Bolivia planteará a la Argentina un acuerdo contra el contrabando

Jueves, 10 / Ene / 2002
 
(Santa Cruz - El Nuevo Día)
Bolivia.com
Una turba de comerciantes quiso linchar ayer en Yacuiba a la Directora de la Aduana, Amparo Ballivián. Los empresarios y productores piden mano dura al gobierno. Los vagalleros volvieron a ingresar mercadería.

Gina Pérez
Desde Yacuiba

El gobierno pasa de la preocupación a la desesperación por la crecida del contrabando hormiga a raíz de la devaluación del peso argentino y la baja de precios en sus productos. Una misión del Ejecutivo viaja hoy a Buenos Aires a plantear un acuerdo bilateral para controlar el contrabando en la frontera común.

La delegación estará formada por viceministro de Comercio Exterior, Adhemar Guzmán; la presidenta de la Aduana, Amparo Ballivián, y el director de Migración, Oscar Jordán, quienes junto al ministro de Comercio Exterior e Inversión, Claudio Mansilla, visitaron ayer la zona fronteriza boliviano-argentina; el grupo irá presidido por el canciller Gustavo Fernández.

La visita a la frontera sirvió para confirmar el crecimiento del contrabando de mercancías argentinas hacia territorio boliviano en los últimos días tras la devaluación del peso argentino.

En medio de silbidos y gritos de una turba enardecida, la comisión enviada por el presidente de la República Jorge Quiroga, integrada además por los empresarios y productores nacionales, llegó a la zona fronteriza de Pocitos al medio día del miércoles. Su retorno fue dificultoso ya que la comitiva fue perseguida por más de cinco cuadras, las piedras no faltaron, la multitud estuvo a punto de volcar el taxi donde Ballivián intentó huir.

Una centena de comerciantes descontrolados, por el miedo de que su trabajo eventual ‘el vagallo’ desaparezca con las medidas que adopte el gobierno para frenar el descarado contrabando hormiga de la zona, hicieron que la visita de inspección de la comisión sea corta y que el vuelo previsto para la ciudad de Tarija se adelante.

¡Queremos trabajar carajo!, ¡No nos dejen morir de hambre!... ¡Ustedes los ricos no saben cómo sufrimos, dejen de molestar!, eran algunos de los reclamos que la gente le hacía a la comitiva, aunque sus insultos y una que otra piedra que lanzaron tenían un objetivo: Amparo Ballivián.

La titular de la Aduana luego de verse en figurillas con la turba y un poco más calmada, se reunió con los representantes de los comerciantes, y les informó que el trabajo de la Aduana no cesará, y que la represión del COA hacia los mayoristas que están evadiendo los impuestos se incrementará, aunque les prometió tomar en cuenta sus demandas a la hora de las decisiones.

De momento, Ballivián señaló que los efectivos del COA, continuarán con su acción represiva contra los comerciantes que no demuestren haber nacionalizado su mercadería.

Un cruce de información

Lo ideal para combatir el contrabando en todos los puestos es que se realice un cruce de información entre las dos aduanas fronterizas (de Bolivia y Argentina) y que se logre instalar personal en la aduana vecina que controle el ingreso de mercadería, como se lo hace en la actualidad con los camiones que ingresan a Bolivia.

En esa tesis coinciden la presidente de la Aduana Nacional, Amparo Ballivián y los presidentes de la Cainco Zvonko Matkovic y de la CAO Juan Armando Antelo, respectivamente; todos formaron parte de la comisión que ayer estuvo en la zona sur del país.

“El que me reciban con piedras o palos no va a cambiar nada, si me matan o me pasa algo, vendrá otra persona detrás de mí que hará respetar la ley. Lo que estamos haciendo es preservar la industria nacional, en este caso el sector vitivinícola es el más afectado porque ha ingresado gran cantidad de vinos de baja calidad. No queremos que se acabe el comercio, al contrario, buscamos que crezca, pero en forma legal”, sentenció Ballivián.

La titular de Aduanas al igual que los empresarios y productores, reconocieron que el contrabando rebasa las fuerzas de las autoridades aduaneras y policiales de la zona, por lo que establecieron que las medidas que se tomen deben ser inmediatas.

