Cachimayu. La esperanza verde de Chuquisaca

Miércoles, 20 / Jul / 2005
 
(La Paz - La Razón)
Bolivia.com

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Una represa y un gran sistema de bombeo intentarán que el agua llegue a los cultivos y a las flores del departamento, para que el futuro sea así ajeno a la pobreza.

Las pampas de Yamparáez se encuentran entre las más áridas y con mayores índices de pobreza de todo el país. Sin embargo, están en vísperas de convertirse en importantes productoras de flores y hortalizas, como resultado de un ambicioso proyecto por el que se bombeará agua desde una represa del río Cachimayu, que pasa cerca de la capital chuquisaqueña, hasta las lomas hoy casi desérticas, a 380 metros sobre el nivel del río.

El proyecto fue aprobado por la Prefectura de Chuquisaca tras su presentación por un equipo multidisciplinario que trabajó con el apoyo de la Universidad Andina Simón Bolívar y en base a algunas sugerencias de la universidad española de Almería, cuyas autoridades ya ejecutaron un programa de rehabilitación de tierras áridas en esa región con mucho éxito.
Para Chuquisaca esta oportunidad se torna única y se tratará de aprovechar la riqueza hídrica del río Cachimayu utilizando la tecnología más apropiada para cambiar los destinos de uno de los departamentos más pobres de Bolivia.

Gran riqueza acuífera

El Cachimayu –que en quechua significa"río de sal"– tiene 100 kilómetros de extensión, gran caudal, nace en Ravelo y desemboca en el río Grande –afluente del Pilcomayo– a la altura de Puente Arze, a unos 30 kilómetros de Sucre.
Las riberas del Cachimayu se convirtieron entre 1860 y 1910 en un centro de veraneo de las familias chuquisaqueñas. A orillas del río se construyeron lindas casas de hacienda que pertenecieron

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a los mineros de la plata. Entre ellas la de Ñucchu, que cobijó al mariscal Antonio José de Sucre tras sufrir el atentado contra su vida. También, la mansión de Arana, que aún hoy, como propiedad del magisterio, recibe a profesores en vacaciones.

En la época más seca el caudal del río Cachimayu registra unos dos metros cúbicos por segundo, cantidad con la que según los expertos en el tema podrían irrigarse hasta 2.000 hectáreas. Y en la época de lluvias ese caudal alcanza los 300 metros cúbicos por segundo.
Pero ese potencial aumentará significativamente con el embalse, que se proyecta construir en uno de los recodos entre Cachimayu y Ñucchu, y permitirá el riego de más de 20.000 hectáreas de terreno ahora en proceso de erosión.
El aprovechamiento de las aguas del río será posible gracias a la instalación de al menos media docena de sistemas de bombeo que conseguirán elevar el líquido hasta unos 400 metros de altura para llegar a las tierras secas de las pampas. Y la energía necesaria para el bombeo de las aguas provendrá del gas natural, en el contexto de la socialización de este carburante que se ha incluido en la Ley de Hidrocarburos, para contar con los costos más bajos posibles.

En este lugar casi desértico podrán habilitarse así, por un subsistema de ductos de riego, miles de hectáreas de cultivos agrícolas y de una inmensa variedad de flores con gran demanda en el exterior.

Necesidad de desarrollo

Enclavado en una zona más bien árida y de pocos recursos naturales que explotar, el departamento de Chuquisaca tiene casi 600.000 habitantes, y la mayor parte vive en unas condiciones muy precarias.
"Somos

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pobres de solemnidad y existimos como una sociedad que presta servicios sin vislumbrar una alternativa de progreso basada en la producción", reconoce el rector de la Universidad Andina Simón Bolívar, Julio Garrett Ayllón, quien ha trabajado los últimos 30 años para hacer de Sucre la capital de la educación superior de la región.
Con todo, ya se vislumbran las soluciones, pues el uso del potencial hídrico del río Cachimayu y la aplicación de tecnología apropiada permitirían en el mediano plazo la reversión de las adversas circunstancias que sufre el departamento, un lugar donde cerca del 40 por ciento de la población continúa viviendo todavía en las áreas rurales.
Mientras tanto, hoy, reflejo de las precarias condiciones de vida son los indicadores sociales. Por ejemplo, en algunas poblaciones se registran unas tasas de mortalidad infantil hasta del 116 por mil. Y en varias localidades, como Presto, el 59,4 por ciento de las personas mayores de 15 años no sabe leer ni escribir. De ellas, lo que preocupa es que la mayor parte son mujeres.

Y estos bolsones de pobreza obligan a la migración, un fenómeno que está en aumento y preocupa sobremanera en el departamento.

De erial a vergel

Por el momento, un primer experimento de convertir tierras áridas en áreas cultivables se encuentra en Peraspampa. La idea fue precisamente subir el agua en ductos desde el río hasta los invernaderos de cultivo instalados a 120 metros de altura, donde en los últimos años se ha cosechado un promedio de 15.000 tallos de claveles al día, es decir unos cuatro millones de tallos al año, tanto para el mercado local

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como para la exportación. Y Peraspampa se encuentra ahora en un periodo de transición de cultivos, pues la demanda en el mercado internacional favorece a las gerberas y calas pequeñas de colores, y a otras que se denominan flores de verano. Y en estas cosas hay que actualizarse.

Así, en consonancia con este ejemplo, el agua, que es vida, podría transformar totalmente la región y convertirla en importante productora de alimentos ecológicos de gran requerimiento dentro del país y fuera de sus fronteras.
El proyecto, además, tiene ventajas adicionales. Una de ellas son las fuentes de energía: las líneas eléctricas de alta tensión, el gasoducto y el oleducto que atraviesan la región. Asimismo, el aeropuerto está por esa área y cerca se encuentran las carreteras de Sucre hacia La Paz y Santa Cruz y el ferrocarril Sucre-Potosí, que abre la ruta al Pacífico y a los mercados complementarios, ubicados en el norte chileno y el sur peruano.

Es por eso que el proyecto de Cachimayu ha despertado ya el interés de varios organismos internacionales de financiamiento, que desean apoyar su ejecución tanto por su componente económico como por los factores sociales involucrados, entre ellos la disminución de la migración, la elevación de la calidad de vida y la generación de empleo en las zonas donde la huida a la ciudad aún no cesa.
Lo importante es que se pueda romper con "las ataduras que traban el desarrollo de Sucre y que sus pobladores encuentren finalmente nuevas alternativas para alcanzar un progreso sostenido", asegura convencido el Rector de la Universidad Andina. No en vano, él apoya el proyecto desde su inicio.
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