Waka tokoris, la ironía contra los conquistadores

Sábado, 05 / Jun / 2004
 
(La Paz - La Razón)
Bolivia.com
En los últimos años se fue perdiendo de la entrada. Este año, es el emblema oficial. Toreros, lecheras y kusillos son sus personajes.


Se dislocó la cadera, "pero quién me quita lo bailado", le dijo la India Peñaranda al periodista Alfonso Prudencio al explicar orgullosa que llegó a vestir más de 40 polleras. Ella, mientras vivió, fue la bailarina de waka tokoris más famosa de La Paz.
Esta danza que bien podría estar entre las "pesadas" —a ver qué moreno mueve las caderas con decenas de polleras de bayeta de la tierra— tiene hoy menos cultores. Este año son sólo tres de 57 los grupos que la muestran. Por eso, la Oficialía Mayor de Culturas de La Paz la eligió como emblemática del Gran Poder 2004. Las latas de cerveza y el afiche muestran a las cholas pollerudas y a los hombres-toro.
Las mujeres que participan de esta danza cargan por lo general 10 kilos sobre las caderas. Pese a ello, mueven la cintura de un lado a otro al ritmo de la música y del sonido de las campanas que cuelgan en el cuello de los toros que cargan los varones.
Como personajes están las lecheras o guías y las k'aisillas que son las niñas pastoras. Los kusillos son jóvenes danzantes que van de un lado a otro saltando y haciendo alegrar a la gente.
También están los jilakatas o danzantes más antiguos, y el torero o kausalla que imita al matador de toros español.
Los waka tokoris forman parte de la festividad desde la década del 70. Su origen está en la población de Umala, provincia Camacho del departamento de La Paz. Umala fue fundada por los españoles para descansar en su viaje hacia el océano Pacífico llevando cargas de plata.
Según los historiadores, el impacto en las culturas nativas, tras la llegada del ganado vacuno, derivó en danzas como los waka-wakas o waka-thinti (siembra de la papa), waka tokoris (toros bailarines) y tinti-kauallu (toreo con picadores). Ver una corrida de toros sorprendió tanto a los indígenas que pronto crearon una representación ridiculizando al rito y por ende a los dominadores.
Los indígenas incorporan a los wakas (hombres ataviados con khawas de plata y plumas de loro), al kusillo que evita que los animales escapen, al jilakata y al matador de toros.
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