El racismo y la discriminación de cada día

Sociedad - Miércoles, 25 / May / 2011
 
Bolivia.com
(PIEB) Conceptos como el “apartheid criollo”, que se traduce como el asumir que las categorías “raciales” corresponden a grupos sociales con determinados comportamientos y que se ordenan jerárquicamente por sus atributos físicos, como el color de la piel. Y hacen que se esquematicen separaciones que refuerzan estereotipos y, como una ley natural, dan pie a comportamientos racistas y discriminatorios.

En esto “anduvieron” diversas investigaciones sobre "Racismo, Discriminación y Relaciones Socioculturales", que fueron realizadas a raíz de la convocatoria lanzada por el Programa de Investigación Estratégica en Bolivia (PIEB) el pasado año, y que hoy merecen ser repasadas a propósito del Día Nacional contra el Racismo.

Según el comunicador y sociólogo Rafael Loayza, el racismo es una reacción de animadversión al otro, de desconocimiento al otro. “Cuando los ingleses llegan a las costas de África, ven a los nativos y empiezan a compararse. Los ven desnudos y dicen que no tienen moral, los ven viviendo como nómadas y dicen no tienen civilización, los ven sin religión y dicen no tienen Dios, por lo tanto son animales. Como no los conozco, primero les tengo miedo y luego los discrimino”.

Uno de aquellos estudios habla sobre sobre la “Exclusión y subalternidad política de los Urus del lago Poopó”, y fue coordinado por Sigrid Zdenka de la Barra Saavedra, quien sostiene que “los urus siempre fueron un pueblo minorizado e inferiorizado por pueblos agropastoriles más fuertes como los aymaras y quechuas, privándoles como consecuencia de su acceso a la tierra y confinándolos al espacio lacustre”.

Las tierras resultantes por el retroceso del lago fueron aymarizadas, afectando a los urus en sus condiciones materiales de vida. Como respuesta, entre los urus se advierten dos alternativas: la asimilación cultural, es decir aymarizarse, o la reafirmación étnica, una constante en todo el proceso de dominación a la que fueron sujetos de parte de otros grupos indígenas, mejor posicionados en la estructura social y estatal de cada periodo histórico.

“Una vez que hemos identificado los factores de discriminación hacia los del lago Poopó, a partir de la visión y percepción de sus vecinos aymaras, podemos analizar los efectos que esto provoca en la vida de los urus, concretamente relacionados con la exclusión política en el marco de su participación en las estructuras institucionales del Estado Boliviano”, señaló la investigadora.

Por otro lado, las nociones de las razas que manejan los universitarios están muy influidas por las características étnicas y socioculturales. Del mismo modo, los criterios que se usan para reconocer las razas están mediados por este tipo de características, de ahí que la raza vendría a estar asociada con las costumbres, formas de hablar y formas de vestimenta relacionada con una pertenencia étnica y cultural y no exclusivamente con lo fenotípico, lo cual quiere decir que las razas se han socializado.

Esa interesante conclusión es quizá el hallazgo más importante del informe final titulado “Nociones sobre raza, racismo y diferencia racial de las y los jóvenes universitarios en la ciudad de La Paz”, de Maya Benavides del Carpio (Coordinadora), Claudia Mariana Serrano Birhuet y Javier Alejandro Barrientos Salinas.

Asimismo, el ingreso y legitimación de algunas elites de etnias originarias suscita el desplazamiento de espacios urbanos tradicionales de la clase media urbana, hacia determinados sectores de la ciudad, con la posterior transformación estructural y consolidación simbólica de los mismos.

“Efectivamente, en los últimos años, un signo inequívoco de la realidad boliviana es el desplazamiento social de algunos sectores que ostentaban históricamente el poder en Bolivia. Ahora bien, este tema de los desplazamientos simbólicos tiene un efecto colateral peligroso que las fronteras simbólicas, son mucho más notorios y allí se fermentan procesos de exacerbación de identidades que ha originado inclusive acciones violentas con una carga de racismo que antes no se veía. En las ciudades principales de nuestro país se van fragmentando no sólo territorialmente; sino fundamentalmente en un papel simbólico el cual es un dispositivo cultural que puede azuzar aquel racismo que antes estaba escondido debajo de las alfombras”, señala Yuri Torres, sociólogo y Coordinador del Área de Investigación del Centro Cuarto Intermedio de Tarija.

Así también no los hace saber el estudio “Procesos de desplazamiento e inclusión de una elite indígena (qamiris) en la ciudad de Oruro”, estudio realizado por Ricardo Jorge Llanque Ferrufino (coordinador), Adriana Hortensia Coronado Rioja y Edgar Villca M.

“El proceso al parecer se extiende a la ciudad de Oruro, donde ciertos qamiris, a partir de acciones específicas, empiezan a formar parte del poder local. Su ingreso a sectores tradicionales de la ciudad (tradicionales para la elite criolla y la clase media), lo cual genera procesos de exclusión, distinción y racismo manifiestos mediante la palabra y acciones simbólico- identitarias, así lo explican. Es decir, es la lógica defensiva del Estado legitimado que usa el colonialismo interno para su defensa, frente a la irrupción de grupos sociales que debían estar en una estructura inferior dentro de esta visión de Estado, pero que ahora está quebrando su lógica, su forma de organización y su discurso consolidado durante tantos años”, sostiene el informe.

El colonialismo interno no sólo se refleja en las tensas relaciones interculturales contra los qamiris, sino que también genera procesos de transculturación en los mismos, asegura el estudio.

Otra investigación asegura que el intelectual aymara está dotado de una autoridad moral que hace suyo un pensamiento independiente de los poderes e interviene en cuestiones públicas, como testigo de ellas, anteponiendo un conjunto de valores y un tipo particular de sensibilidad. Este informe final corresponde al estudio “Homogeneidad social y etno-nacionalismo. Los intelectuales aymaras y el proceso de democratización política en Bolivia” de Laura Cecilia Salazar de la Torre (Coordinadora), Ana Evi Sulcata Guzmán y Juan Mirko Rodríguez Franco.
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