Por: Redacción Actualidad - EFE • Bolivia.com

Brasil supera las 300.000 muertes por la COVID-19 en trece meses de pandemia

Mientras que el país necesitó de casi once meses para sumar las 200.000 primeras víctimas, desde el 7 de enero, las otras 100.000 fueron contabilizadas en sólo dos meses y medio.

Las cifras diarias por muertes son dramáticas. Foto: EFE
Las cifras diarias por muertes son dramáticas. Foto: EFE

Mientras que el país necesitó de casi once meses para sumar las 200.000 primeras víctimas, desde el 7 de enero, las otras 100.000 fueron contabilizadas en sólo dos meses y medio.

Brasil superó las 300.000 muertes por la pandemia de la covid-19 desde que registró su primer caso, hace casi trece meses, informó el Consejo Nacional de Secretarías de Salud (Conass) de los 27 estados del país.

Mientras que el país necesitó de casi once meses para sumar las 200.000 primeras víctimas, desde el 7 de enero, las otras 100.000 fueron contabilizadas en sólo dos meses y medio.

El registro de las 300.000 víctimas se produjo un día después de que el país contabilizara 3.251 muertes el martes, hasta ahora el mayor número de muertos en un día desde el comienzo de la pandemia.

El récord de óbitos del martes, muy por encima de los 2.841 decesos registrados el martes de la semana pasada, que era hasta ahora el mayor, elevó el promedio de víctimas en la última semana hasta 2.436 diarias, igualmente el mayor desde el comienzo de la pandemia.

La media de muertes en la última semana, sin embargo, bajó hasta 2.271 diarias, debido a la fuerte reducción del número de fallecimientos este miércoles, que la Conass atribuyó a que dos estados (Amapá y Ceará) no actualizaron sus cifras por problemas técnicos.

El organismo no aclaró si en la disminución de la cifra de víctimas también incidió el intento del Ministerio de Salud de alterar los criterios para confirmar las muertes por covid-19 en su plataforma, que estaba dificultando su registro en el sistema informático oficial y tuvo que ser suspendido.

La Conass informó igualmente que Brasil registró en las últimas 24 horas 89.414 nuevos contagios de covid, el tercer mayor número en un día y próximo al récord de 90.570 casos sumados el pasado viernes, que elevó el total de infectados hasta 12.219.433.

El promedio de contagios en la última semana bajó desde 76.545 casos diarios el martes hasta 75.085 casos diarios este miércoles.

Estas cifras convierten a Brasil en el país con más fallecidos y contagios de covid en la última semana y en el segundo con más víctimas y casos de la enfermedad en el mundo desde el comienzo de la pandemia, superado tan sólo por Estados Unidos.

El agravamiento de la situación confirmó que Brasil enfrenta una segunda ola de la covid mucho más virulenta y letal que la primera, en parte causada por la circulación en el país de nuevas cepas del virus, entre las cuales la llamada variante brasileña.

El aumento de los contagios y las muertes tiene a gran parte de Brasil al borde de un colapso hospitalario, ya que en 25 de los 27 estados del país la tasa de ocupación de las unidades de cuidados intensivos (UCI) supera el 80%, y provocó una preocupante escasez de las medicinas necesarias para intubar a los pacientes y del oxígeno para los mismos.

La crítica situación de los hospitales ha obligado a las autoridades de diferentes municipios y regiones del país a adoptar estrictas medidas de restricción de la movilidad para intentar contener el avance del virus y reducir la presión sobre el sistema sanitario.

Algunos de los estados más poblados de Brasil, como Sao Paulo y Río de Janeiro, adoptaron severas medidas para frenar los contagios y decretaron un festivo que se extenderá por toda la próxima semana, en la que estará prohibido el funcionamiento de todas las actividades, con excepción de las esenciales.

Pese a la situación, el presidente Jair Bolsonaro, líder de la negacionista ultraderecha brasileña, sigue negando la gravedad de la pandemia; asegura que el país es un ejemplo en el manejo de la misma y llegó a acudir a la Corte Suprema para intentar limitar el poder de los mandatarios regionales para imponer restricciones.