Científicos de la Universidad de Yale logran recobrar la circulación sanguínea en todo el cuerpo de los cerdos tras su muerte
En Estados Unidos, científicos, logran recobrar las funciones celulares y de algunos órganos tras la muerte de un cerdo.
En Estados Unidos, científicos, logran recobrar las funciones celulares y de algunos órganos tras la muerte de un cerdo.
Un equipo de científicos de la Universidad de Yale (Estados Unidos) desarrolló una novedosa tecnología. Suministra un líquido protector de las células; está diseñado especialmente para los órganos y tejidos.
Con esta nueva tecnología llamada OrganEx, una máquina que imita las funciones vitales del corazón y de los pulmones, los científicos lograron recobrar la circulación sanguínea en todo el cuerpo de los cerdos y otras funciones celulares.
A los pocos minutos del último latido del corazón, inicia la destrucción de las células y los órganos del cuerpo, desencadenada por la falta de flujo sanguíneo, oxígeno y nutrientes.
Pero la tecnología desarrollada ha permitido que este fallo celular masivo y permanente no se produzca tan rápidamente.
Los hallazgos podrían ayudar a prolongar la salud de los órganos humanos durante la cirugía y a ampliar la disponibilidad de órganos de donantes, aseguran los autores.
Según explican los científicos, sobre el estudio publicado recientemente en la revista “Nature”, además de ayudar a extender la salud de los órganos humanos durante una cirugía y ampliar la disponibilidad de órganos de donantes, la tecnología es un camino potencial hacia la recuperación integral de órganos post mortem, incluyendo al cerebro humano.
Es decir que, si se logran restaurar ciertas funciones celulares el el cerebro muerto, se podrían recuperar prácticamente todas las funciones del organismo después de la muerte de este.
La investigación se basa en un proyecto anterior dirigido por Yale que restauró la circulación y ciertas funciones celulares en el cerebro de un cerdo muerto con una tecnología llamada BrainEx. Publicado en 2019, el estudio fue dirigido por el laboratorio de Nenad Sestan de Yale, el profesor de neurociencia Harvey y Kate Cushing, y profesor de medicina comparativa, genética y psiquiatría.
A pesar del gran avance que se logró, los especialistas aseguran que esta nueva tecnología aun no puede ser probada en humanos ya que requiere de muchos más estudios.
“Esto está muy lejos de usarse en humanos (…), el proceso requerirá mucho más estudio antes ser contemplado para las personas”, dijo Stephen Latham, director del Centro Interdisciplinario de Bioética de Yale.
El estudio recuerda a un experimento realizado a principios de este año en el que se trasplantó un corazón de cerdo modificado genéticamente a un hombre de 57 años, en esta ocasión se consiguió alargar la vida del paciente terminal dos meses más.