APOYO

Ventas • La comisión de gobierno que cruzó ayer la frontera comprobó que en la población argentina de Pocitos prácticamente se han vaciado los almacenes por la demanda de mercancías, principalmente de vino, que puede afectar la producción de la zona vitivinícola de Bolivia.

Apoyo • Según la titular de la Aduana, a su retorno de Buenos Aires. coordinará acciones con el comandante de la Policía Wálter Carrasco, quien ya ofreció su concurso para coadyuvar la lucha contra el contrabando. Los empresarios cruceños también piden el apoyo del Ejército.

Vagallo, un medio de vida

Algunos dicen que la crisis da para todo, y en Pocitos es fácil comprobarlo. Los vagalleros -gente que carga a sus espaldas mercadería para pasar de Argentina a Bolivia-, son la prueba más evidente de que la gente hace cualquier cosa por subsistir.

Desde ancianos de 80 años, hasta niños de ocho, han encontrado en este trabajo un medio de vida. Por 50 bolivianos, los hombres y mujeres más robustas, tiene que pasar de una frontera a la otra 100 cajas de vino. Esto les demora toda la mañana cuando el flujo es rápido, pero cuando hay aglomeraciones como la de los últimos días, el trabajo se prolonga hasta el final de la tarde.

Los niños no son la excepción. Eduardo (foto), que prefirió no dar su apellido, tiene nueve años, es el único varón de la familia, Desde tempranas horas de la mañana se las da de vagallero, por un boliviano trae lo que sus cortas manos pueden llevar. Una bolsa de gaseosa (ocho unidades de dos litros), una caja de vino de 12 unidades, una silla o una caja de galletas. A él no le importa que los demás niños de su tanda se rían cuando él carga bultos, pues por su corta edad se le hace dificultoso cargar la mercadería. Al contrario, con una sonrisa lo arregla todo. “Lo hago para ganarme dinero para mí y para ayudar un poco a mí familia, no es mucho pero sirve”, comentó.

Los pequeños vagalleros, llegan a hacer entre 10 y 20 bolivianos al día, todo depende del comerciante que los contrate, y si los gendarmes argentinos les permiten el paso.

Los comerciantes de Yacuiba añoran tiempos de bonanza

RECESIÓN • La actividad comercial prácticamente se fue a pique.

Contrario al boom que están viviendo los denominados ‘vagalleros’, los comerciantes de la zona de Pocitos pasan por uno de sus peores momentos. Don Juan Rollano del Carpio es el fiel reflejo de la crisis por la que atraviesan los comerciantes asentados en Pocitos.

Don Juan, oriundo de Oruro, llegó hace más de 20 años a Yacuiba en la década de los ‘80, atraído como muchos en esos años, por el comercio de la frontera Argentina. Comerciante de ropa, don Juan que ahora carga con el peso de sus 80 años, comenta que en sus buenos momentos llegaba a viajar hasta dos veces a la semana a La Paz para traer ropa y venderla en Pocitos a los gauchos. Hoy la figura es otra. Hace más de seis meses que no viaja, pues si vende una polera o un pantalón a la semana es un gran logro. Los argentinos que pasaban a Bolivia a comer y comprar ropa, por el menor costo que les demandaba que hacerlo en su propio país. Hoy ya no lo hacen, aquellos años mozos de Pocitos, sólo están en la memoria.

“El comercio está claudicando aquí. La mayoría de los comerciantes están cerrando sus puestos y prefieren retornar a sus ciudades de origen, porque los alquileres son caros, por suerte yo tengo mi propio local que lo compré hace años, pero hay gente que paga entre 500 y 1.000 dólares de alquiler y como no hay venta prefieren retirarse”, señaló el hombre nacido en occidente.

Esta situación también se refleja en las cifras que maneja el departamento de Migración de la zona, que señala que en los últimos ocho días , al menos unos 1.000 bolivianos han retornado de Argentina rumbo al interior del departamento.

Pero los comerciantes no son los únicos afectados por la crisis en Yacuiba. Las decenas de hoteles y alojamientos asentados en la región, corren igual suerte. Sus edificios lucen vacíos. Algunos hoteles han optado por remodelar su planta baja y convertirlas en restaurantes o ventas, y ni aún así logran atraer a la gente y recuperar sus inversiones. Y es que como ellos mismos relatan, no hay quién consuma en Yacuiba. “Estamos resignados ya que los últimos tres años la actividad comercial bajó un 70 por ciento”, se quejaron.
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