Casas de lenocinio inspiran poemario boliviano para defender a prostitutas
"Tristumbres: Confesiones de un Deshabitado" es un poemario inspirado en las casas de lenocinio escrito por el boliviano William Aguilar, quien con su obra se ha unido a un compromiso de creativos para defender los derechos de las trabajadoras sexuales.
"Tristumbres: Confesiones de un Deshabitado" es un poemario inspirado en las casas de lenocinio escrito por el boliviano William Aguilar, quien con su obra se ha unido a un compromiso de creativos para defender los derechos de las trabajadoras sexuales.
William Aguilar dijo que su obra, que fue presentada en la Vicepresidencia el pasado 10 de diciembre, nació como un intento de "romper la doble moral y la hipocresía" en Bolivia respecto a las casas de lenocinio, pero en ese mundo encontró el sentido de su poesía.
La obra de Aguilar habla del cuerpo de las trabajadoras sexuales como un territorio, pero también como un "perchero de sentimientos y pasiones" y las define como "guerreras" que se enfrentan contra un "sistema patriarcal" que discrimina a la mujer.
"Tristumbre" es la conjunción entre los términos tristeza y pesadumbre, explicó el poeta.
En la presentación del libro, participaron trabajadoras sexuales y representantes de la Organización Nacional de Activistas por la Emancipación de la Mujer (Onaem), que agradecieron al autor porque con su obra ayuda a hablar de los derechos de este sector.
"Cuando hablamos de los derechos de las trabajadoras sexuales algunos parecen espantarse. Es que no es una cosa del otro mundo, es un tema totalmente humano, al igual que muchos otros derechos", dijo la activista Ximena Limachi de la Onaem.
Según Limachi, los derechos de las mujeres del sector a trabajar, a no ser discriminadas, ni a sufrir violencia física ni mediática están ocultos o no se respetan por la poca disposición que existe "en sociedades cerradas y con prejuicios" como la boliviana.
De su parte, Evelia Yucra afirmó en el mismo acto de presentación del libro que está "orgullosa de ser una trabajadora sexual" y de haber sido la primera mujer en Bolivia que se identificó como tal en su cédula de identidad, lo que ocurrió hace dos años.
"Mientras no haga una maldad a nadie, no robe y no mate, para mí esto es un trabajo, porque así lo decidí yo", dijo Yucra, que escribió la presentación del poemario con el propósito denunciar la precariedad y los peligros en que realizan su trabajo.
Según una encuesta realizada por Onaem a cerca de un millar de prostitutas de La Paz, las mismas trabajan alrededor de siete horas diarias, atendiendo una media de 33 clientes por semana y lo hacen para ayudar a sus familias, ya que el 80 % de ellas tiene al menos un hijo. EFE