cortadura que a su hijo.

Vanesa agoniza. La agresora la arroja al río y al caer golpea la cabeza. Aun así tiene signos vitales. La madre tira sobre su cabeza una piedra y acaba con sus ocho años de vida.

Poco antes de lanzarla, ella se hace un corte en la mano y junta su sangre con la del ser que acaba de matar. Hace lo mismo con Joaquín. Luego arrastra su cuerpo 10 metros y también lo lanza al río.

Seferina Quispe huye de la escena del crimen. Se embarca en un camión de carga de madera hasta Challa y allí se cambia a una flota que la trae a La Paz.

“Yo les he matado solita con un cuchillo de mesa y he actuado por rabia”, dice al verse descubierta.La decisión de acabar con sus hijos la asume el sábado. Después de dejar su trabajo en la casa de María Eugenia Montaño. Va al cuarto alquilado en el que Joaquín y Vanesa vivían virtualmente solos de lunes a viernes, en una casa en la zona 16 de Julio de la ciudad de El Alto.

El sábado en la mañana, cuando Quispe llega a su casa, Mary, la hija de la dueña, se queja porque los niños habían tenido problemas con otra vecina de la cual habrían arruinado el reproductor de discos compactos de su equipo de sonido. También dejaron caer medio quintal de harina y rompieron varios vidrios, según la investigación policial.

Pero en sus declaraciones ante los investigadores, la autora confesa involucra a Juan Carlos Pino Alvarez, con quien tenía relaciones amorosas desde hace más de un año.

El director nacional de la PTJ, coronel Víctor Hugo Rodríguez, da la información. Se sindica a Pino de haber sido parte de la planificación del crimen el 24 de agosto, mientras ambos estaban en el alojamiento El Carmen de Villa Fátima.

La pareja se conoció durante la campaña para las elecciones de Cotel. El es mensajero de la cooperativa y ella empleada de la casa Montaño.

Quispe es detenida en Quillacollo la tarde del miércoles. Había viajado el domingo con su patrona que también tiene una vivienda en Cochabamba. Del doble asesinato, el hermano de la autora es el primero en saberlo. El llama a Seferina para preguntarle si había liquidado a sus hijos. Ella responde que sí y le autoriza a denunciarla, pero él prefiere mantenerse callado.

Pino fue detenido ayer a las 07.00 en su cuarto de alquiler de la zona de Villa San Antonio.

El admite la relación sentimental, pero niega responsabilidad en el crimen. La madre y el hermano del joven dicen que el sábado y domingo éste atendió a su padre que está paralítico, efecto de un cáncer que le afectó la próstata.


Creía que sus hijos estorbaban

Seferina Quispe Mamani concebía a sus hijos como un problema y un impedimento para que ella tenga la oportunidad de rehacer su vida, dijo el coronel Víctor Hugo Rodríguez, director nacional de la PTJ.

Esa es la causa principal por la cual los niños habrían sido asesinados por su propia madre la noche del pasado sábado.
Para dar con su paradero, fue clave la difusión de las fotografías de los menores.

Cuando éstas aparecieron en los medios de comunicación, comenzaron las llamadas a la Policía que ya se había declarado en alerta, informó el Comando de la Policía. Quispe fue ubicada en Quillacollo. Viajó a ese lugar el domingo porque su patrona, María Eugenia Montaño, suele estar en Cochabamba con frecuencia. Va siempre acompañada por alguna de sus trabajadoras domésticas.

El comandante de la Policía, general Wálter Carrasco, explicó que el rastro para hallar a la autora confesa del doble asesinato fue una labor del servicio de Inteligencia, en coordinación con la División Homicidios de la Policía Técnica Judicial de La Paz.
Esta investigación fue resuelta en cinco días. También coadyuvó el forense y la Fiscalía.


Cronología

24 de agosto • Seferina Quispe Mamani (26) dijo a la Policía que junto a Juan Carlos Pino Alvarez (27) hablaron de segar la vida de los niños porque eso interferiría en su relación.

6 de septiembre • Ambos, según la mujer, se reúnen en la calle Yungas de La Paz para volver a hablar del tema.

7 de septiembre • La madre ordena a Joaquín y Vanesa que se alisten para ir a Caranavi. Previamente los habría maltratado por algunos destrozos en su cuarto de alquiler. Los tres se bajan a medio camino. Acaba con ellos alrededor de las 20.15.

8 de septiembre • En la mañana, un transportista y lugareños hallan los cadáveres en el río. La autora viaja a Cochabamba.

11 de septiembre • Quispe es capturada en Quillacollo.
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