Bolivia figura entre los países menos expuestos a la IA generativa

Bolivia es uno de los países menos expuestos a la inteligencia artificial generativa, según el Banco Mundial. ¿Qué significa esto para sus trabajadores?

Bolivia, entre los países menos impactados por la inteligencia artificial generativa. Foto: Shutterstock
Bolivia, entre los países menos impactados por la inteligencia artificial generativa. Foto: Shutterstock

Bolivia es uno de los países menos expuestos a la inteligencia artificial generativa, según el Banco Mundial. ¿Qué significa esto para sus trabajadores?

El avance de la inteligencia artificial generativa (GenAI, por su abreviación en inglés) en el ámbito laboral todavía es limitado en América Latina.

Así lo advierte un informe del Banco Mundial publicado por Bloomberg, que identifica grandes diferencias entre países en cuanto al nivel de exposición de sus empleos a estas nuevas tecnologías. En ese contexto, Bolivia figura entre las naciones con menor grado de exposición laboral a la GenAI.

Según el reporte, mientras que en países como Costa Rica, Uruguay y Brasil entre el 37% y 38% de los empleos se ven afectados por la GenAI, en Bolivia y Ecuador la cifra se reduce al 27%, solo por encima de Barbados (26%).

La razón principal es que en países con menor desarrollo tecnológico, el acceso a herramientas digitales sigue siendo reducido.

La irrupción de la IA plantea oportunidades en el plano laboral que invitan a los profesionales del país que se preguntan qué poner en el CV, a incluir el manejo de estas tecnologías para hacerse un espacio en el mercado en un futuro inmediato.

El tema es si Bolivia cuenta con la infraestructura tecnológica para asumir este cambio.

¿Qué implica estar expuesto a la GenAI?

La exposición a la inteligencia artificial generativa no implica necesariamente pérdida de empleos, aunque sí representa un cambio. El Banco Mundial define tres niveles de exposición:

Riesgo de automatización: entre el 1% y 6% de los trabajos podrían ser reemplazados. Afecta sobre todo a tareas repetitivas como ingreso de datos o atención al cliente.

Potencial de mejora: entre el 7% y 14% de empleos podrían beneficiarse al ser apoyados por GenAI. Entran aquí docentes, personal de salud y trabajadores de servicios.

Exposición incierta: representa entre el 13% y 22% de los puestos. Son empleos en los que todavía no se define si predominará el reemplazo o el apoyo tecnológico.

Por otro lado, de acuerdo con el Fondo Monetario Internacional (FMI), cerca del 40% de los empleos en el mundo ya están expuestos a la IA. En las economías más avanzadas, ese porcentaje llega al 60%.

Esto no significa que todos los trabajos desaparecerán. Según declaraciones de Rafael Vidaurre, del Observatorio Nacional del Trabajo (ONT) de la Universidad Franz Tamayo (Unifranz), recogidas por El Deber, la mitad de los puestos expuestos podrían beneficiarse, mientras que el resto corre riesgo de ser reemplazado.

Esta doble realidad pone sobre la mesa la necesidad de preparar a los trabajadores para escenarios mixtos: integración y sustitución.

¿Quiénes corren más riesgo?

El informe señala que los empleos más expuestos suelen pertenecer a trabajadores con mayor nivel educativo, ingresos altos y trabajos formales en áreas como finanzas, banca, seguros o administración pública. En cuanto al perfil, destacan personas jóvenes, mujeres y residentes urbanos.

En contraste, la posibilidad de que un trabajo sea mejorado por GenAI también aumenta entre quienes tienen acceso regular a computadoras y formación técnica.

En México, por ejemplo, los trabajadores del quintil de mayores ingresos tienen 5,6 veces más posibilidades de ocupar empleos susceptibles de mejora mediante estas tecnologías, en comparación con los sectores más pobres.

Para reducir los riesgos y aprovechar los beneficios, el Banco Mundial propone implementar políticas públicas integrales que incluyan expansión de la infraestructura digital, capacitación en habilidades digitales básicas y apoyo económico para trabajadores desplazados.

Estas medidas buscan evitar que la GenAI profundice las brechas de desigualdad, especialmente en países de ingresos bajos como Bolivia.

La IA podría favorecer a 17 millones de empleos en Latam

Según el Banco Mundial, en América Latina y el Caribe hay alrededor de 17 millones de empleos que podrían beneficiarse de la GenAI.

No obstante, muchos de ellos no logran evolucionar por la falta de acceso a tecnología digital. Esto frena el desarrollo económico y limita el alcance de estas herramientas en regiones con menor conectividad.

Aunque Bolivia no enfrenta un alto riesgo de automatización, el país también pierde oportunidades de mejora laboral al no contar con los recursos tecnológicos adecuados. El reto está en reducir esa brecha digital y preparar a la fuerza laboral para el futuro.

Y es que en otras latitudes, la inteligencia artificial está abriendo puertas. La demanda de ingenieros en IA, analistas de datos y especialistas en regulación tecnológica, crece cada año.

Esta tecnología ya está transformando sectores como la industria, las finanzas y el comercio. Tareas como el ingreso de datos, clasificación de información o seguimiento de procesos ahora pueden ser automatizadas con mayor rapidez y precisión.

Sergio Valenzuela, ingeniero de sistemas y experto en inteligencia artificial, resalta que esta tendencia ya se ve en países como Estados Unidos y Europa, donde surgen profesionales con funciones cada vez más específicas.

En Latinoamérica, aunque el desarrollo avanza más lento, existe espacio para esta evolución.

¿La automatización es una amenaza?

La eficiencia operativa que resulta de la adopción de la IA también viene con una cuota de preocupación entre quienes podrían ver sus funciones reducidas o eliminadas.

Una encuesta del Centro de Investigaciones Sociológicas (CIS) en España, por ejemplo, indica que la mayoría de los ciudadanos sienten miedo hacia el avance de la IA, especialmente en áreas como el empleo y la creación artística.

Además, piden que se regule su uso y se informe a los usuarios sobre cómo se implementa esta tecnología. Esto refleja una creciente desconfianza sobre su impacto en la vida cotidiana, y la necesidad de contar con políticas públicas que respondan a estos cuestionamientos.

“Las personas deberán enfocarse en tareas estratégicas y creativas, donde la IA no puede reemplazar el juicio humano”, señala Vidaurre.

Según el Foro Económico Mundial (WEF), el 23% de los empleos cambiarán de aquí a 2027. Esto significa que 83 millones de trabajos desaparecerán, pero surgirán 69 millones de nuevas ocupaciones.

Para Pablo Ardaya, director nacional de Capital Humano de Unifranz, el camino no es resistirse, sino reinventarse. “Si la tecnología va a reemplazar ciertos trabajos, quienes los ocupaban deberán aprender nuevas habilidades y roles”, afirma.

“El reto es la adaptación. Quien aprenda a convivir con la tecnología, podrá encontrar oportunidades laborales que antes no existían”, añade Valenzuela.