Santa Cruz en jaque por la influenza: 20 muertes y sin vacunas a la vista
El brote de influenza golpea con fuerza a Santa Cruz mientras el país sigue sin recibir las vacunas que fueron prometidas.

El brote de influenza golpea con fuerza a Santa Cruz mientras el país sigue sin recibir las vacunas que fueron prometidas.
Pese a que el número de contagios por influenza ha disminuido en las últimas semanas en Bolivia, la preocupación no desaparece. El viceministro de Epidemiología, Max Enriquez, confirmó que la curva de infecciones comenzó a descender desde mediados de abril, sin embargo, el país aún no cuenta con vacunas disponibles, lo que ha agudizado la crisis sanitaria, sobre todo en regiones como Santa Cruz.
En su punto más alto, a inicios de abril, Bolivia reportó 446 contagios semanales. Para la semana 17, los casos descendieron a 75. Santa Cruz fue el epicentro, acumulando 366 de esos casos en el momento más crítico.
Aunque los números bajaron, las consecuencias del brote siguen siendo devastadoras: al menos 20 personas han fallecido en lo que va del año por causa del virus en ese departamento, según reportó el Servicio Departamental de Salud (Sedes).
Santa Cruz en alerta roja: las muertes se duplican en dos semanas
El director del Sedes, Jaime Bilbao, declaró alerta roja sanitaria en Santa Cruz ante el preocupante avance del virus. Entre los fallecidos se encuentran adultos mayores, que representan el 63% del total, y cinco menores de edad. El número de muertes se duplicó en solo dos semanas, pasando de ocho a 20, mientras se investigan otras 12 muertes sospechosas.
El principal problema no ha sido el virus en sí, sino la ausencia de vacunas. El Ministerio de Salud informó que ha solicitado entre 2 y 2,5 millones de dosis al Fondo Rotatorio de la Organización Panamericana de la Salud (OPS), pero aún no hay una fecha concreta de llegada.
La fabricación depende de las cepas circulantes, determinadas entre octubre y diciembre del año anterior, lo que ha dejado a Bolivia en una situación de espera crítica.
En algunas farmacias privadas es posible encontrar vacunas, pero su costo es elevado: representa hasta el 8% del salario mínimo nacional, por lo que no es accesible para todos. Mientras tanto, los centros públicos no logran dar respuesta oportuna y la población vulnerable sigue en riesgo.
En medio de este panorama, Enriquez pidió no bajar la guardia y mantener las medidas de bioseguridad. Sin embargo, el llamado choca con un sistema de salud que ya venía mostrando signos de colapso.
Según una encuesta nacional, el 74% de los bolivianos cree que los hospitales están saturados, y más de la mitad califica la atención como mala o muy mala. La burocracia, las demoras en la atención y la falta de insumos agravan aún más la percepción de una población que, en plena crisis sanitaria, se siente desprotegida.