Ofrendas, miniaturas y tortas para celebrar el solsticio de verano en Bolivia
Dentro del templete, un grupo de "amautas" o sabios aimaras preparó las ofrendas que incluyeron fruta, dulces de distintas formas, plantas medicinales, incienso, resinas aromáticas vegetales y grasa de llama.
Dentro del templete, un grupo de "amautas" o sabios aimaras preparó las ofrendas que incluyeron fruta, dulces de distintas formas, plantas medicinales, incienso, resinas aromáticas vegetales y grasa de llama.
Un ritual ancestral con ofrendas para la Pachamama o Madre Tierra, una pequeña feria de miniaturas y una enorme torta en forma de "illa", una deidad andina que trae la prosperidad, fueron parte de un festejo para celebrar el cambio de ciclo a partir del solsticio de verano austral en Bolivia.
El evento denominado "Ispalla Illa Phaxi, tiempo de fertilidad" fue organizado por la Secretaría Municipal de Culturas y se realizó este martes en la plaza Tejada Sorzano de La Paz, donde se luce una réplica de un templete semisubterráneo de la cultura tiahuanacota.
Dentro del templete, un grupo de "amautas" o sabios aimaras preparó las ofrendas que incluyeron fruta, dulces de distintas formas, plantas medicinales, incienso, resinas aromáticas vegetales y grasa de llama, que luego se colocaron sobre altares de leña a los que después se les prendió fuego.
Los "amautas" recitaron oraciones en aimara para pedir prosperidad y buenos augurios para la ciudad, cuyo alcalde, Iván Arias, participó en el ritual junto al secretario de Culturas, Rodney Miranda, y otros funcionarios municipales.
"La cosmovisión andina marca una serie de rituales como éste y hoy la importancia es justamente el inicio de este nuevo ciclo" agrícola, dijo Miranda a Efe.
Según el funcionario, el ritual se hizo para "recargar energías" e iniciar oficialmente las actividades hacia la próxima Alasita, la feria de los deseos en miniatura que fue declarada en 2017 Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad por la Unesco y que está vinculada con el solsticio de verano.
Miniaturas y pastel
La Alasita, que significa "cómprame" en aimara, es una de las tradiciones más antiguas de la cultura andina, cuando los paceños bendicen al mediodía del 24 de enero las miniaturas que representan sus aspiraciones y deseos.
La fiesta celebraba en su origen el solsticio de verano austral el 21 de diciembre, con miniaturas que se colocaban a la deidad para que a lo largo del año los deseos que representan se convirtieran en realidad.
Los historiadores bolivianos refieren que la celebración fue trasladada de diciembre a enero en 1873 por orden del entonces gobernador de La Paz, el español Sebastián Segurola, para conmemorar la victoria de los suyos ante una sublevación indígena liderada por el caudillo indígena Tupac Katari y en honor a la Virgen de Nuestra Señora de La Paz.
Como preámbulo de esta fiesta, en las afueras del templete semisubterráneo se montó una pequeña feria con una muestra de algunas miniaturas y artesanías características de la Alasita paceña, como muebles, alcancías, ropa y pequeñas figuras de animales y personajes del belén hechas de cerámica.
No faltaron otros sectores tradicionales, como la venta de plantas ornamentales o la de comidas, donde resaltó la oferta de pequeños anticuchos, unas brochetas con trozos de corazón de res que se asan en pequeñas parrillas y se sirven con patatas calientes y una "llajua" o salsa picante de maní.
Los protagonistas son los socios de la Federación Nacional de Artesanos y expositores de la Feria de Navidad y Alasitas (Fenaena), algunos acompañados por sus hijos que ofrecían entusiastas las miniaturas.
Los artesanos más antiguos agrupados en el sector Decanos obsequiaron al alcalde Arias un belén en miniatura con diminutas figuras hechas de plomo por Lionel Guzmán.
En contraste, un grupo de chefs presentó una "illa" gigante hecha de pastel cubierto con fondant de color gris.