Por: Redacción Gastronomía • Bolivia.com

Bolivia, un país con tendencia etílica

En Bolivia cada persona consume una media de 8,9 litros de alcohol puro al año. Este consumo se sitúa por encima de la media de América Latina y el Caribe, según un reciente estudio de la OMS. 

Doble A. Alcohólicos Anónimos es una opción para alejar la bebida. Foto: Shutterstock
Doble A. Alcohólicos Anónimos es una opción para alejar la bebida. Foto: Shutterstock

En Bolivia cada persona consume una media de 8,9 litros de alcohol puro al año. Este consumo se sitúa por encima de la media de América Latina y el Caribe, según un reciente estudio de la OMS. 

Bolivia es considerado como un país etílico. Un ejemplo es que hay personas que no pueden sentarse a almorzar si no bebe. Hay personas que no entiende un bautizo, un matrimonio, un divorcio o cualquier pequeña alegría o incluso una minúscula ansiedad, sin tener el alcohol a su lado.

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No pueden, físicamente, hacer frente al alcohol. Para entender qué pasa, puede ser útil saber que hay en el cerebro receptores llamados mu, kappa y delta. Los anteriores, están relacionados en la sensibilidad inicial y, después, con la necesidad de alcohol.

¿Cómo funciona?

La necesidad de consumir alcohol se relaciona con un aumento de la liberación de dopamina a partir de una estimulación de estos receptores opioides. 

A la dopamina se llama ‘la hormona de la felicidad’. A mayor liberación de dopamina, más refuerzo de la ingesta de alcohol, según una investigación publicada en la revista Human Mutation.

Esta investigación refuerza estas palabras de B.P.: “El problema no es la bebida. La bebida esta ahí simplemente; ella no tiene ningún problema conmigo. Soy yo el que tiene problemas con la bebida”.

Ojo, se puede dejar de lado si es tu voluntad, porque no hay cura para el alcoholismo. Es cierto que si se usa una sustancia ‘enemiga’ de los receptores opioides, como la naltrexona, se reduce la necesidad de ingerir alcohol. Ha funcionado en humanos y en animales. También disminuye la recaída en el alcoholismo, según los investigadores Radel y Goldman.

En los últimos años se ha investigado con otro ‘enemigo’ del receptor; es el opioide nalmefeno. Se usa para reducir el excesivo consumo de alcohol. Surgieron algunos resultados alentadores, pero tampoco son concluyentes.

Además, se trabaja con algunas sustancias para reducir el síndrome de abstinencia alcohólica, pero sigue siendo una enfermedad incurable. Como señala un integrante de Alcohólicos Anónimos, Ángel, el alcoholismo es enfermedad física y mental.

¿Por qué empieza a beber el boliviano? 

Esto se da como rito de paso a la edad adulta en el colegio, así que es frecuente escuchar que los adolescentes digan: “bebé, no seas maric...”.

Pero Ángel dice que no hay un motivo claro, pues siempre existe una predisposición. “No bebemos tanto porque somos un país pobre o porque falleció un familiar o porque nos divorciamos. Puede tratarse de una persona que nunca bebió y, en algún momento de su vida empieza a consumir. Durante ese tiempo el alcoholismo estuvo inactivo. No se activaba, pero se activa por alguna "alegría excesiva", por la tristeza, por un divorcio, o incluso hasta porque hace frío; bebe y empieza a sentir placer, siente que se libera”, señaló.

El alcoholismo es una 'enfermedad de alergia' que en muchas personas desencadena el rechazo con vómitos y una sensación de malestar, pero en otras personas alcohólicas ocurre lo contrario. “Es una alergia de atracción, de afinidad. Su organismo reacciona de una forma anormal, pidiendo más alcohol”.

Según un reciente estudio de la OMS, en Bolivia cada persona consume una media de 8,9 litros de alcohol puro al año. Este consumo se sitúa por encima de la media de América Latina y el Caribe (8,4 litros per cápita por año). Bolivia ocupa el tercer puesto debajo de Chile (9,6 litros) y Argentina (9,3 litros).

Esta tendencia según el sociólogo, Guillermo Dávalos, puede llegar afectar el 45% de la población, pero “el panorama es preocupante cuando vemos los números absolutos, puesto que en los últimos veinte años prácticamente se ha duplicado el número de consumidores habituales de alcohol en Bolivia”. Además, indica que quienes han empezado a consumir son las mujeres.

El boliviano bebe a una edad cada vez más temprana. La edad media de inicio del consumo de alcohol en nuestro país pasó en los últimos veinte años de 18,3 años a 17,3 años. En la misma edad de inicio junto con Perú y por encima de Ecuador (16,4 años) y Colombia (15,3 años).

Otra cuestión que se indagó en el estudio está relacionada con la percepción del gran riesgo que tienen los estudiantes sobre el uso frecuente de alcohol. El 74,5% de los universitarios de Bolivia y Colombia, y alrededor de un 79% en Ecuador y Perú, perciben esta conducta como de gran riesgo. Esto se debe a que uno de cada dos personas en Bolivia y tres de cada cuatro personas en Colombia dice tener dos o más amigos que se emborrachan, lo cual insita a su consumo. 

¿Cuáles son los riesgos?

La lucha constante de los jóvenes por establecer sus identidades y responder a preguntas como “¿Quién soy, cuál es mi función en la sociedad, qué quiero hacer de mi vida?”.

En este periodo en el que se duda de uno mismo, de la capacidad para para actuar. Son momentos en los que algunas personas tratan de ‘olvidarse del mundo’ o de ‘ahogar las penas’ con diferentes sustancias.


¿Cómo se puede evitar?

No existe norma que evite el consumo etílico, además no se trata de prohibir, sino de proveer a los jóvenes los recursos adecuados “para satisfacer las necesidades físicas y emocionales de la persona, por ejemplo, escuelas de padres, servicios de salud de fácil acceso para los jóvenes, centros sociales con actividades artísticas y socio culturales y de recreación, instalaciones deportivas, oportunidades de empleo”, plantea Dávalos.

B.P. considera que si se regula la publicidad, que promete placer si se consume alcohol, se apuntaría a crear, como propone Dávalos, normas culturales que desalienten el consumo. El sociólogo propone que se debe “Establecer una pausa municipal en la apertura de locales de expendio de bebidas alcohólicas por un par de años, hacer un censo, un empadronamiento de la oferta existente y reordenarla, pues esto disminuiría en más de un 50% y, con esos datos, monitorear el funcionamiento de los locales de expendio de alcohol”.