Un 24 de septiembre, Santa Cruz inició la lucha por su libertad

Cultura - Sábado, 23 / Sep / 2006
 
(Bolivia.com)
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El 24 de Septiembre de 1810 Santa Cruz da el primer paso hacia su liberación del yugo español. Aquel día se produjo el primer aporte de los cruceños al proceso de emancipación americana, pues se llevó a cabo un Cabildo donde se nombró la Junta Gubernamental y se destituyó al entonces gobernador Pedro José Pimentel.

El plan de Gobierno a establecerse era el mismo de Chuquisaca y La Paz. Es así que después de los sucesos de Chuquisaca llegaron a Santa Cruz, con el propósito de expandir las ideas revolucionarias, el cruceño Dr. Antonio Vicente Seoane y el Dr. Juan Manuel Lemoine y formaron un partido que integraron también el padre José Andrés Salvatierra, el coronel Antonio Suárez y otros luchadores.

Cuando ya todo estaba listo, arribaron el emisario Eustaquio Moldes de la Junta de Gobierno de Buenos Aires y D. Melchor Pinto de Cochabamba, estallándose de esta forma el primer pronunciamiento cruceño por la independencia.

“El movimiento estalló la tarde del 24 de septiembre de 1910, con el amotinamiento de las milicias, la destitución del gobernador, Pedro José Toledo Pimentel y el llamado al pueblo para concurrir al Cabildo Abierto. Constituyéndose la Junta Gubernamental, así relata Hernando Sanabria lo sucedido ese día.

Ese 24 de Septiembre Santa Cruz celebraba el día de “Nuestra Señora de las Mercedes”, por lo que la mayor parte de los ocho mil habitantes que vivían en el pueblo estaba reunida en la Plaza de Armas celebrando esa festividad. La concentración de los cruceños fue aprovechada para convocar al Cabildo Abierto donde se determinaron las primeras acciones por la independencia.

Se conformó la Junta Gubernamental, compuesta por tres cruceños, el abogado Antonio Vicente Seoane, el sacerdote José Salvatierra y el coronel Antonio Suárez. También se acordó deponer a las autoridades despóticas del Rey de España y sustituirlas por criollos que traten con igualdad y justicia a todos los pobladores; además de dar libertad a las autoridades realistas depuestas, siempre y cuando no atenten contra la nueva junta de gobierno, pudiendo éstas radicar y trabajar en el pueblo o regresar a España.

La primera medida de la Junta Gubernamental fue liberar a los esclavos negros del TAO y después redactar el Acta de Pronunciamiento del Cabildo Abierto.

Esta Junta Revolucionaria detentó el mando político de la Intendencia de Santa Cruz hasta octubre de 1811, fecha en que retorna a manos de los realistas.

EL PUEBLO TRANQUILO Y HOSPITALARIO QUE DECIDIÓ BUSCAR SU LIBERTAD

Hasta 1810 Santa Cruz de la Sierra no mostraba gran desarrollo, pues era un pueblo pequeño que tenía 11 calles y no más de diez mil habitantes entre españoles, mestizos, indios y negros. Las calles eran completamente de tierra y llena de curichis y espesos montes, tanto que hasta el arroyo Pari atravesaba la ciudad, tenía su cauce por donde hoy es la avenida Cañoto sobre el primer anillo de circunvalación. La gente no contaba con agua potable y utilizaba el agua de este arroyo, por lo tanto era normal ver a las aguateritas llevar sus cántaros en la cabeza.

Algunos optaban por tener sus propios paúros para poder beber agua limpia y fresca.

Las viviendas eran edificadas con paredes de barro, techos de palmas de motacú. Sin embargo, algunas eran levantadas con adobes, cubiertas de tejas y con corredores de alas anchas sostenidas por pilares gruesos, es decir la arquitectura maciza con galería delantera y también en el interior.

La ciudad estaba organizada en cuadrantes, por manzanos, pues esa era una ley de España. La plaza estaba en el centro y era espaciosa, al frente estaba la Catedral que tenía una construcción rústica, también existía una pequeña capilla que llevaba por nombre Misericordia, donde ahora es la parroquia Jesús Nazareno. El convento de La Merced estaba ubicado frente a la plaza, donde actualmente tiene sus oficinas el rectorado de la Universidad Autónoma Gabriel René Moreno.

Los pobladores eran muy hospitalarios y confiados, por lo tanto se sentaban en los corredores y los niños jugaban en las calles sin temor. Era un pueblo alegre, todos se conocían. En el siglo XIII habían alrededor de diez mil habitantes. 4.303 españoles -se llamaba a todos los blancos-, 1.376 mestizos, 2.638 cholos, 2.111 indios y 150 negros.

Entre los productos que cultivaban estaba la caña, maíz, arroz, café, urucú y yuca. Tenían una gran producción de azúcar negra y miel de abeja.

Las disposiciones reales de ese entonces disponían la adjudicación con título legal a cualquiera que lo solicitase; pero los hacendados cruceños jamás se preocuparon de obtener dicho título.

El cabildo funcionaba con dos alcaldes ordinarios, y cuatro regidores. Ellos eran elegidos por el vecindario mediante voto emitido públicamente, el primer día de cada mes. Sin embargo, había un gobernador que era impuesto por el Virrey. Dependía directamente de la corona española, a quien se le rendía cuentas de todos los movimientos. Había un comandante de armas encargado del reclutamiento, instrucción y mando de las tres o cuatro compañías de milicianos que guardaban la ciudad. Los ciudadanos vivían así hasta que el 24 de Septiembre de 1810 se da el primer paso hacia la liberación del yugo español.
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