Movilizaciones en contra de Evo Morales, se toman Bolivia

En los últimos días, cientos de bolivianos, tanto en el territorio nacional como extranjero, se han movilizado en contra del Gobierno de Evo Morales y, específicamente, de su candidatura para el 2019, avalada por el Tribunal Constitucional Plurinacional (TCP); y que secundo el Tribunal Supremo Electoral (TSE), hace unos cuantos días.

“Es una tristeza que el Tribunal Supremo Electoral los haya habilitado. No queremos otra Venezuela, otra Cuba, queremos una Bolivia libre y soberana”, dijo Elizabeth Chiri, activista de los derechos humanos, en España.

Asimismo, en ciudades como Sucre y La Paz, los manifestantes se han tomado las calles, así como la sede del TSE, para exigir el respeto de la Constitución del país y del “NO” expresado por el pueblo en lo que se conoce como el 21F.  

Dicho código representa el 21 de febrero de 2016, un día histórico en Bolivia, debido a que representa la primera gran derrota del presidente Evo Morales en la democracia  de este país. En un referendo que se llevó a cabo ese día, el 51% del electorado votó en contra de la reelección del primer mandatario para el período 2020-2025.

“Que quede claro, independientemente de la definición última del TSE, la lucha por la defensa del voto del 21 F, no ha sido inútil, sin tregua ni pausa, será la pesadilla que desatará el delirio paranoide de gobernantes enfermos de poder”, escribió la columnista del diario El Deber, Erika Brockmann Quiroga.

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¿Por qué el referendo?

La Constitución boliviana es muy clara sobre el tema de la reelección presidencial en el país. Según el artículo 87 de la Carta Magna, “el mandato improrrogable del Presidente de la República es de cinco años. El Presidente puede ser reelecto por una sola vez después de transcurrido cuando menos un Período Constitucional”. Evo lleva tres.

El primero, de 2006 a 2010; el segundo, del 2010 al 2015 y el tercero, del 2015 al 2020. El primer mandato fue de tan solo cuatro años, teniendo en cuenta que se regía por la antigua Constitución boliviana, obsoleta después de la Asamblea Constituyente de 2009.

En esto radica el primer hueco legal que Evo encontró para hacerse reelegir en 2014. Para dicho año, Evo ya estaba por cumplir dos mandatos en Bolivia, los mismos permitidos por la nueva Constitución, por lo que no podría participar como candidato para esos comicios.

Sin embargo, el líder aymara alegó ante el TCP que el primero (2006-2010) no podía contar porque fue antes de la Asamblea Constituyente, por lo que, en teoría, Morales solo había tenido un gobierno válido luego de la nueva Carta Magna. El TCP falló a su favor.

Para el 2016, Evo ya estaba en su segundo período “legítimo” (tercero, desde el 2006), por lo que solo le quedarían cuatro años para abandonar totalmente la presidencia de su país. Sin embargo, en busca de mantenerse en el poder, el gobernante solicitó un referendo para que el pueblo decidiera si quería tenerlo como su presidente un mandato más (el cuarto en línea). El 21 de febrero de 2016, el pueblo dijo “no”.

¿Una dictadura?

Con todo esto, Evo no aceptó el resultado del referendo, alegando que hubo intrusión de la oposición en el mismo, por lo que en 2017 solicitó al TCP que aprobará su candidatura para el 2019. Nuevamente, el TCP dijo “sí”.

El argumento del Tribunal fue que los “derechos políticos” otorgados por la Convención Americana sobre Derechos Humanos (1969), de San José (Costa Rica), hacían posible la reelección de Evo; aun, el presidente del TCP dijo que esta convención “debe ser tenida en cuenta, incluso por sobre la constitución boliviana”.

De esta forma, de manera inconstitucional, el mandatario boliviano ya va en busca de su cuarto período, dos más de los que aprueba la Carta Magna del Estado Plurinacional boliviano.

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